Los druidas y los
poetas visionarios [1]
Por
Caitlín y John
Matthews
"El
nombre druida (irlandés drui, galés derwydd) deriva, en última instancia, de la raíz del sánscrito veda, ver o conocer. Está además
inextricablemente asociado al roble (irlandés daur, galés derw, y galo dervo). La tarea druídica era la
chamánica, que requería un conocimiento profundo y enciclopédico de las muchas
ramas de la sabiduría, el arte y la ciencia, y una habilidad para
interrelacionar las muchas dimensiones del otromundo. Los druidas, lo mismo
hombres que mujeres, actuaban como consejeros, filósofos, transformistas,
adivinos y magos de los soberanos. Entre los celtas, el precio del honor (un
tipo de seguro en forma de premio o recompensa a pagarse por insultar o
injuriar) de un druida era el mismo que el de un rey, que podía transmitir el
temor y el respeto en que se sostenían los druidas. Con acierto, los romanos
advirtieron que para vencer a los celtas debían primero inhabilitar a sus
intelectuales.
Tras
la invasión romana a Britania, el druidismo fue proscripto, las sedes druídicas
británicas sobre Anglesey fueron destruidas y gran parte de la red y la
práctica druídicas fue fragmentada. Sin embargo, Irlanda no sufrió una invasión
tal, y es por esta razón que las referencias literarias a la tradición druídica
de los celtas insulares son frecuentes en los textos irlandeses, aportando una
riqueza de material ausente en el material británico y el galo. Sus prácticas
druídicas continuaron en el marco de la organización de la cristiandad y más
allá de ella como la religión mayor en el siglo quinto.
En
Irlanda, la formación en el druidismo fue celular: un druida podía tomar un
puñado de estudiantes o sólo uno o dos. Los aprendices de un maestro particular
formaban ciertos linajes espirituales, estilos de enseñanza reconocibles y
destrezas prácticas – igual que los maestros budistas individuales en el Tíbet
eran responsables de fundar ciertos linajes u órdenes del budismo tibetano.
La
enseñanza no era diferente de la de los poetas (véase Capítulo 5) [2],
mediante la instrucción oral y el ejemplo práctico. Como ocurre con los
sistemas universitarios modernos, los estudiantes acudían por maestros versados
en habilidades de especialista, con frecuencia viajando largas distancias,
incluso al otro lado del mar, a fin de beneficiarse con su sabiduría; vemos
esto en el relato de Nede (véase ‘The Colloquy of the Two Sages’ - El coloquio
de los dos sabios – más abajo), quien se dirige a una famosa escuela en Alba
(Escocia).
A
través de todo el antiguo mundo calta, antes de que el cristianismo o la
conquista política entraran en los cálculos, había asambleas druídicas y
unidades de enseñanza o colegios posiblemente más grandes. Britania y Alba
parecen haber tenido una primacía formadora entre los países celtas, comoquiera
que estudiantes galos eran enviados para su formación a Britania, así como
estudiantes irlandeses viajaban a Alba. No sabemos la razón de esto, como
tampoco podemos entender del todo en qué medida los druidas de los celtas fueron
influidos o aprovecharon los saberes de las tradiciones chamánicas indígenas.
Es
difícil juzgar, en Briyania e Irlanda, la superposición de la tradición
chamánica indígena local y la práctica druídica ‘oficial’. Tenemos noticia del
druida nemediano, Miach, triunfando sobre los ‘druidas’ indígenas cortándoles
sus lenguas, silenciándolos así con efectividad. Esto debe ser visto como un
paradigma simbólico de lo que ocurrió cuando los pueblos celtas arribaron a
Irlanda: el silenciar a los líderes espirituales indígenas y el hurtar sus
lugares sagrados para uso de los invasores. Da igual que miremos a Tara o a
Jerusalén, este patrón se repite en todo el mundo.
Muchos
investigadores de lo indoeuropeo han señalado los cercanos paralelos entre el
druida y el sacerdote brahmín hindú, concluyendo que la corriente principal de
expansión de los celtas trajo la práctica druídica a Britania e Irlanda. Pero,
¿estaba ya establecido aquí un druidismo nativo?
Es
engañoso trazar un paralelo entre la llagada del druidismo celta a Britania e
Irlanda y la llegada del budismo al Tíbet. Cuando los misioneros budistas
penetraron en el Tíbet en el siglo séptimo de nuestra era, se encontraron con adeptos
chamánicos de la religión Bön-Po. Casi inmediatamente comenzó una síntesis
sutil mediante la cual el budismo adquirió un sabor particularmente tibetano.
Los elementos chamánicos de Bön-Po son aún discernibles en la práctica moderna
del budismo tibetano: el trance y la danza rituales; la incorporación de
espíritus Bön-Po como protectores del dharma
budista (deber religioso [3]);
una comprensión compleja, exacta y práctica de los mundos internos y una
habilidad para transladarse o mediar.
Y
de paso, en un paralelo peculiarmente resonante del destino del druidismo
británico en el año 64 d. C., los discípulos del budismo tibetano sufrieron un
severo pogrom intelectual y
espiritual cuando China invadió el Tíbet en 1950. La destrucción masiva, la
tortura y la persecución de monjes, monjas y maestros budistas, puede ayudarnos
a captar la tribulación de los druidas británicos bajo el pie de los romanos.
En tiempos tales, la memoria es velozmente erradicada o guardada con
prepotencia y en secreto.
Es
posible que los tempranos aprendices chamánicos y druídicos fuesen incorporados
en el druidismo céltico de una manera similar a la incorporación de los
elementos Bön-Po en el budismo tibetano. Parece poco probable que no hubiese
habido intercambio de saber. Incluso bajo el dominio religioso romano, en
santuarios incorporados al uso romano-británico, se alentó a los guardianes
indígenas a continuar con sus importantes deberes. Fueron las redes druídicas
nacionales y regionales las que fueron permanentemente inhabilitadas.
Bajo
el dominio cristiano, los druidas irlandeses encontraron que sus prácticas se
volvían menos corrientes y, aun cuando algunos disfrutaron del patronazgo real
individual bajo soberanos paganos, a la mayoría le resultó más fácil mantener
el estatus y el poder haciéndose ellos mismos clérigos. La práctica
celto-cristiana de clérigos casados con derechos sucesorios, paralela a la
práctica druídica irlandesa, parece confirmar tal noción.
El
declive del druidismo entre los celtas no excluye a aquellos disidentes que
siguieron con la práctica y la enseñanza. Mog Roith es un ejemplo de primera
línea. A partir de la evidencia irlandesa, queda claro que fragmentos aislados
de práctica druídica permanecieron firmemente enclavados en las enseñanzas
bárdicas de los poetas visionarios.
Los
escritores clásicos dan conflictivos testimonios de las divisiones de los
druidas, poetas y videntes. Durante el período insular céltico anterior a la
conquista romana, hallamos el druida, el ovate (fáith en Irlanda) y el bardo (fili
en Irlanda). A medida que el tiempo, la conquista y los cambios religiosos
cobraron sus víctimas, esos tres roles se volvieron menos definidos, tendiendo
a superponerse más y más. Consideremos sus definiciones originales.
El
druida era el diestro en la interrelación de los mundos visibles e invisibles,
especialmente para ordenar las pautas políticas y sociales de la vida; él (o
ella) puede haber tenido las habilidades adicionales de vidente, juez, poeta,
profeta o filósofo. El druida asiduamente tenía un carácter sacerdotal,
Brahmín, en tanto árbitro de la rectitud social.
El
rol del ovate o fáith era el de
profeta, adivino y sacrificador. El nombre puede derivar de la raíz indoeuropea
uat, ‘estar inspirado o poseído’. El
ovate es definido por Estrabón como un ‘intérprete de la naturaleza’. La misma
raíz subyace a los nombres Odín y Wotan. Los ovates trabajaban en íntima
asociación con los druidas entre los celtas continentales, pero raramente se
alude a la tarea de sacrificador en la tradición insular, donde las virtudes
proféticas y adivinatorias eran prominentes.
Bardo es una palabra que debe ser
claramente contextualizada ya que puede significar una variedad de cosas. En
Irlanda, un bardo podía suponer el tipo más rasposo de artista animador y es
definido por el Crith Gablach como ‘un tipo sin formación fiable salvo su
propio intelecto’. A los poetas profesionales se los llamaba fili, habiéndose sometido al menos a un
entrenamiento de doce años en poesía, prosodia, versificación y la ardua
memorización de relatos tradicionales. En el octavo año de aprendizaje, se
enseñaban las artes de invocación profética y la búsqueda del conocimiento
chamánico. Sólo aquellos que alcanzaban las alturas de su profesión eran
depositarios del título de ollamh,
más o menos equivalente a un doctorado universitario muy avanzado en lenguas.
En
Britania, los bardos eran poetas, con gradaciones variables de habilidad. En la
cima final estaba el pencerdd o poeta
principal, quien había ganado su sitial gracias a al dominio de sus
destrezas; su rango estaba a la par del de un oficial de la corte. En el
nivel más bajo estaba el clerwer o
ministril, que, al igual que el bardo irlandés, no sería sujeto a ninguna casa
real.
Probablemente
los bardos y los poetas fueron en su origen cantantes de encomios, pero, con la
erosión de los roles druídico y de vate, la clase poética asumió cualificaciones druídicas y de vate en su función social. Las artes proféticas del poeta se
examinarán con más detalle en el capítulo siguiente. La clase de los fili estuvo probablemente siempre
preocupada por las labores de inspiración o awen
de un modo con frecuencia entregado al frenesí y al mal de amores. Demasiada
inspiración acarrea locura divina, como en los casos de Merlín y Suibhne.
La
inspiración era y es un pasaje entre los mundos sin el cual este mundo se torna
un páramo aburrido. En el trabajo de Taliesin, las imágenes de fuentes y agua
que corre abundan, y él canta líricamente de la Amante de Awen, Ceridwen. En The Colloquy of
the Two Sages, entre Nede y Ferchetne, vemos la misma preocupación por el
fluir de la inspiración, esta vez dirigida a Boann, la Amante del Boyne, la
fuente mística de fervor poético. En The
Three Cauldrons of Inspiration (Los tres calderos de la inspiración),
descubrimos la fuente de la inspiración y cómo su flujo puede dispensarse de un
modo equilibrado. Pero comenzamos este capítulo conun estudio de Mog Roith y su
hija como druidas arquetípicos.”
Del libro de Caitlín & John Matthews, The Encyclopedia of Celtic Wisdom, Part II. Vision Poets, Druids and Shamanic Guardians / Chapter 7. "Druids and Vision Poets", Barnes & Noble, New York, 1994, págs. 185-188. Traducción del inglés: Gustavo Aritto (2012).
[1] “Vision poets” reza el texto en
inglés. Entiéndase el castellano “visionario”, no en su mera acepción literal (que
adjetiva y nombra a ‘el que, en fuerza de su fantasía exaltada, se figura y
cree con facilidad cosas quiméricas’ – diccionario de la RAE), sino como
denotando la capacidad de experimentar y transmitir fenómenos
multidimensionales, de videncia, de adivinación, de influencia mágica sobre el
mundo físico. (G. A.)
[2] Titulado Initiations
(Iniciaciones) y que trata textos en torno a la figura de Finn. (G. A.)
[3] El concepto de dharma
(de raíces hindúes, como el de karman)
es mucho más abarcador y polifacético que lo que expresa esta estricta
aclaración de los autores, incluso aceptado en este contexto puntual. (G. A.)
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