“Cuando una energía nueva se instala en la consciencia de un
ser, su vibración se irradia y mueve a los que estén preparados para recibirla.
Por lo tanto, a los que son pioneros en campos de desenvolvimiento interno les
corresponde manifestar, con la máxima perfección posible, todo lo que su
esencia les indica. El auxilio para la Humanidad vendrá de la expresión plena
de esa manifestación.
(…)
Si una consciencia está unificada con la eternidad, vivirá lo
que es temporal también con sabiduría. Si está orientada hacia el Infinito,
sabrá comprender los pequeños hechos de la vida. Si está entregada al Absoluto,
sabrá conducirse tranquilamente en el mundo ilusorio. El camino hacia la
armonía y la fraternidad se encuentra en lo que los seres traen dentro de
sí, y vibra en frecuencias más sutiles
que aquella propia de la forma común de relacionarse. Por lo tanto, para poder
encontrar esa esencia eterna, deberá buscársela donde los compartimentos
viciados de esta civilización no se hayan arraigado.
El ritmo externo, las actividades prácticas y toda la
estructura de un grupo que sea canal de una nueva consciencia deben estar
basados en la simplicidad y en la rigurosa observancia de las leyes de la vida
interior, especialmente la ley del silencio. Estos grupos deben, sobre todo,
tratar de expresar lo que son en esencia, y sólo así las tareas espirituales
que les corresponden podrán ser reveladas. Por ejemplo, en plena época de la
Inquisición, en el siglo XVI, cuando la percepción de esa vida interior era
considerada práctica de magia, un ser [1]
ligado con los espejos del cosmos [2],
consiguió reformar, en el reluctante mundo católico, una regla de vida que en
esa época se convirtió en importante base para contactos con realidades
suprafísicas. Eso demuestra que los límites materiales y formales no impiden la
manifestación de algo que viene a suplir una auténtica necesidad planetaria
cuando llega el momento cíclico para ello. Aunque la época actual no sea
aquella de la Inquisición, las fuerzas involutivas representan obstáculos que
pueden volverse significativos para los que se proponen asumir comportamientos
diferentes a los convencionales. Sin embargo, si hay apertura, cada uno cuenta
con fuentes inagotables de ayuda, en los propios niveles internos. Es preciso
no limitar el trabajo de esas fuentes, que canalizan potentes estímulos para la
transformación.”
José Trigueirinho, LA CURA DE LA HUMANIDAD, Más allá de las metas personales: Bs.
As. Kier, 2003, págs. 37 – 38. Traducción castellana: Diana Zermoglio
[1] Se refiere va Santa Teresa de Ávila.
[2] Espejos del Cosmos: Sistema de comunicación cósmica
que permite el flujo de las energías que mantienen el universo manifestado.
Desde individuos hasta planetas y galaxias pueden actuar como Espejos,
dependiendo de la potencia vibratoria que deba ser recibida e irradiada.
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Teresa de Cepeda y Ahumada,
más conocida como santa Teresa de Jesús o simplemente Teresa de Ávila
(Ávila - o tal vez Gotarrendura - , 28 de marzo de 1515 – Alba de Tormes, 4 de otubre de 1582.
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