Alquimia
y mutación
Interlocutor P: Estaba
pensando si valdría la pena discutir la antigua actitud hindú hacia la alquimia
y la mutación, y ver si los descubrimientos de la alquimia tienen alguna
relación con lo que usted expresa. Es significativo que Nagarjuna, uno de los
grandes sostenedores del pensamiento budista, fuera él mismo un maestro
alquimista. La búsqueda de la alquimia en la India no estaba dirigida tanto a
la transmutación de los metales básicos en oro, como a una investigación dentro
de ciertos procesos psicofisicos y químicos en los cuales, a través de la
mutación, el cuerpo y la mente podían verse libres de los estragos del tiempo y
de los procesos de la decadencia. El campo de investigaciones incluía el
dominio de la respiración, la participación de un elixir preparado en el
laboratorio ‑una sustancia en la que el mercurio desempeñaba un papel fundamental-,
y la descarga de una explosión en la conciencia. La acción de los tres
elementos lleva a una mutación del cuerpo y de la mente. El simbolismo usado
por el alquimista era sexual; el mercurio era la simiente masculina de Shiva,
la mica la simiente de la diosa; la unión de ambos, no sólo físicamente y en
los crisoles del laboratorio sino en la misma conciencia, daba origen a la
mutación, un estado libre del tiempo y de los procesos de envejecimiento, un
estado que no tenía relación con los dos elementos que en unión total habrán
desencadenado la mutación. ¿Está esto de algún modo relacionado con lo que
usted dice?
KRISHNAMURTI: ¿Usted pregunta acerca del estado de
conciencia que no pertenece al tiempo?
P: En todo
individuo uno puede ver cómo operan el elemento masculino y el femenino. El
alquimista veía la necesidad de la unión, de un equilibrio. ¿Hay alguna validez
en esto?
KRISHNAMURTI: Pienso que esto puede observarlo uno en
sí mismo. A menudo he observado que en cada uno de nosotros están operando los
elementos masculino y femenino. O se hallan en un estado perfecto de equilibrio
o están en desequilibrio. Cuando existe este equilibrio completo entre lo
masculino y lo femenino, el organismo físico nunca cae realmente enfermo; puede
que haya algún malestar superficial, pero en lo profundo no hay enfermedad que
destruya al organismo. Esto es lo que probablemente han buscado identificándolo
con el mercurio y la mica, el macho y la hembra, y tratando a través de la
meditación, del estudio y quizá mediante algún tipo de medicina, de producir
esta armonía perfecta. Uno puede ver claramente en sí mismo cómo operan lo
masculino y lo femenino. Cuando lo uno o lo otro se vuelven exagerados, el
desequilibrio produce enfermedad; no dolencias superficiales sino enfermedad en
las profundidades. Personalmente he notado en mí mismo bajo diferentes
situaciones y climas, con distintas personas agresivas, violentas, cómo lo
femenino toma posesión y se vuelve dominante. Este dominio de lo femenino lo
utiliza el otro para afirmarse a sí mismo. Pero cuando alrededor de uno hay
demasiada femineidad, lo masculino no se torna agresivo sino que se retira sin
ninguna resistencia.
S: ¿Qué son los
elementos femenino y masculino?
KRISHNAMURTI: Lo masculino es generalmente lo agresivo,
lo violento, lo dominante; y lo femenino es lo tranquilo, que generalmente se
toma por sumisión y entonces es explotado por el hombre. Pero la sumisión,
entendida como la cualidad de lo femenino, es en verdad delicadeza que
gradualmente conquista al otro. Cuando lo masculino y lo femenino están en
completa armonía, cambia la cualidad de ambos. Ya no es más lo masculino o lo
femenino. Es algo por completo diferente con relación a lo que se considera
como masculino y femenino. Lo masculino y lo femenino como lo positivo y lo
negativo, son dualísticos a causa de su misma naturaleza, mientas que el
completo equilibrio, una armonía de ambos, tiene una cualidad diferente. Ello
es como la cualidad de la tierra en la que todo vive pero no es de la tierra.
He notado con mucha frecuencia este modo de operar. Cuando la totalidad de la
mente se sale de lo físico y del medio circundante, es como si estuviera muy
lejos; muy lejos no en el espacio y en el tiempo, sino que se trata de un
estado al que nada puede afectar. Este estado no es una abstracción ni un
apartarse del mundo, sino un absoluto estado interno de no-ser. Cuando tiene
lugar esta perfecta armonía debido a que no hay conflicto, ella tiene su propia
vitalidad. No destruye lo otro. Así que el conflicto no está sólo en lo externo
sino también en lo interno, y cuando este conflicto cesa completamente, hay una
mutación que no es afectada por el tiempo.
P: El
alquimista llamaba a esto el nacimiento de Kumara, el niño mágico; aquél que
nunca envejece, que es por completo inocente.
KRISHNAMURTI: Eso es muy interesante. Pero la
alquimia se ha convertido en un sinónimo de tantísima magia falsificada...
P: Pero los
alquimistas los maestros que eran conocidos como los rasa siddhas ‑los portadores de la esencia-, afirmaban
que aquello que describían lo habían visto con sus propios ojos, que lo que
relataban no era de oídas ni había sido dictado por un maestro. Hay otro factor
de interés; en la alquimia se ha prestado mucha atención al instrumento ‑el
vaso-. La ciencia de la metalurgia se desarrolló a partir de esto ‑uno de los
vasos o yantras era conocido como el garbha
yantra, el vaso matriz. Es una palabra
clave de la alquimia. ¿Existe una cosa tal como la preparación de la matriz de
la mente?
KRISHNAMURTI: En el momento en que usted usa la
palabra preparación, eso significa un proceso en el cual esta envuelto el
tiempo.
P: Los
alquimistas también eran conscientes de que en el punto de mutación, de
fijación del mercurio, de nacimiento de lo intemporal, no estaba involucrado el
tiempo.
KRISHNAMURTI: No use la palabra preparación.
Pongámoslo de este modo: ¿Es necesario un estado, un trasfondo, un vaso que
pueda contener esto? Yo diría que lo es, porque cuando descubrieron al niño
Krishnamurti, las personas que se suponía eran clarividentes para ese entonces,
vieron que él carecía de la cualidad del yo, y que por lo tanto era digno de
ser el vaso. Y pienso que él ha permanecido así durante toda su vida.
S: Puede que
eso sea así, pero ¿qué hay con respecto a las personas corrientes como
nosotros? ¿Es éste un privilegio concedido a unos pocos, muy pocos, uno en mil
años o más, o ello puede ocurrir con personas que se interesan en todo esto,
que están entregadas a esto, que son verdaderamente serias en su investigación?
KRISHNAMURTI: Ciertos factores físicos y algunos
estados psicológicos son necesarios. Físicamente tiene que haber sensibilidad.
La sensibilidad física no puede tener lugar cuando se fuma, se bebe, o se come
carne. La sensibilidad del cuerpo debe conservarse; eso es absolutamente
esencial. Tradicionalmente, un cuerpo así permanece en un lugar, sustentado por
los discípulos, por la familia. No se le expone ni se le somete a sacudidas.
¿Puede un hombre que es muy
serio con relación a todo esto, tornar altamente sensible a un cuerpo que ha
pasado por los normales efectos embrutecedores? ¿Y lo mismo con una psique que
ha sido herida por la experiencia? ¿Puede ella eliminar todas las heridas y
cicatrices, y renovarse a sí misma de modo que haya un estado en el cual no
exista lesión alguna? Estas dos cosas son esenciales: la sensibilidad y la
psique son cicatrices. Yo pienso que esto puede lograrlo cualquier persona que
sea realmente seria.
Ya ve usted que la matriz está
siempre lista para concebir. Ella se renueva a sí misma.
P: Como la
tierra, la matriz tiene esa cualidad intrínseca de la renovación.
KRISHNAMURTI: Pienso que la psique tiene exactamente
la misma cualidad.
P: Cuando la
tierra se halla inactiva y la matriz está quieta, en ambas existe esa capacidad
intrínseca de renovación.
KRISHNAMURTI: La tierra, la matriz y la mente son de
la misma cualidad. Cuando la tierra descansa y la matriz está vacía y en la
mente no hay movimiento alguno, entonces tiene lugar la renovación. Cuando la
mente está por completo vacía, es como la matriz: pura para renovarse, para
recibir.
P: Este es
entonces el vaso, el receptáculo.
KRISHNAMURTI: Si. Este es el vaso, pero cuando usted
emplea las palabras vaso y receptáculo, tiene que ser sumamente cauto.
Esta cualidad intrínseca de la
mente para renovarse a sí misma, puede ser llamada eterna juventud.
P: Se le conoce
como kumara vidya.
KRISHNAMURTI: ¿Qué es entonces lo que envejece a la
mente? Es obvio que la mente envejece debido al movimiento del yo, del ego.
P: ¿Desgasta el
ego las células?
KRISHNAMURTI: La matriz está siempre lista para
recibir. Tiene la cualidad de purificarse a sí misma todo el tiempo, pero la
mente que está cargada con el ego ‑la fricción es ego-, carece de espacio para
renovarse a sí misma. Cuando el ego está tan ocupado consigo mismo y con sus
actividades, la mente no tiene espacio para renovarse. De modo que el espacio
es necesario tanto para lo físico como para la psique. ¿Cómo concuerda esto con
la alquimia?
P: El lenguaje
que ellos emplean es diferente. Ellos hablan de la mutación a través de la
unión.
KRISHNAMURTI: Todo eso implica esfuerzo, fricción.
P: ¿Cómo lo
sabe uno?
KRISHNAMURTI: Si ello implica cualquier tipo de
proceso, cualquier forma de realización, entonces implica esfuerzo.
Nueva Delhi
14 de diciembre de 1970
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Diálogo
extraído de J. Krishnamurti, Tradición y revolución (título
original: Tradition and Revolution, London, 1972), 2;
Edhasa, Barcelona, 1978.Versión castellana: Armando Clavier.
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