Las células cerebrales y la mutación
Interlocutor P: Hasta ahora no hemos tratado lo que parece ser la esencia de su enseñanza,
o sea: el problema del tiempo, el acallamiento de las células cerebrales y
aquello que ocurrió con los procesos que operaron en Krishnamurti. Pongo las
tres cosas juntas porque cuando uno observa el movimiento horizontal del tiempo
que es la vida de Krishnamurti, uno ve al niño nacido en la tradición brahmánica,
pasando por cierta preparación en la Sociedad Teosófica, recibiendo iniciación,
escribiendo algunos libros como La búsqueda y El sendero; libros en los
cuales la iluminación es considerada como un fin, como un punto fijo. En todos
estos primeros libros es de suponer que hay un estado que debe alcanzarse, y
que existe un gran esfuerzo en esa dirección. Súbitamente, en Krishnamurti
tiene lugar un cambio; él niega la salvación, niega la eternidad como un punto
fijo, y ase destruye el movimiento horizontal del tiempo como tal. ¿Qué es
entonces lo que ocurrió exactamente? Si nosotros pudiéramos comprender y ver
como a través de un microscopio qué le ocurrió a Krishnamurti, si pudiéramos
examinar qué sucedió con sus células cerebrales que contenían este movimiento
horizontal del tiempo, sería posible para nosotros comprender el tiempo y la
mutación en relación con las células cerebrales.
KRISHNAMURTI: Comprendo. ¿Comprende
usted, señor?
D: Sí
señor. Es una cuestión muy importante.
KRISHNAMURTI: Me pregunto si el
llamado movimiento horizontal no era un movimiento muy superficial y
condicionado. El joven repetía lo que le habían enseñado, y en determinado
momento hubo una ruptura ¿entiende?
P: No,
no entiendo. ¿Qué quiere decir un movimiento superficial de condicionamiento?
KRISHNAMURTI: Quiere decir que el niño
aceptaba, repetía, transitaba el sendero proyectado por la tradición y la
teosofía. Él lo aceptaba.
P: Todos
nosotros hacemos eso.
KRISHNAMURTI: Todos nosotros lo
hacemos en distintos grados. La pregunta es: ¿por qué recorrió él ese trayecto?
P: No.
La pregunta es: ¿qué desencadenó eso que súbitamente le hizo decir que no
existía un punto fijo?
KRISHNAMURTI: Mírelo como si ‘K’ no
estuviera aquí, como si él hubiera muerto. ¿Cómo contestaría usted esa
pregunta? Yo estoy aquí y entonces puedo contestarle o no, pero si yo no
estuviera aquí, ¿cómo respondería usted?
P: Una
manera de hacerlo sería examinar lo que usted ha dicho, junto con las influencias
que operaban sobre usted para ese entonces, ver en qué punto tuvo lugar la
ruptura y cuáles fueron las crisis, internas y externas, que se registraron
para producir esa ruptura.
KRISHNAMURTI: Pero supongamos que
usted no supiera nada de todo eso, y no obstante tuviera que contestar la
pregunta seriamente ahora; ¿qué haría? Lo que usted sugiere tomaría tiempo,
requeriría una investigación. ¿Cómo encontraría usted la respuesta ahora? ¿Cómo
la encontraría si estuviera enfrentado a este problema de que hubo un joven que
siguió el sendero tradicional, la idea de un punto fijo, de una meta fija,
usando para ello el tiempo, la evolución, y que en un punto determinado rompe
con todo eso? ¿Cómo lo descifraría?
D: Es
como esto: calentamos agua. Hasta los cien grados ella permanece uniforme,
luego hay una completa transformación.
KRISHNAMURTI: Pero llegar a ese punto
toma tiempo.
P: Si
yo no tuviera el trasfondo histórico, el único modo de investigar sería ver si
este proceso es posible dentro de mi propia conciencia.
D: Yo
apuntaba a otra cosa. El tradicionalista diría que hay un proceso que, como el
punto de ebullición del agua, conduce a una transformación. La tradición
solamente lo ayuda a uno para llegar hasta el punto de ebullición. Usted puede
negar la tradición, pero la tradición es necesaria para conducirlo hasta ese
punto.
P: Si
no estuvieran disponibles los datos históricos de Krishnamurti que muestran
cómo él es dirigido a través de diversos sadhanas, y a uno le presentaran solamente el hecho de este fenómeno de
Krishnamurti, el único modo de investigar sería mediante el conocimiento de uno
mismo.
F: Usted
parece estar creando una relación entre el anterior estado de desarrollo y el
estado presente del ser. ¿Hay una relación entre ambos estados? Usted dice que
uno conduce al otro, uno antes que el otro, y de ese modo los está acomodando
en el tiempo.
P: El
fenómeno de Krishnamurti es que él nació de padres brahmines..., toda la
historia que conocemos. Yo miro lejos hacia atrás y noto que hasta llegar a un
punto, Krishnamurti hablaba del tiempo, de la salvación como un punto, una meta
final. Y de pronto, él niega toda la cosa.
KRISHNAMURTI:
‘F’ pregunta por qué relaciona usted este movimiento, el movimiento horizontal,
con el movimiento vertical. No hay relación entre ambos movimientos. Por lo
tanto, manténgalos separados.
P: Cuando
yo miro a Krishnamurti, miro todo el panorama que su vida abarca.
KRISHNAMURTI: Mire, pero no relacione
los dos movimientos.
P: Si
lo que usted dice ha de ser significativo, resulta esencial comprender este
proceso del tiempo y de la libertad con respecto al tiempo. Por lo tanto
pregunto: ¿qué es lo que desencadenó eso en usted? Si usted me dice que ello
simplemente ocurrió, yo diré: muy bien, si ello ocurre, ocurre; y si no, no. Y
continuaré con mi vida.
F: No
existe un factor desencadenante.
P: Cierto
cerebro hace ciertos ruidos, y súbitamente comienza a hacer otros, y
Krishnamurti ha estado diciendo que las células cerebrales mismas son el
tiempo. No nos apartemos de eso. Por lo tanto, las células cerebrales de
Krishnamurti, que son tiempo, experimentaron alguna clase de mutación.
KRISHNAMURTI:
Lo expondré muy sencillamente. El cultivo de un cerebro, de cualquier cerebro,
lleva tiempo. La experiencia, el conocimiento, los recuerdos, son almacenados
en las células del cerebro. Este es un hecho biológico. El cerebro es el
resultado del tiempo. Ahora bien, este hombre al llegar a un punto quiebra el
movimiento. Tiene lugar un movimiento por completo diferente, lo cual significa
que las mismas células cerebrales experimentan una mutación. Y ‘P’ dice: usted
debe contestar y decir qué es lo que ocurrió; de otro modo, lo que ocurrió fue
meramente una casualidad.
D: Si
es una casualidad, nosotros lo aceptaremos así.
B: Y
la respuesta de Krishnaji puede ayudarnos a producir una mutación en nosotros
mismos.
S: Hay
dos explicaciones posibles; una es la teosófica, de que los Maestros cuidaron
de Krishnamurti y que por eso él no fue afectado por las experiencias; la otra
explicación es la que está basada en la reencarnación.
D: Cuando
dice que el niño Krishnamurti no fue afectado por las experiencias, ¿cómo lo
sabe? El niño escribió La búsqueda, El sendero.
KRISHNAMURTI: Dejemos eso por un
momento. ¿Cómo ocurrió ello? ¿Cuál es su respuesta? Dados estos hechos, y al
enfrentarse a ellos, ¿cómo responde?
B: Señor:
¿cómo podemos nosotros explicar el cambio que en usted tuvo lugar en 1927? De
acuerdo a lo que dijo Mrs. Besant, las dos conciencias no se habrían fundido.
Nosotros no lo sabemos. Sólo usted puede decir qué es lo que en realidad
ocurrió. Nosotros no tenemos el conocimiento personal ni la capacidad de
saberlo.
KRISHNAMURTI: Investiguémoslo juntos.
F: Yo
lo expresaré de este modo: el hombre se despertó en otro estado. Un estado no
conduce al otro. No hay conexión entre los dos.
P: Yo
digo que las células cerebrales no pueden comprender por ellas mismas al tiempo
como otra cosa que un movimiento horizontal. A menos que esto se comprenda, no
podemos explorar a mucha profundidad el problema del tiempo.
KRISHNAMURTI: Explorémoslo. Ante todo,
¿está de algún modo involucrado el tiempo en ello?
Si usted me pregunta cómo me
ocurrió esto a mí, yo realmente no lo sé, ¿comprende? Pero pienso que podemos
investigarlo juntos. Si usted me preguntara: “¿fue usted anoche a dar un
paseo?”, yo le diría: “si”. Mientras que si me pregunta: “¿cómo le ocurrió eso
a usted?”, yo realmente no sé decir cómo ocurrió. ¿Qué hay de malo en eso?
P: En
sí mismo está todo muy bien. Pero nosotros estamos tratando de comprender la
naturaleza esencial de este movimiento del tiempo, y del movimiento fuera del
tiempo. Dejando a un lado la cuestión de cómo le ocurrió esto a usted, es
importante que investiguemos en la naturaleza del tiempo; no al nivel del tiempo
cronológico y del tiempo psicológico, porque eso ya lo hemos examinado
suficientemente.
KRISHNAMURTI: Empecemos con la
percepción. El ver, ¿está envuelto en la percepción?
P: ¿Qué
ocurre con las células cerebrales en el proceso de ver?
KRISHNAMURTI: En el proceso de ver,
las células cerebrales, o bien responden en los viejos términos, o son
retenidas en estado de latencia; ellas mismas se mantienen en suspenso sin el
pasado.
P: Usted
dice que en la percepción ‑que es instantánea‑ las células cerebrales no
responden. Si ellas no operan, ¿existen?
KRISHNAMURTI: Sí. Existen como el
depósito del conocimiento, que es el pasado. Las células cerebrales son,
estamos todos de acuerdo, el depósito de los recuerdos, de la experiencia, del
conocimiento. Ese es el viejo cerebro. En la percepción, el viejo cerebro no
responde.
P: ¿Dónde
está?
KRISHNAMURTI: Está ahí. No está
muerto. Está ahí porque tengo que emplear el conocimiento para pensar. Las
células del cerebro tienen que usarse.
P: ¿Qué
es lo que opera, entonces? Si las células cerebrales no operan, ¿qué es lo que
opera?
KRISHNAMURTI: Un cerebro totalmente
nuevo. Esto es sencillo. El viejo cerebro está lleno de imágenes, recuerdos,
respuestas, y estamos habituados a responder con el viejo cerebro. La percepción
no está relacionada con el viejo cerebro. La percepción es el intervalo entre
la vieja respuesta y la respuesta nueva, la respuesta que el cerebro viejo aún
no conoce. En ese intervalo el tiempo no existe.
F: Esto
es contrario a la opinión de los psicólogos, según la cual la sensación es en
sí misma directa. En el intervalo entre la sensación y la percepción, se
introducen los recuerdos y distorsionan todo. Por lo tanto, la sensación es
intemporal, pero el intercalo es tiempo.
KRISHNAMURTI: Aclaremos bien esto.
Usted me formula una pregunta. El viejo cerebro responde conforme a la
información que posee, conforme al conocimiento; si el viejo cerebro no posee
conocimientos, si carece de información, hay un intervalo entre la pregunta y
la respuesta.
E: El
intervalo se debe a la pereza de las células cerebrales.
KRISHNAMURTI: No.
F: Los
vestigios de la memoria continúan en el cerebro.
KRISHNAMURTI: Si usted me preguntara
qué distancia hay entre aquí y Delhi, yo no sabría contestarle. Por mucho que
pensara con las células cerebrales, ello no ayudaría. El hecho no está
registrado. Si lo estuviera, entonces pensaría en eso y contestaría. Pero no
hay conocimiento al respecto. En ese no-saber hay un estado en el cual el
tiempo no existe.
D: Por
mucho que espere, ello no me hará saberlo.
KRISHNAMURTI: En el momento en que sé,
el saber es tiempo.
P: Usted
ha hablado de una mente nueva. La pregunta es: ¿qué le ha ocurrido al viejo
cerebro?
KRISHNAMURTI: Está quieto.
P: ¿Existe?
KRISHNAMURTI: Por supuesto que existe;
de otro modo yo no podría hablar el idioma.
P: El
problema está en el tiempo, considerado como un movimiento horizontal con
continuidad. Cuando usted dice que el otro cerebro continúa existiendo...
KRISHNAMURTI: De otro modo yo no puedo
funcionar. Llamémoslos, por conveniencia, el viejo y el nuevo cerebro. El viejo
cerebro, a través de los siglos, ha reunido toda clase de recuerdos, ha
registrado todas las experiencias y funcionará todo el tiempo en ese nivel.
Tiene su continuidad en el tiempo. Si le falta continuidad, se vuelve
neurótico, esquizofrénico, desequilibrado. Necesita tener una continuidad sana,
racional. Bien, ése es el viejo cerebro con todos sus recuerdos acumulados. Una
continuidad semejante jamás podrá descubrir nada nuevo, porque es sólo cuando
algo se termina que existe algo nuevo.
F: ¿Continuidad
de qué? Cuando usted dice continuidad, eso tiene un movimiento.
KRISHNAMURTI: Ello está sumando,
restando, ajustando; no es algo estático.
D: Hay
un movimiento circular, éste es una continuidad.
KRISHNAMURTI: Primero déjeme ver esta
continuidad, el movimiento circular, como una repetición de lo viejo. En un
momento dado, yo lo llamo ‘lo nuevo’, pero eso sigue siendo lo viejo. Ansío lo
nuevo e invento lo nuevo dentro del círculo.
P: Está
lo nuevo que es una reacomodación de lo viejo, y está lo ‘nuevo’ que no es una
reacomodación de lo viejo. ¿Qué es lo otro nuevo que no es la invención de lo
viejo? ¿Es algo reconocible, es perceptible?
KRISHNAMURTI: Es perceptible, pero no
reconocible.
P: Por
lo tanto, no es una experiencia.
KRISHNAMURTI: Es una percepción sin el
observador.
D: Pero
no en términos del pasado.
KRISHNAMURTI: Percepción significa
algo nuevo.
F: La
sensación es sin el pasado. La sensación no está cargada, es directa.
KRISHNAMURTI: La mente que se ha
vuelto mecánica, anhela algo que sea nuevo. Pero lo nuevo está siempre dentro
del campo de lo conocido. Al movimiento dentro del campo usted puede llamarlo
horizontal, infinito, pero siempre está dentro de ese campo. Yo deseo lo nuevo
en términos de lo viejo. La pregunta de ‘P’ era acerca del cerebro, el cual es
el resultado del tiempo, de la experiencia, del conocimiento. ¿Qué ocurre con
ese cerebro cuando hay una percepción que es nueva, una percepción en la cual
no existen ni la experiencia ni el observador, una percepción que no es una
experiencia para ser almacenada y recordada, y por lo tanto, destinada a
convertirse en conocimiento?
F: El
cerebro no responde.
KRISHNAMURTI: ¿Qué es lo que hace que
no responda? ¿Cómo es que ocurre esto?
P: Deberíamos
quedarnos con esta pregunta porque aquí está ocurriendo algo de vital
significación. Todavía no hemos captado el sentimiento de ello.
Yo le escucho. Estoy atento. En ese estado de
atención no hay otra cosa que sonido y movimiento. En ese estado, ¿puedo
comprender qué le ha ocurrido a toda la carga del pasado?
KRISHNAMURTI: Eso es bastante
sencillo. El pasado está operando continuamente; registra cada acontecimiento,
cada experiencia ‑tanto las conscientes como las inconscientes-. Todo se está
vertiendo dentro; la luz, el sonido.
P: Las
células cerebrales actúan tanto si estoy consciente como si estoy inconsciente.
KRISHNAMURTI: Sí. Ahora bien, cuando
ese cerebro opera, está actuando siempre desde el pasado. En primer lugar, ¿qué
hay de malo en eso?
P: Si
uno lo observa, son como ondas proyectadas; el pensamiento es como ondas, y de
pronto estoy atento y no hay ondas.
KRISHNAMURTI: En ese estado de
atención hay percepción. Ese estado de atención es percepción.
D: Cuando
yo veo el hecho de que mi cerebro está registrando todo, y súbitamente me doy
cuenta de que ello prosigue sin el observador, eso me aniquila. Si ello
prosigue sin mí, entonces yo no existo más.
KRISHNAMURTI: Es como una máquina
grabadora que lo registra todo.
D: ¿Por
qué necesito llamarlo una máquina? Es algo maravilloso. Y yo no conozco el cómo
ni el porque de ello.
KRISHNAMURTI: Usted ha escuchado ese
ruido de bocina. Las células del cerebro lo han registrado. No hay resistencia
ni aceptación.
D: Hay
más que eso.
KRISHNAMURTI: Vaya despacio. Este
cerebro es una máquina que registra. Es una cinta grabadora que todo lo
registra constantemente. Viene usted y reta al cerebro. Él responderá en
términos de agrado y desagrado; usted es un peligro y ‘P’ no es un peligro. En
ese instante ha nacido el ‘yo’.
La función del cerebro es
registrar.
D: Ese
es un enunciado parcial. Que el cerebro registra es un hecho, pero puede haber
algo más que eso...
KRISHNAMURTI: Usted salta, se
adelanta. La función del cerebro es registrar, grabar. Cada experiencia, sea
consciente o inconsciente, cada sonido, cada palabra, cada matiz prosigue su
camino propio con independencia del pensador como entidad separada. Al resistir
ese sonido que es desagradable, al escuchar algún halago, algún insulto, al
desear más o al desear menos, desde ese registro emerge el ‘yo’, el ‘mí’.
P: Cuando
el registro tiene lugar, soy consciente del sonido.
KRISHNAMURTI: ¿Y eso qué implica? Que
el sonido es agradable o desagradable. En el instante de experimentarlo, el
‘yo’ no interviene en absoluto.
P: Existe
un estado con el sonido y un estado sin el sonido.
KRISHNAMURTI: Ahora viene la nueva
acción. Yo registro ese sonido ‑el sonido feo, el sonido horrible-, y no hay
respuesta al mismo. En el momento en que hay respuesta, esa respuesta es el
‘yo’. Tal respuesta aumenta o disminuye conforme al placer, al dolor, al
sufrimiento.
Ahora bien, la pregunta de ‘P’
era: ¿cómo es que el cerebro, que hace todo esto automáticamente, mecánicamente
todo el tiempo ‑sea que funcione en sentido horizontal o en círculos- cómo hará
ese cerebro para ver alguna vez sin el registrador o sin registrar?
P: Ya
hemos examinado esto. Yo quiero ir más lejos a partir de ahí. Nosotros
escuchamos. El sonido pasa a través de nosotros. Hay atención. En ese estado,
por un segundo, ha cesado el movimiento horizontal. ¿Qué le ha sucedido al
viejo cerebro?
KRISHNAMURTI: Pero él está ahí
todavía...
P: ¿Qué
quiere usted significar cuando dice que esté ahí todavía?
KRISHNAMURTI: Mírelo, vea lo que
ocurre. Está ese niño que grita. El sonido se registra ‑el grito del niño- y
entonces surgen las reacciones: “¿por qué la madre no lo cuida?”, y así
sucesivamente. Pero cuando hay un completo escuchar, ¿qué ha ocurrido con el
viejo cerebro en ese escuchar? ¿Ha comprendido usted la pregunta? Estamos
haciendo el viaje juntos.
Lo expondré de manera
diferente. ¿Cuál es la necesidad esencial de un cerebro? (Pausa)
¿No necesita sentirse seguro,
confiado, para funcionar? Uno ve que el cerebro necesita seguridad. Entonces
tiene lugar algún acontecimiento, y el cerebro ve el hecho de que estaba
equivocado al haber supuesto que había una cosa tal como la seguridad, el
bienestar.
D: El
cerebro no puede verlo.
F: Nosotros
consideramos al cerebro como una acumulación de impresiones, un depósito de
recuerdos, etcétera. Pero el depósito de los recuerdos está fuera del cerebro,
que es sólo una lente.
P: ¿Por
qué no observamos nuestras propias mentes en este momento, en lugar de
referirnos en abstracto al cerebro?
KRISHNAMURTI: Escuchen: el cerebro de
ustedes exige seguridad, necesita grandemente sentirse protegido, tanto en lo
físico como en lo psicológico. Eso es todo cuanto estoy diciendo. Ese es el
punto esencial.
D: ¿Cuál
es la pregunta fundamental?
P: La
pregunta fundamental es ésta: cuando existe este movimiento horizontal de la
mente como tiempo, como memoria, como células cerebrales que están operando,
¿qué es lo que hace posible ‘lo otro’ y qué ocurre cuando ‘lo otro’ es?
KRISHNAMURTI: Se lo diré. Las células
cerebrales necesitan seguridad, protección, necesitan estar a salvo para
sobrevivir. Han sobrevivido por millones de años. ¿Qué ocurre ahora? Con el fin
de sobrevivir, las células cerebrales, la mente, en su búsqueda de seguridad
está siempre experimentando y se ata al gurú, al nacionalismo, al socialismo ‑queda
adherida y tiene que ser despegada, desarraigada. A causa de su necesidad
fundamental de seguridad y porque necesita sobrevivir, la mente ha inventado
una secuencia temporal de supervivencia ‑horizontal o circular-. Cuando
satisface esa necesidad fundamental, ¿qué ocurre? ¿No es por completo diferente
la percepción en términos de seguridad?
D: ¿Es
la exigencia de seguridad la que ofrece resistencia a la pregunta que usted
formula?
KRISHNAMURTI: No. Mi mente ha obtenido
su seguridad. Hasta ahora y por 70 años, ella no ha sido dañada porque ha
desechado una supervivencia al precio de la ilusión. Ha desechado la invención
de las creencias, de las ideas, porque en ellas no hay seguridad en absoluto.
Han sido barridas debido a que son ilusorias. Por lo tanto, la mente está por
completo segura, no segura en alguna cosa, sino segura en sí misma. Antes, ella
buscaba seguridad por medio de algo ‑de la familia, de Dios, del egoísmo, de la
competencia, de la búsqueda misma. La seguridad por medio de algo es la más
grande de las inseguridades. La mente descarta eso. Por lo tanto puede
percibir. Puede percibir porque no tiene ilusiones, motivos, fórmulas. A causa
de que no busca seguridad alguna está completamente segura. La mente se halla
entonces libre de ilusiones; ilusión no en el sentido de Sankara, sino
simplemente la ilusión de que encontraré seguridad en la familia, en Dios, en
el conocimiento que es el pasado. ¿Qué hay que percibir ahora? ‘Eso’ es el
percibir.
E: Nosotros
somos tal como estamos hechos; sabemos que nos hallamos a merced del cuerpo
psicosomático y que ahí estamos muy inseguros. Y que debe haber un modo
diferente de abordar esto. Somos muy vulnerables porque nuestros cuerpos son
tan frágiles...
KRISHNAMURTI: Por lo tanto, protegeré
el cuerpo. En ello no hay envuelto egoísmo alguno.
F: La
vulnerabilidad está relacionada con el ego.
KRISHNAMURTI: Protegeré al cuerpo sin
el ego; lo lavaré, lo cuidaré. Nosotros pensamos que protegemos el cuerpo
mediante el ‘yo’. Una vez que convengamos profundamente en la necesidad de una
completa supervivencia, en la necesidad de protección, de seguridad para el
cerebro, resolveremos todos los otros problemas. Pongámoslo de este modo: ¿está
la percepción relacionada con las células cerebrales, que exigen seguridad,
supervivencia a cualquier costo?
P: Mi
mente no funciona de esta manera. Por lo tanto, encuentro muy difícil escuchar.
Estoy tratando de realizar un examen microscópico de la mente para ver si es
posible llegar a un punto en que las células cerebrales cesen de funcionar. Las
cuestiones de seguridad y de no‑seguridad carecen de relevancia. En este
momento, si yo promuevo estas cuestiones, estoy perdida. Aquí me encuentro ante
usted y quiero comprender este movimiento horizontal del tiempo, ver si puede
haber un estado en que las células del cerebro cesen de funcionar. Cualquier
clase de indagaciones, preguntas, respuestas que se alejen de esto, solamente
conducirán a la confusión.
KRISHNAMURTI: ¿Dice usted que,
habiendo terminado con lo que hemos dicho, mis células cerebrales están de una
forma u otra en perpetuo movimiento?
P: Digo
que cuando le escucho a usted, no hay movimiento en mi mente.
KRISHNAMURTI: ¿Por qué? ¿No será porque
usted está escuchando con atención, una atención en la cual no hay un centro
que atienda, un estado en el que uno está simplemente atento?
P: Ahora,
en ese estado, pregunto: ¿dónde está la carga del pasado? Formulo esta pregunta
para comprender el problema del tiempo y para ninguna otra cosa.
KRISHNAMURTI: Cuando usted dice que
atiende, que presta atención completa, ¿está el tiempo en eso?
P: Al
no haber respuesta, ¿cómo evaluarlo?
KRISHNAMURTI: Cuando hay atención no
hay tiempo porque no hay absolutamente ningún movimiento. Movimiento significa
medida, comparación: de aquí hasta allá, etcétera. En la atención no hay ondas,
no hay un centro, no hay un medir. La siguiente pregunta es: ¿qué le ha
sucedido al viejo cerebro? Permanezca ahí. Esa es su pregunta. ¿Qué ha
sucedido? (Pausa)
¡Lo he captado! La atención no
está disociada del cerebro. La atención es todo el cuerpo. El organismo
psicosomático, que incluye las células cerebrales, está atento. Por lo tanto,
las células cerebrales están sumamente quietas, vivas, y no responden con lo
viejo. De Otro modo usted no podría estar atento.
Ahí está la respuesta. Y en
esa atención, el cerebro puede funcionar. Esa atención es silencio, es vacío;
llámelo como usted guste.
Desde ese silencio, desde esa
inocencia, ese vacío, el cerebro puede operar; pero no lo puede el pensador en
términos de buscar seguridad en algo.
P: ¿Significa
eso que todo el cerebro ha experimentado una transformación?
KRISHNAMURTI: No. Lo que ha tenido
lugar es una mutación. No existe el observador.
P: Pero
las células cerebrales están igual.
KRISHNAMURTI: ¡Obsérvelo! No lo ponga
de ese modo porque entonces está perdida. Obsérvelo en usted misma. Atención
quiere decir atención completa ‑cuerpo, psiquis, células; todo está ahí lleno
de vida, activo. En ese estado no existe un centro, no hay tiempo, no hay un
observador como el ‘yo’. No hay tiempo en términos del pasado; no obstante, el
pasado existe porque yo hablo el idioma. Tengo que saber cómo dirigirme a un
lado o a otro.
¿Qué es lo que ocurre entonces
con las células cerebrales? Ellas registran, pero no hay un ‘yo’. Por lo tanto,
el ‘yo’ que forma parte de las células cerebrales, es borrado de las mismas.
Bombay
6 de febrero de 1971
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Diálogo extraído de J. Krishnamurti, Tradición y revolución (título original: Tradition and Revolution, London, 1972), 24; Edhasa, Barcelona, 1978.Versión castellana: Armando Clavier.
Imagen inferior - derecha: "Árbol-cerebro", por Sandra Guevara, publicada en https://inspirarteyser.wordpress.com/2013/09/07/la-meditacion-una-poderosa-herramienta/
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