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A propósito de este maravilloso misterio y su revelación a la humanidad actual en el planeta, y por completo ajeno a la organización de esta magnífica convocatoria de la radio Mantra FM, de Buenos Aires, copio abajo el poema que escribí y publiqué en 2008 movido por este acontecimiento, incluido entonces en LA ESPIRAL DE FUEGO. Siete palimpsestos del caos:
DE REGRESO EN KAYONA [1]
Unless thou hearest, thou canst not see. [2]
Mme H. P.
Blavatsky, The Voice of the Silence
No hay mirada en
sus ojos, sólo entreabierto grito.
Mamá no oyó, fue
inútil, y ahora yace en el hielo.
Desde un sueño de
cuarzo, caminante del cielo [3],
tu olifante aún
nos llama a un combate infinito.
Pero estamos
cansados, nos pesa nuestro escudo.
A unos mata la
sed, a otros, el pensamiento.
Ellas mienten sus
partos donde las rapte el viento:
nunca sabremos
quién falsificó el primer nudo…
Hacia el Este [4]
el ocaso reclama la ballena
que a la noche de
Orión nos devolvió: ¿No sientes
la hélice de un
eco que IÓN… IÓN… IÓN… resuena?…
Del rajado
glaciar del tiempo y sus despojos
resurgirán la
blanca pirámide y las fuentes,
el Portal sin Guardianes, el amor sin
cerrojos…
GUSTAVO ARITTO
[1] Kayona es el nombre de la mítica ciudad que pasa por ser la primera
sociedad humana en el planeta. Habiendo florecido en tiempos anteriores a
Lemuria, su declinación fue aparentemente un eco de la de la Atlántida y sus
beligerancias. Su ubicación originaria coincide con los contornos
sudamericanos, habiendo sufrido una inmersión bajo el casquete antártico a
causa de la destrucción del quinto planeta Maldek y la consecuente conmoción
del eje terrestre. La llamada Hermandad Blanca fue su regente tras la época de
Guardianes galácticos provenientes de la Nebulosa de Orión. Una pirámide blanca
era el templo central, y la paz y el amor la constituían como sociedad; una
tradición la hace asimismo refugio de la Piedra Esmeralda llegada a la Tierra
con la memoria universal, que la civilización cristiana asimilaría como el
Santo Grial. Por otra parte, se la considera depositaria del duodécimo Disco Solar, fragmentos del patrón
primigenio de calibración del tiempo en la Galaxia, cuya sede primitiva fue el
desierto de Gobi y cuyo escondite actual quiere localizarse en el "lago" Paititi
(Perú). Ión es el mantram transmitido como activador del disco de
Kayona. El despertar conjunto de los trece patrones pondrá término a la era
conocida como Encantamiento del Sueño que los mayas profetizaron hacia 2013.
[2] “A menos
que escuches, no podrás ver.”, en La Voz del Silencio, I.
[3] Caminante del cielo (BEN): Sello
solar en el Calendario Maya de las 13 Lunas perteneciente a la primitiva raza
roja. Gobernado por Marte y regido por el chakra del plexo solar, es un pilar
de luz en expansión cósmica, canal cielo-tierra, conector universal y luchador
afanado por la armonía y la paz. Está dotado de una mente extremadamente
sensible a los mensajes interdimensionales y de un espíritu orientado a la
creación conjunta de futuro de renovación.
[4] La puesta
del sol por el este es uno de los hechos catastróficos debidos a la destrucción
de Maldek, y la cosmología ocultista lo registra como una metáfora de la ya
mencionada conmoción del eje terrestre.
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