“One charming night
Gives more delight
Than a hundred
Than a hundred
A hundred lucky days
One charming night
Gives more delight
Than a hundred
Than a hundred
A hundred lucky days
Night and I Improve the taste
Make the pleasure longer last
A thousand,
Thousand, thousand,
Thousand, thousand several ways
One charming night
Gives more delight
Than a hundred
Than a hundred
A hundred lucky days
One charming night
Gives more delight
Than a hundred
Than a hundred
A hundred lucky days
Night and I Improve the taste
Make the pleasure longer last
A thousand,
Thousand, thousand,
Thousand, thousand several ways
Night and I Improve the taste
Make the pleasure longer last
A thousand,
Thousand, thousand,
Thousand, thousand several ways.”
Henry
Purcell,
“One Charming Night” (Una noche
encantadora),
de The Fairy-Queen (La Reina de las Hadas)
“Orígenes de los Seres Feéricos
En toda
cultura, hay historias de seres que poseen habilidades supernaturales o mágicas
y comparten características humanas, seres que pueden influir enormemente en la
vida diaria de los mortales. Teniendo morada sobre la tierra en contacto
cercano con los mortales, tales seres feéricos[i] son generalmente
invisibles, a veces solidarios y benevolentes, ocasionalmente peligrosos y
amedrentadores, y otras veces juguetones y urdidores de engaños. De hecho, la
mayoría de las historias acerca de los Seres Feéricos son realmente tradiciones
que se relacionan con creencias reales del pueblo, y ocultas dentro de los
cuentos, constituyen muchos de los elementos clave de las antiguas tradiciones
mistéricas.
La
etimología (raíz) de la palabra Faery
(Faerie) está en el Francés Medio, procedente de la palabra en Francés Antiguo fee, también pronunciada feie[ii],
que deriva del latín tardío fata (la Diosa del destino), y del
latín fatum, que significa ‘destino’.
En Inglés Medio, faery o fay tenía tres significados: uno,
encantamiento; dos, una región donde viven seres encantados[iii]; o tres, el grupo de
habitantes de semejante lugar, La definición corriente de Faery [itálicas mías] es
la de un ser mítico del folclore y el romance[iv] con forma humana y
poderes mágicos.
La
palabra irlandesa para faery es sidheog (pequeño Ser Feérico),
procedente de la palabra side o shee, como en ‘banshee’. La palabra sidh es la raíz céltica para [denotar] una ráfaga de vento. A ellos
se los llama daoine sidhe, o la(s) gente(s)
feérica(s), o los aos side, la(s)
gente(s) de los montículos [the people of
the mounds]. Las Hadas cabalgan sobre sus caballos feéricos blancos como la
leche y van acompañadas por sus perros sabuesos. El pueblo de los Seres
Feéricos constituye una clase de gente vecina a la nobleza [gentry], famosa por la música que seduce a los mortales
atrayéndolos fuera de este mundo (ceol
side), un sueño feérico del que no puede despertarse hasta el momento
estipulado, y la caricia encantada o golpe-de-los-elfos (poc side).
A los
seres que con mayor frecuencia reciben el nombre de Seres Feéricos (fairies,
fays, o fae) se los halla a lo largo y lo ancho del mundo, más a menudo en
Europa y Asia y menos en África y América. Yo prefiero usar el término Faery porque es el nombre tradicional
usado por los que pertenecen a la tradición feérica [Faery tradition]. Faery significa ‘la(s) gente(s) / persona(s)
brillante(s)’ o simplemente ‘la(s) gente(s) / persona(s)’.
Los Seres
Feéricos son más comunes en la tradición irlandesa que en la inglesa, aunque
son también populares en Escocia, Gales, Lancashire y Cornualles (Cornwall).
Existen más de setenta distritos irlandeses que comienzan con ‘shee’, y el
pueblo irlandés frecuentemente se refiere a los shee como los acomodados próximos a la nobleza [gentry], a causa de su altura, su aspecto noble y su dulce hablar
plateado. Irlanda abunda en lugares que mantienen asociaciones con los Seres
Feéricos, como Sheegys, la colina encantada [Faery
hill] en Donegal, los bosques encantados [Faery woods] de Sligo, y los Sheeauns, los montículos encantados [Faery mounds]. James Joyce dijo una vez
que partes de Connaught estaban poblados más densamente por hadas que por
mortales.
Según la
región, a los Seres Feéricos se los denomina Feens o Fians de las Highlands
(Tierras Altas) escocesas y de Irlanda, los Pechs de las Lowlands (Tierras
Bajas), los Trows de Shetland, y los de Manx llaman a los Seres Feéricos sleigh beggey (little folk = pueblito),
los li’l fallas, o Ferrishyn. A los Seres Feéricos femeninos también se los
llamó y mammau (las madres), enlazándolos a las deidades celtas las
‘Matres’. Otros nombres de los Seres Feéricos son ‘Side’, ‘Sidhe’, ‘Sidei’,
‘Sighe’, ‘Sith’, ‘Sidhe Sith Si’, ‘Sheoques’, ‘Tylwyth teg’ (la bella familia),
‘Duine Matha’, y la Buena Gente.
Entre los
celtas, sobrevive la creencia en un ámbito invisible [invisible realm] habitado por seres ultramundanos [Otherworldly beings][v] conocidos colectivamente
como los Sidhe o la Buena Gente. Esta creencia fue
una vez común a lo largo y a lo ancho de todos los países célticos en sus
formas vernáculas. Los Sidhe existen simultáneamente con los mortales humanos
en la extensión del continuum
cósmico. Aun cuando se piensa que los Sidhe (Seres Feéricos) son una raza
aparte, del todo separada de los seres humanos, han mantenido un intenso contacto
con los mortales durante siglos.
Algunos
investigadores académicos argumentan que, aunque los Seres Feéricos guardan
lazos con los druidas y los bardos, son, en grado considerable, más antiguos
que los druidas, alcanzando en retrospectiva la más remota antigüedad. Algunos
dicen que son los miembros supervivientes de una antigua raza de seres que
habitó las Islas Británicas durante el período Neolítico (6000-1800 a . C.). Los Seres Feéricos
tomaron la posición de avant-garde
cuando los mortales cambiaron de ser cazadores nómadas a ser granjeros y
pastores agrarios, estableciéndose en un mismo lugar durante varias
generaciones. La fuerza de los Seres Feéricos se entronca con la tierra [the land], una tierra que se volvió
sagrada gracias a las generaciones de ancestros sepultados en ella.
La
creencia en los Seres Feéricos, los que poseen poderes más allá de los de los
humanos, que pueden moverse velozmente por los aires y cambiar su forma a
voluntad, una vez jugaron un papel grandioso en la vida de la gente que vivía
en las zonas rurales de Irlanda y de Escocia. Considerados los espíritus de las
Diosas y los Dioses agrícolas de la
Tierra , los Sidhe de los montículos subterráneos controlaban
la maduración de los granos cosechados y la producción de leche. Por ello, existía
la rutina de hacerles a los Sidhe ofrendas de leche y otros alimentos.
Los
celtas tenían respeto hacia los Sidhe y sentían que edificar sobre los
invisibles senderos de los Seres Feéricos, llamados trods, que se extendían desde un montículo (rath encantado, fuerte
o de la realeza) hasta otro, traería mala fortuna. Los raths de los Seres
Feéricos son pequeñas extensiones de campo encerradas por canales circulares,
que se creen rediles y moradas de los Seres Feéricos. Un trod es una línea de una tonalidad de verde diferente en los
campos. El trod va en línea recta de
modo similar a una marca lineal ley[vi],
la cual indica un flujo energético adentro de la tierra misma. El dicho
irlandés ‘en el camino’ [‘in the way’]
quiere significar que algo está obstruyendo un trod, un pasaje, o está violando algún lugar ocupado por los Seres
Feéricos antes que nadie lo hiciera. De hecho, cuando una casa está edificada
‘en el camino’, con frecuencia sufre un incendio o su gente muere. De nuevo,
esto apunta a campos morfogénicos y a la probabilidad de que los senderos
encantados puedan formar redes de líneas ley
negativas, las que son polaridades que afectan en forma adversa a los animales,
incluidos los humanos.
The Fairy Glen, Highland, Escocia |
Los
orígenes del saber feérico son difíciles de fijar. Muchos escritores sostienen
que el pueblo de Irlanda y sus dioses, antes de la llegada de los gaelios [Gaels], son los ‘ancestros’ de los
Sidhe.[vii] La primera utilización
del término sidhe fue como medio para
identificar a los Tuatha De Danann de la Edad de Bronce tras su derrota en manos de los
Milesios (los primeros gaelios).
Los Hijos
de Mil (Milesios) arribaron a Irlanda y encontraron a los Tuatha De Danann (la
gente de la diosa Dana) controlando el territorio. Los Hijos de Mil lucharon
contra los Tuatha, derrotándolos y enviándolos bajo tierra, donde se dice que
permanecen hasta hoy en las colinas huecas o los montículos de los Sidhe. Estos
primeros ocupantes del inframundo de los Seres Feéricos devinieron en los
‘Sidhe Daoine’, la crema misma de los Seres Feéricos heroicos.
Como los
Tuatha De Danann dividieran las colinas y los montículos de Irlanda en reinos
entre ellos mismos, simultáneamente tejieron un velo permanente de invisibilidad
para ellos mismos, dividiendo así Irlanda en dos reinos, uno a la vista y el
otro invisible. En términos de los psíquicos modernos, ellos crearon un nuevo
campo morfogénico de resonancia o vibración justo por encima del espectro de
percepción humana normal.
Los Seres
Feéricos son el espíritu o la presencia sagrados que animan y avivan[viii] todo lo que pertenece a
la Naturaleza.
Considerados espíritus de la tierra, los
‘Moradores-del-Sidhe’ son los Seres Feéricos del territorio y reciben el nombre
de dei terreni [dioses terrenos],
significando deidades de la Tierra. De
los Seres Feéricos del agua, llamados Merrows, se cree que traen mal tiempo;
provienen del mar bajo la forma de vacas sin cuernos o humanos con cola de pez.
Con
frecuencia a los Seres Feéricos se los considera los antiguos ancestros, formados
de tribus distintas. Los Seres Feéricos de cada tribu tienen nombres personales
(no necesariamente nombres de Tuatha) y gobiernan sobre áreas específicas. Cada
área o territorio tiene una reina y un rey feéricos; por caso, Finnbeara es el
rey de los Seres Feéricos de Connacht. De este modo, el orden social de los
Sidhe refleja la vieja aristocracia de la antigua Irlanda.
Sin lugar
a dudas, la creencia en los Seres Feéricos es parte de una religión pre-cristiana
pagana. Dentro del saber feérico de Escocia y de Irlanda están los remanentes
de la vieja religión, con dioses y diosas recordados como los ancestros
guardianes de los clanes. Todos los clanes alguna vez se proclamaron
descendientes de una deidad particular. Estos mismos dioses y diosas paganos
aparecen en cuentos vernáculos, transformados en reyes y reinas feéricos. Por
ejemplo, Medb es una heroína de la epopeya irlandesa y luego se vuelve la
Reina Medb de los Seres Feéricos. Viviendo
en palacios encantados como guardianes de los lagos, los ríos, y ciertas
localidades, las deidades paganas ahora transformadas en Seres Feéricos son aún
parte de la tierra y de la memoria popular de la gente[ix].
Otro
ejemplo de las deidades paganas transformándose en Seres Feéricos es la Dama del Lago, la misteriosa
mujer que le dio al Rey Arturo su espada, Excalibur. Ella es idéntica a Morgan
Le Fay, la cual está íntimamente asociada a – si no se trata de una
ramificación de – la diosa celta Morgana. Diosa celta de la fertilidad y la
muerte, Morgana está directamente asociada a la Morrigan , y ambas son
diosas de una gran antigüedad, que representa la soberanía de la tierra.[x]
Varias
hebras de pensamiento se bobinan entre sí, pero la mayoría está de acuerdo en
que los Feéricos son seres a mitad de camino entre lo material y lo espiritual,
lo mortal y la deidad, que son ocasionalmente vistos pero que interactúan
libremente con los mortales. Se cree que son una raza real de seres invisibles
o espirituales viviendo en su propia esfera dimensional [dimensional realm], por lo común invisibles a nosotros. Porque los
Seres Feéricos están siempre cerca de nosotros y escuchan sin ser vistos, es
sabio hablar bien de ellos.
[…]
Yo he
dado también en descubrir que los Seres Feéricos son seres de energía
conscientes que parecen tener morada en otro ámbito [realm] o esfera dimensional del universo. A veces, la puerta o el
umbral al reino de los Seres Feéricos están abiertos y en ese momento el
contacto ocurre. Los Seres Feéricos hacen visitas pero sólo brevemente.
Personalmente no uso términos tales como ‘Personitas’ o ‘Pequeño Pueblo” porque
los Feéricos con quienes yo me encuentro no son en modo alguno pequeños, sino
de estatura humana y a menudo más grandes. Ellos son los-que-caminan-a-mi-lado [co-walkers], mis aliados, guardianes y
guías.
Monículo en la Colina de Tara, County Meath, Irlanda |
Mucha
gente, de todos los aires de vida, jóvenes y viejos, ha tenido experiencias con
los Seres Feéricos. Aquellos con el don de la precognición[xi] son aptos para ver los
Seres Feéricos en cualquier momento. Los Feéricos son los seres más en cercana intimidad
con nosotros en el nivel espiritual y vibran armónicamente[xii] con la tierra, y están
considerados los espíritus del lugar, o genii
locii. En la cultura celta, las deidades con frecuencia tomaban formas
locales, aun cuando los poderosos e independientes Seres Feéricos eran movedizos
y podían trasladarse a través de grandes distancias. Si bien su poder se
mantuvo igual, sus nombres, atributos y otras expresiones se modificaron a lo
largo del tiempo.
Robert
Kirk, un ministro episcopal escocés, académico, y séptimo hijo de sus padres,
escribió el Secret Commonwealth of Elves,
Fauns nad Fairies (comunidad secreta de los elfos, los faunos y las hadas)
en el siglo XVII, aun hoy una fuente primordial para el saber feérico y la
precognición en Highland. Se cree que él fue atrapado en el reino de los Seres
Feéricos, víctima de la ‘caricia de un Ser Feérico (Elfo)’. Tenía el hábito de
vagar de noche por los alrededores de las colinas encantadas [Faery hills] y una mañana se lo halló
en el Knowe encantado del Sith Bruach
en Aberfoyle. Estaba inconsciente y tuvo que ser llevado a la cama. Kira murió
sin recuperar su consciencia pero se dice que está aún activo en el reino
feérico.
El autor
R. J. Stewart es probablemente la mayor autoridad viva sobre la tradición
feérica. Ha escrito muchos libros y artículos, compartiendo sus experiencias
con las Hadas y ofreciendo técnicas accesibles para comunicarse con los Seres
Feéricos y realizar viajes al Inframundo de los Feéricos. La obra de R. J.
Stewart demuestra que aun cuando la tradición feérica es de la más remota
antigüedad, los elementos y enseñanzas son todavía relevantes y útiles hoy día.
En épocas
pre-cristianas, la gente creía que los Seres Feéricos eran los espíritus de los
muertos o mortales divinizados. Una creencia entre los de Manx es que era
nefasto el usar la palabra Faery, y
usaban, en cambio, los términos themselves
(ellos-mismos), they (ellos), o them that’s in it (ellos-los-de-ahí),
para referirse a los Seres Feéricos, creyendo que ‘themselves’ son las almas de
los ahogados en el Diluvio de Noé.
En
tiempos post-cristianos, los Seres Feéricos fueron tipificados como ángeles
caídos y ocasionalmente como espíritus astrales o elementales. Con el auge del
Puritanismo en la
Inglaterra del siglo XVII, la visión sobre los Seres Feéricos
se volvió más oscura y los ángeles caídos comenzaron a ser considerados
demonios [evil].
Algunas
teorías sugieren que las creencias en Seres Feéricos tuvieron su fundamento en
la memoria de una raza de gentes primitiva llevada a lo oculto por invasores.
En este sentido, los Seres Feéricos son las memorias de una tradición
(preponderantemente oral) [folk] de
los habitantes originarios de la tierra [land],
que se quedaron como a la zaga en las montañas, los ríos y las colinas.
Pensados
como espíritus de los muertos, los Seres Feéricos encajan en ciertos tipos,
siendo ejemplos los Sluagh, o Faery Hosts, quienes, según la creencia en
Highland, son los muertos malignos que montan en el viento. En otro ejemplo,
los Seres Feéricos de Finnbeara eran tanto los muertos recientes como los
antiguos. En Cornwall, las Personitas son los muertos paganos, y los Piskies
son las almas de los bebés, apareciéndose al alba bajo la forma de polillas blancas.
Según Kirk, se supone que los knowes encantados
del entorno del camposanto son lugares donde las almas de los muertos se
alojan, aguardando el Día del Juicio.
Los
Sluagh, o The Hosts (las huestes) de
los Muertos Sin Perdón, son el pueblo feérico más formidable de Highland.
Algunos consideran a ‘La Hueste’ no como los muertos sino como ángeles caídos.
Otros consideran a La Hueste como los espíritus de mortales que han fallecido.
Aun otros distinguen entre los Seres Feéricos y La Hueste. Generalmente, los
Seres Feéricos han de ser vistos después o en el entorno del ocaso, y se
desplazan en el suelo, mientras que La Hueste viaja a medianoche por los aires,
montados ellos en el viento, por encima de lugares habitados por mortales.
Robert
Kirk llamó a los Feéricos de Highland ‘Subterráneos’, y los highlandeses creen
que los Feéricos son espíritus de sus ancestros. Las colinas encantadas, o brochs, en las que esos seres viven son
los hogares de los ancestros muertos de los highlandeses y son, por ello,
considerados sagrados.
El
término White Ladies (Damas Blancas),
designando tanto a fantasmas como a Hadas, es todavía una conexión más entre
las Hadas y los muertos. Los
elementos sobrenaturales en las tempranas leyendas artúricas muestran que
Guinevere significó en su origen ‘fantasma blanco’, con el mismo significado
que la orlandesa Bean Fhionn, o White
Lady of Lough Gur, quien reclama una vida humana cada siete años. Las Damas
Blancas se aproximan en el momento de la muerte y portan el alma hacia su hogar
encantado. Las Damas Blancas son descendientes directas de los fabulados Tuatha
De Danann, los antiguos dioses y diosas.
[…]
Se
encuentran similitudes en el saber feérico de Escocia, debido a la migración de
pueblos, en avances y retrocesos, entre Escocia e Irlanda. La última oleada de
inmigrantes gaélicos llegados a Escocia desde Irlanda tuvo lugar en el siglo V [d. C.], pero durante muchas centurias
antes de esa los irlandeses estuvieron entrelazándose en matrimonio con los
Cruithne (Picts = pictos) de Escocia. Ha habido una larga historia de
intercambio entre los dos territorios, llevando esto a una mezcla armoniosa de
folclore y creencias.
En el
oeste de Irlanda, a donde fueron corridos los irlandeses nativos (‘to hell or
Connaught’)[xiv],
el pueblo ha mantenido su herencia antigua en un grado mucho mayor que la mayor
parte de los pueblos en el mundo. Aun cuando el cristianismo se hizo la
religión predominante en Irlanda, la fe en los Seres Feéricos continúa
desarrollando su crecimiento, especialmente ahora, con el renovado interés en
el paganismo y la tradición feérica. Los Seres Feéricos aún son avistados, con
anécdotas feéricas dando vueltas por toda Gran Bretaña y el mundo.”
Extraído
Sirona Knight, CELTIC TRADITIONS. Druids, Faeries and Wiccan Rituals (tradiciones célticas – druidas,
seres feéricos y rituales de Alta Magia Blanca), Citadel Press, Kensington
Publishing Corp., New York, 2000. Chapter 4: The Faeries (cap. 4: los seres feéricos), p. 113-122. Traducción
del inglés del fragmento y notas, para su sola publicación en este blog: G. Aritto / 2015.
[i] Aunque S. Knight se explaya enseguida generosamente sobre raíces
etimológicas y alcances del préstamo léxico adoptado en inglés como Faery (o Fairy), vale aclarar que estoy traduciendo ese nombre genérico
preferentemente como “Seres Feéricos”, o, según lo exija el contexto,
simplemente por la designación del tipo “hada(s)” (hasta puede valer por la
cualidad de “encantado(a)”). En síntesis, configuran el cosmos de las hadas y
su contiguo ámbito dévico de los Elementales de la Naturaleza. Por su
parte, las recurrentes denominaciones en inglés “people”, “little people” o
“good people” se vierten indistintamente como “gente(s)”, “pueblo”, “personas”,
“personitas”, “buena gente”… (Las órdenes de tradición druídico-pagana,
incluidas las actuales, aluden a ello naturalmente con el decidido apelativo
genérico de “los dioses”.)
[ii] Knight se mantiene,
obviamente, dentro de la fonética inglesa, y no brinda, como suele hacerlo y,
en rigor, se hace siempre al intentar reproducir una realización fonética,
ningún ejemplo en la lengua viva y vigente que se iguale o aproxime a la
emisión fónica /FEIE/.
[iii] “… a land where enchanted beings live”: téngase presente que el
término land contrasta en inglés con earth (tierra), aun cuando en
determinados contextos vivan en variación. “Land” puede denotar la superficie
misma planetaria en oposición al espacio ocupado por las aguas; la tierra que
se cultiva y cuyos recursos se explotan; un “país”, un “territorio”, una
“comarca”, tanto en su realidad física como en la de quienes la habitan.
Sospecho, sin fundamentos autorizados que me lo confirmen, que el término
moderno “land”, como toda palabra compartida por uno o más pueblos, oculta una
larga y sinuosa travesía de imaginarios y sentidos, sin duda arraigados a la
más temprana Edad Media de las gentes germánicas, que han asociado
metonímicamente la noción concreta contenida en “earth” a los contagios
culturales que sufrió sucesiva y acumulativamente a lo largo de más de mil
quinientos años. Así, por recurrir a un ejemplo contemporáneo, en la
mega-imagen elegida por Eliot para su revulsivo poema de 1922, /the waste land = la tierra yerma (o gastada)/, aun acabando por interpretarla como
un icono para la Tierra
toda y su actual humanidad, “land” parece guardar un celoso vínculo original
con el mito que funde y dinamiza los mitemas de ‘el Rey enfermo, estéril,
corrompido’ y de ‘la tierra = el reino infértiles, devastados’. Una parecida
oposición /superposición de valores cobra ánimo al percibir el campo semántico
y referencial creado por los sustantivos “kingdom” y “realm”, en inglés,
redistribuidos en romance castellano en el alcance de “reino”, como territorio
o dominio de un soberano y su corona, por un lado, y como ámbito, esfera o morada
donde se manifiestan entidades sutiles y seres concretos no-humanos, por otro.
[iv] Por supuesto, del romance en su referencia al género
narrativo nacido en la Baja Edad
Media [cfr. la nota i al texto de R.
J. Stewart publicado inmediatamente antes de éste, en EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (VIII)].
[v] En rigor, el topónimo cosmológico inglés Otherworld, directamente traducible por “Otromundo”, abarcaría dos
de las esferas “ultramundanas” célticas, que Knight denomina “the Overworld”
(el Mundo-de-Arriba) y “the Underworld” (el Inframundo), correspondiéndose este plano de realidad planetaria de
nuestra existencia con “the Middle World” (el Mundo Medio).
[vi] Si bien “ley line” refiere normalmente a una
común marca de sembradío, en lenguaje ocultista, ley alude a una línea de fuerza de naturaleza geomagnética en el
“cuerpo físico-etérico” del planeta. Por tales líneas, existentes más allá de
la dilucidación y las mediciones científicas, están energéticamente enlazados
las misteriosas formaciones megalíticas y ciertos umbrales materiales
interdimensionales de la
Tierra. Así , Stonehenge y sus centros de culto asociados, las
extrañas encrucijadas geomagnéticas donde descansan determinadas catedrales
medievales, o el mismísimo Camino de Santiago, otrora una ruta de circulación
cósmica para los desaparecidos atlantes… Aun cuando parte de la red
descubierta, por caso, en las Islas Británicas, haya entrado desde hace ya
mucho en recesión y haya sido suplantada por conexiones y puntos de
intersección nuevos, los descubrimientos y revelaciones de algunos pioneros
contemporáneos en la exploración del tema siguen resultando fascinantes. Por
mencionar sólo un trabajo en este campo, siempre nos entusiasmará volver al
clásico volumen de Janet Bord y Colin Bord: Mysterious
Britain (Gran Bretaña misteriosa), de 1974.
[vii] “El relato legendario del origen de los Gaelios y su llegada a Irlanda es
como sigue: ellos vinieron primeramente desde una vasta extensión indefinida de
tierra, llamada sitia – una región que probablemente incluía todo el sudoeste
de Europa y porciones anexadas de Asia. Ellos llegaron a Irlanda a través de
Egipto, Creta y España. Se los llamó Gaedhal (Gael = gaelios) porque su remoto
ancestro, en los días de Moisés, fue Gaodhal Glas. Siendo niño, se dice de
Moisés que lo curó de la mordedura de una serpiente, y que le prometió,
entonces, que ninguna serpiente ni otra cosa ponzoñosa infestarían la dichosa
isla occidental que su lejana posteridad un día habitaría. Niul, un nieto de
Gaodhal, que había sido invitado como instructor en Egipto por uno de los
Faraones, contrajo matrimonio con Scota, hija del Faraón, por la cual Irlanda
fue, en épocas posteriores, llamada Scotia. Y los Scoti irlandeses o Scots son
los descendientes de Niul y Scota. En Egipto, Niul y su pueblo se volvieron
ricos y poderosos, se tomaron a mal las injusticias del últimos Faraón, fueron
expulsados del territorio, y tras largas y variadas idas y venidas, durante
tiempos de éxitos, alcanzaron España. Cuando, después de una larga estadía en
España, oyeron sobre Irlanda (tal vez de mercaderes fenicios) y la
identificaron como la Isla
del Destino (Isle of Destiny), vaticinada por Moisés para ellos, su líder era
Miled o Milesius, cuya esposa fue también una hija del Faraón, y se llamaba
Scota. El tío de Miled, Ith, fue enviado primero a Irlanda a fin de que
informase sobre ella. Sin embargo, los Tuatha De Danann, sospechando el
propósito de su msión, lo mataron.
“Habiendo Miled
muerto en España, sus ocho hijos, con su madre, Scota, sus familiares y seguidores,
después de mucho tiempo iniciaron su viaje venturoso a su Isla del Destino.” (Seumas
MacManus, The Story of the Irish Race (la historia de la raza irlandesa),
1966; Chapter III: The Milesians (los
milesios), p. 12-13 / trad. del inglés de esta cita: G. A.) Libro éste de cuyo
Capítulo XXIV: The Poets (los poetas)
se tradujeron fragmentos para esta misma serie EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (VII).
[viii] “... the sacred spirit or presence that animates
and enliven...”: Knight juega aquí, en un
enunciado definitorio y crucial, con el oleaje semántico de dos verbos muy
concurrentes. Este umbral de resonancias de contenido fuerza la convivencia
pacífica de conceptos como ‘dar vida (a algo / alguien)’, por un lado, y, por
otro, ‘avivar’ o ‘hacer que algo / alguien se anime’. No se trata sólo de
repugnantes exquisiteces teóricas; a esa tensión subyacen nada menos que las
nociones de animismo y panteísmo, que no soy capaz de resolver
detenido en este entorno de mi traducción…
[ix] De nuevo, como arriba,
la autora se place en embriagar su texto de sinonimia cercana: “… arte still a part of the land – dice
– and the folk memory of the people”
(entendiéndose folk memory como ‘la memoria colectiva forjada en la tradición
– especialmente oral – del pueblo’…).
[x] Para toda esta temática
arturiana, ver las tres primeras entradas de esta serie [EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (I, II y III)], con secciones del
texto The Secret Tradition in Arthurian
Legend, de G. Knight.
[xi] “Second sight” (y “second-sighted, como adjetivo aplicado al sujeto
dotado), denota la facultad natural de conocer eventos futuros como plasmados
en el continuun espacio-tiempo
siempre actual. No me detuve acá al traducir en distinguir matices metafísicos
entre pre-cognición, videncia, premonición, psiquismo en
general…
[xii] Otra vez, en el discurso metafísico-ocultista, reaparece el poderoso verbo
to attune en inglés, que, no por ser
de uso general, deja de producir resonancias en contextos como éste, o como
aquel que se comentó ya en el escrito de R. J. Stewart en la nota viii de la publicación anterior de
esta misma serie citada también más arriba [cfr. EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (VIII)].
[xiii] Dentro del contexto del gaélico escocés, Knight mantiene en adelante esta forma singular host (hueste), como si adoptase algo así
como el nombre genérico de una tribu o una comunidad, a pesar de estar
refiriéndose a una pluralidad de seres individuales.
- Imagen primera: Badb Catha (publicada en http://www.conceptart.org/forums/showthread.php/121802-Badb-Catha
- Imagen final: Elves Tree... (Árbol de los Elfos) (extraída de: https://hdwallpapers.cat)
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