18 de agosto de 2012

TRAS LOS PORTALES DE MIRNA JAD





                            

En el Santuario Interior


La procesión se detuvo en el umbral del templo. [1] La Esenia de Magdala (así se dio a conocer) abrió el portal con su voz. Su túnica, de un verdor indefinible, se expandió dentro de cada uno. Son treinta y son uno solo, dijo su eco contra las esferas concéntricas en que se multiplicaba la morada. Sabemos que vienen a sanarse de los falsos males de su carne… “Sí – la interrumpí -, a curarnos venimos…” Desde el centro de una espiral iridiscente, replicó con compasión contagiosa: De una única enfermedad podrán sanarse en Mirna Jad… La de no ser quien verdaderamente son… Y el fulgor de su presencia se desvaneció delante de nuestra conciencia… Nunca pude recordar las trémulas preguntas que le hice. Sí, la tersa música de sus vórtices, desatados como hebras del vacío y durante sólo un instante, paso a paso, guiando nuestra subida según los siete escalones de la grada…[2]




Transmutación




[3]

El viento arrecia,
y el árbol florecido
no echó raíces.
Te debes, como él,
tus frutos malogrados…



II

Eres tu espejo.
Quien mira y es mirado.
Eres tu espía.
No te serás infiel.
No desearás a otro…
                                                                                                                         


III

Cruzar el puente:
Un… dos… tres… Y quemarlo.
En el vacío.
Soltarse de las cuerdas.
Y arder, arder al sol…



IV

Años allí.
Es tan triste la celda,
y tan segura…
Es peligroso amar,
hacer girar la llave…
                                                                                                                          


V

 babalbuciendo
El tímpano de Dios.
Dile la Sílaba.
Él no te entiende
el no sé qué que quedas…



VI

¿Hay alguien fuera?
¿Quién apagó la lámpara?
Dios siguió viaje.
¿Qué haré por siempre a solas
con mis fantasmas grises?
                                                          
                                                               

VII

Todo ha acabado.
Ya entregué el Universo.
¿Qué falta dar?
Tú faltas, esos mil
pétalos de tu loto…







Consumación [4]




I


Dejarnos ser,
y, no queriendo nada,
poderlo todo…
Amar y respirar.
Servir sin darnos cuenta…



II

Somos las hélices
de un sueño de fractales,
granos de tiempo,
acorde, eco y tímpano,
 cero y eternidad…




III

Todo ha pasado.
Vacío y Plenitud.
¿Y el Universo?...
Una ronda de niños
retornando al Origen…





Mirna Jad… Mirna Jad…
¿Qué más debemos, Padre, confesártenos?
¡Qué más debemos, Madre, entregárnoste?
Mirna Jad… Mirna Jad…
Mirna Jad…[5] 




GUSTAVO ARITTO
©2012 - Reg. Prop. Intelectual - Rep. Arg.












[1] Mirna Jad es el nombre de un centro intraterreno suprafísico someramente localizado en el nordeste de Brasil, expandiéndose desde el territorio de Minas Gerais. De energías extremadamente sutiles, su actividad es relativamente “nueva”, operando como irradiador del centro-madre Miz Tli Tlan. Actúa donde no existe el espacio ni el sentido sucesivo del tiempo, bajo leyes superadoras de las que rigen la tridimensionalidad. El contacto con Mirna Jad, donde se trabaja específicamente sobre la estructura molecular y la decadencia y enfermedad en todos los cuerpos, exige la previa implantación del nuevo código genético en el hombre y un muy alto grado evolutivo. Su comunidad tiene origen esenio, la secta de iniciados que iluminaron los Rollos del Mar Muerto, cuya autoría se les atribuye. Es ante todo su conocimiento de la sanación natural lo que en ella se recoge (el nombre “Jad” parece encerrar la noción de “cura”). José Trigueirinho describe el Santuario como un conjunto de esferas concéntricas y un medio dominado por las vibraciones sonoras y cromáticas, que, junto con las plantas y las gemas sirven de fuentes terapéuticas. Este aspecto de su operatividad la une a Aurora, inframundo bajo la superficie del territorio uruguayo.

[2] Los siete textos siguientes son una suerte de “glosa” a los siete vórtices etéreos conocidos como “chakras” humanos. Cada poemita revela una señal de bloqueo o disfunción de algún aspecto específico de cada centro energético, recorridos todos por la “serpiente ígnea” del Kundalini. Respectivamente: I. Raíz o Base (MULADHARA = ‘raíz / fundamento’); II. Sexual o Esplénico (SWADHISTHANA = ‘dulzura’); III. Plexo solar (MANIPURA = ‘gema brillante’); IV. Corazón (ANAHATA = ‘intacto’); V. Garganta o Lanríngeo (VISHUDA = ‘purificación’); VI. Frontal o “Tercer Ojo” (AJNA = ‘saber / percibir’); VII. Corona (SAHASRARA = ‘multiplicado por mil’). Los siete chakras (sistema hoy en precipitada evolución regida por el reordenamiento del llamado "consciente derecho": el centro - hemisferio cerebral derecho, el centro cardíaco derecho y el plexo cósmico, que están reabsorbiendo la energía del sistema aún vigente) se corresponden con la descripción que el ocultista brasileño hace del templo de Mirna Jad: gradas de siete escalones; los tres primeros niveles abocados a la sanación del cuerpo físico, y los cuatro restantes a los planos humanos más sutiles.

[3] Los poemas responden a la forma japonesa del tanka (o waka), con su esquema métrico más común: 5-7-5 (= verso “pivote”) – 7 -7, y versos blancos.

[4] El llamado “consciente derecho”, región de la conciencia que expresa atributos y facultades supramentales, se manifiesta en el hombre por medio de un circuito energético que va sustituyendo paulatinamente al antiguo sistema de chakras. Está compuesto por tres vórtices y dos centros supraluminares. Dichos vórtices son: el PLEXO CÓSMICO (que aúna reconfigurados los chakras inferiores: Raíz, Esplénico y Plexo solar), que expresa el tanka I; el CENTRO CARDÍACO DERECHO (donde convergen funciones del actual chakra Cardíaco y parte del Plexo solar), que halla expresión en el tanka II; y el CENTRO CEREBRAL DERECHO (que sintetiza transmutados los actuales chakras Laríngeo, Frontal y Corona), aquí evocado en el tanka III. Las vibraciones del centro planetario de Miz Tli Tlan (cuyo distintivo cromático es el amarillo) interactúan con el primero (por el 1er Rayo: Voluntad y Poder); las de Erks (azul profundo), con el segundo (3er Rayo: Actividad Inteligente); y las de Aurora (violeta), con las del tercero (2° Rayo: Amor-Sabiduría). Consecuentemente, el “nuevo hombre” acuariano manifestará, según la activación de esos respectivos dispositivos energéticos: 1) determinación, paciencia, liderazgo impersonal, paciencia e impasiblidad; 2) discernimiento, telepatía superior, espontánea abstracción lógico-filosófica, dominio del tiempo, creatividad superior; y 3) comprensión compasiva del prójimo, entrega espontánea a la Fuente original de la Vida, desapego y amor impersonal. Las peculiaridades de los dos centros supraluminares nos son aún desconocidas. 


[5] Una oración canónica (equivalente al Padre nuestro) de la hermandad esenia invoca “Padre Cielo, Madre Tierra”. Aparte de ello, “… entregártenos… entregárnosle…” (sic).

Imagen al pie extraída del blog:
http://kanal2012.blogspot.com.ar/2011/07/centros-intraterrenos.html


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