"Volviendo, una vez más, de los confines de ese jardín mutante que imaginamos nuestro... de juntar, para otra fogata a solas, las hojas muertas de un
árbol que no estuvo ahí jamás... "
“Cada
tanto el mundo se asoma por mi ventana. Se lo ve más y más triste y vencido por los años, ansioso seguramente por saber si hay afuera alguna esperanza…”
“En mi amada patria había un
puerto, y una bruma cargada de sal, de alucinaciones y de lujuria guardaba sus
largas noches nórdicas.
Una leyenda de
tiempos de los dioses cuenta que un conjuro hizo de él una trampa:
cualquiera podría partir de su embarcadero, pero ningún pescador,
ni el más avezado navegante
podrían avizorarlo jamás.
Como tantos
otros,
un día quité amarras a mi bote
(hecho en la reumática fábrica de mis
manos).
He sido desde entonces
un náufrago incesante, un prisionero menos en la tierra…”
"Me sentías del otro lado. Yo te sentía a tu. La maldición del tiempo y su vacío... Todo lo nuestro, latir y suspirar... ¿Recuerdas la noche en que, por fin, nos animamos a derribar el muro? ¿Puedes revivir aún aquel instante sagrado que nos reveló el secreto de que nunca había existido un solo motivo para encontrarnos?..."
“Preguntó el poeta:
-- Pájaro amigo, camarada fiel: Tú que retornas de ocaso en ocaso,¿sabes de algo de mí que aún perdure allá en la tierra?...
-- Pájaro amigo, camarada fiel: Tú que retornas de ocaso en ocaso,¿sabes de algo de mí que aún perdure allá en la tierra?...
-- Sí - respondió el pájaro -, el
silencio perdura… Y se desgarró en una llamarada de oro.”
Anton Heyboer
(1924, Sabang, Indonesia - 2005, Den Ilp, Holanda / Netherlands)
Gustavo Aritto
(Diciembre / 2013)
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