“Soñando con el Inframundo de los
Seres Feéricos
El soñar es una avenida hacia un entendimiento más profundo del reino
feérico y el Inframundo. El sueño es un vehículo para la cósmica mente de Lo
Uno[i] y
actúa como una dimensión simbólica de la experiencia humana como un todo.
Aunque resulte raro, los mundos reflejos [mirror
worlds] y toda suerte de Ultramundos, tales como el Inframundo de los Seres
Feéricos, se experimentan comúnmente en el sueño[ii].
Desprendiéndose del núcleo interior de uno, los sueños son expresión de
experiencias que buscan con anhelo volverse reales en el futuro en algún nivel.
Si tú puedes soñar (con) una experiencia, puedes hacer que se manifieste en la
realidad tangible. Porque los sueños son una fuente de de tremenda creatividad,
son el lugar perfecto para comenzar un entendimiento más avanzado de, y así una
interacción con, el reino de los Seres Feéricos.
Al igual que otros estados de consciencia, el soñar permite a la mente
consciente de uno participar activamente en procesos que están normalmente
considerados inconscientes.[iii] Los
sueños le permiten a uno penetrar aquel umbral ultramundano entre el aquí y el
allá, el ahora y el luego, y lo mortal y lo feérico. En el sueño existe una
comunicación continua entre todas las partes de ti mismo, y esto se puede usar
para potenciar nuestra habilidad para entrar, y desplazarnos libremente, en
otras dimensiones de consciencia alerta [awareness].
Muchos sueños contienen un mensaje que puede ayudarlo a uno a ver algo
que aún no ha captado con la mente consciente, como es el caso de las
experiencias ultramundanas. Además, tus sueños y las respuestas de tu cuerpo
físico te brindan la posibilidad de explorar tus procesos internos. Ponen en
exhibición partes del mundo que puedes aprender a reconocer adentro de ti mismo
y en otros. De los sueños emanan las posibilidades de la experiencia,
cualesquiera éstas sean.
A medida que uno aprende a dirigir sus sueños mediante la intención
consciente, el soñar se torna una experiencia multidimensional. La alquimia del
espíritu radica en convertirse en multidimensional, siendo simultáneamente uno
con todas las cosas. Separar la realidad ordinaria de la realidad
multidimensional, la realidad de la vigilia del estado onírico, así como el
tiempo del espacio, o lo blanco de lo negro, no tiene demasiado sentido, y
parece ser una visión obsoleta, en particular cuando uno vive en un mundo donde
todas las cosas son grises.
Según vas practicando el soñar y el fusionar, comienzas a asumir una
visión diferente del tiempo. En tanto va aprendiendo que el tiempo encierra las
cualidades de lo circular, lo horizontal y lo vertical, uno empieza a tener
muchos puntos de vista simultáneos y parece estar conectado con Ultramundos,
más que con su realidad terrena.
A medida que el tiempo y el espacio adoptan una mayor cantidad de
cualidades de lo infinito, las falsas estructuras y las distracciones que te
retienen separándote de Lo Uno comienzan a desmoronarse. Algunas de esas
distracciones incluyen la televisión, la radio, los diarios, la semana laboral
de cinco días, los fines de semana, los relojes, los calendarios, la escuela,
la recolección de basura, el reparto de la correspondencia, y cualquier otra
cosa que logre atontarte hasta pensar que su estructura o forma de
tiempo-espacio es ‘real’. Metafísicamente hablando, cuando uno aprende a moverse
más allá del continuum de
espacio-tiempo, la forma y la estructura se vuelven conceptos convencionales
dentro del continuum y están sujetas
a cambio en cualquier momento. Una vez que uno capta esto, el visitar el reino
de los Seres Feéricos parece menos irreal y más real de lo que pudo jamás
imaginar.
Viajes al Inframundo
La razón por la que los niños oyen y ven a los Seres Feéricos mucho más
a menudo que los adultos acaso sea que es siempre mejor ser puro de corazón,
mentalmente abierto, honesto, y de voluntad incondicional al realizar un viaje
al Inframundo de lo Feérico. El penetrar las esferas de los Seres Feéricos
involucra la intención de dirigir nuestros pasos entre los mundos mortal y feérico.
A esto se le llama ‘caminar entre mundos’ o ‘centelleo’[iv], e
incluye frecuentemente la translación
física a otras esferas, y, con un poco de suerte, la subsiguiente devolución
física al mundo de los mortales. Yo prefiero realizar empíricamente viajes al
Inframundo, donde llevo conmigo mi cuerpo energético antes que mi cuerpo
físico.[v]
El Inframundo de las Hadas está vivo en el folclore. Por ejemplo, en una
historia popular tradicional del noroeste de Gales, el dueño de una casa tuvo
ocasión de encontrarse con uno de los ‘Tylwyth Teg’, las Bellas Personas, uno
de Ellos-Los-Otros [the Other Ones]. Cuando
él dijo que le gustaría ver la morada de Ellos-Los-Otros, un reino normalmente
invisible a los mortales, se lo invita a colocar su pie en lo más alto del Ser
Feérico. Gracias al contacto del mortal y el Ser Feérico, un mundo es
repentinamente revelado en un abismo abierto en el suelo delante de él, con
fértiles campos, carreteras multitudinosas, mercados y hogares, una tierra con relucientes
ríos avanzando sinuosamente hacia el mar.
El Inframundo, como todas las cosas, está hecho de energía. Mortales,
Seres Feéricos, Diosas y Dioses son aspectos de la energía. Representan las
muchas formas, racimos y campos de energías creativas que existen dentro de las
muchas dimensiones a lo largo del continuum.
Algunos Seres Feéricos, al igual que los mortales, son particularmente
altruistas, y van a alumbrar, literalmente, el sendero de uno. Algunos no son
altruistas y se afanan por hacerle daño a uno. El usar tu intuición y tu
experiencia[vi] te
ayudará a saber con qué seres comunicarte y conectarte. Cuando estés
interactuando con la dimensión de lo feérico, ten presente que es toda energía,
y que a la energía se le puede dar forma y se la puede moldear [and energy can be shaped and patterned].
La forma energética cambia de figura según tú cambias tu [foco de] atención.[vii]
Las experiencias en el Inframundo liberan y unifican las energías y
percepciones de uno, más que racionalizarlas o separarlas. Tu percepción de ti
mismo en el reino feérico es en mucho diferente de la que tienes en el reino de
los mortales. El Inframundo de los Seres Feéricos encarna la mente planetaria
de la Madre Tierra.
Cuando más se ahonda uno en el Inframundo de lo feérico, más próximo está a
alcanzar a tocar la luz adentro de la
Tierra [the Light
within the Earth], lo que R. J. Stewart llama ‘el poder dentro de la
tierra’ [land]. Para los celtas, la
luz adentro de la tierra era el espíritu que vive adentro de la materia.
Los portales de paso al Inframundo ocultan secretos. Hay muchos cuentos
sobre lugares que sólo se pueden captar de un vistazo a la luz de la luna,
lugares que han desaparecido hace mucho, manteniéndose sólo en el folclore y en
las tradiciones vivas. El Inframundo puede ser un manantial de sabiduría
espiritual y saber ancestral, representando un mundo donde mortales y Seres
Feéricos, tanto visibles como invisibles, pueden comunicarse e interactuar. Algunos
vínculos feéricos se crean mediante la intención deliberada y otros mediante la
memoria genética. Todos los vínculos son conexiones para siempre.
Cuando realizamos un viaje al Inframundo, damos pasos hacia un tipo de
presente atemporal o eterno ahora. Se pone énfasis en la relación ancestros –
Seres Feéricos, pero a medida que evolucionamos, comenzamos a movernos hacia
una consciencia alerta [awareness] atemporal
que nos saca de lo tribal hacia lo colectivo, lo universal, y finalmente lo
cósmico. Algo realmente cambia en nuestra consciencia alerta de la realidad
dimensional.
El comprender el Inframundo crea una relación consciente entre la tierra
[land], los Seres Feéricos, los
mortales, y la Madre Tierra
[Mother Earth]. La tradición de las
Hadas es un modo de establecer relación, un modo de transladarse entre lo
mortal y lo feérico, entre lo físico y lo espiritual. Como
escribe R. J. Stewart en The Living World
of Faery (el mundo viviente de las hadas):
Mediante este arte profundo puede uno acceder a
través de estanques, penetrar colinas y árboles, fundirse con las piedras, y
llegar por fin a las mansiones de la
Gente de la Luz
[People of Light], que están dentro del cuerpo de la Tierra [Land]. E incluso
ellos pueden venir a uno, ya que el umbral, una vez abierto, puede ser cruzado
en ambas direcciones. Uno puede ver con sus ojos y ellos, de igual modo, han de
ver con los de uno para el mutuo aprendizaje.
Después de viajar al reino de las
Hadas, y mientras se visita ese Inframundo, uno puede experimentar un
aguzamiento de su visión normal. Este aguzamiento se puede también traer a su
mundo de lo mortal. Uno percibe el mundo de lo mortal de un modo diferente. Se
experimenta una modificación de la consciencia. Cuando se trabaja con los Seres
Feéricos y se ve recíprocamente a través de los ojos del otro, de pronto se ve
el mundo de los mortales como los Seres Feéricos lo ven, y ellos ven el mundo
feérico como lo ve uno. A través de esta relación, uno cambia radicalmente la
visión del mundo físico. Esto se vuelve un cambio permanente de la consciencia
alerta.
Cada vez que viajé al Inframundo,
me encontré con seres extraordinarios de todos los tamaños, rara vez alguno por
debajo de los cuatro pies de alto. Estos seres de la tradición popular tienen
muchos tonos de piel, mayormente colores terrosos, y toda variedad y todo color
de ojos. Muy pocos de estos seres tienen aspecto de fantasma, sino, por el
contrario, los más parecen fluir, ser amables, sabios, y a veces exóticos, y
tener la habilidad de desplazarse del punto A al punto B con un solo
pensamiento. Muchas veces me han sido entregados dones de conocimiento e
inspiración, y en ocasiones se me pide que realice determinadas tareas como
ayuda al reino feérico.
Lo que he descubierto a partir de
mis experiencias en el Inframundo es que los Seres Feéricos están siempre
presentes; lo único que pasa es que yo no estoy siempre presente para ellos. Lo
que también he descubierto es que estamos interactuando con estos seres, estas
energías y estas dimensiones de existencia todo el tiempo, en un tipo de
intercambio atemporal, nos demos cuenta o no de ello.”
Extraído de Sirona Knight, CELTIC TRADITIONS. Druids,
Faeries and Wiccan Rituals (tradiciones célticas – druidas,
seres feéricos y rituales de Alta Magia Blanca), Citadel Press, Kensington
Publishing Corp., New York, 2000. Chapter 4: The Faeries (cap. 4: los seres feéricos), p. 148-153. Traducción
del inglés del fragmento y notas, para su sola publicación en este blog: G. Aritto / 2015.
Imagen de portada: extraída del blog http://tetha1950.tumblr.com
[i] Estoy vertiendo “Oneness” por “Lo Uno”,
afín a otras imágenes posibles como “Lo Uno-Total”, “La Unidad Última” o “El Todo
Indivisible”: unicidad, totalidad omni-abarcadora, inclusión cohesiva de
cualquier parte – por minúscula que sea -, fractalizada (es decir, que el Todo
sea siempre reproducción idéntica magnificada de aquellas partículas que lo
conforman) o no, etc., deberían ser aspectos convergentes en la mente de quien
lee. Por su parte, como se señaló ya en la publicación anterior sobre el texto
de la propia S. Knight (entrada con orden IX de esta misma serie), el locativo
cósmico inglés “Underworld” vale aquí, en romance, “Inframundo”, y el
“Otherworld”. “Otro-mundo” (u “Otromundo”) o “Ultramundo”.
[ii] “Sueño” acoge en castellano, según el
entorno referencial del texto, los valores que el inglés contrasta y distribuye
entre to sleep (= dormir), de (the) sleep (= el estado de sueño, el
permanecer dormido), de to dream /
dreaming (= soñar) y de (the) dream /
dreaming (= sueño como proceso onírico).
[iii] Tengo para mí que, al igual que J.
Krishnamurti, Knight está aquí negando (aunque ella lo haga muy oblicuamente)
la entidad de lo que el Psicoanálisis y sus derivaciones teóricas y prácticas creen
haber logrado distinguir como “lo / el inconsciente”. Y ello, a pesar de la
actitud cerradamente escéptica del pensador indio hacia la necesidad de que
exista forma alguna de proceso onírico una vez que se ha logrado la disolución
del ‘yo’ ilusorio, y, además, de que los sueños puedan servir de fuente
hermenéutica y de revelación metafísica para explorar la psiquis humana, la
esfera de lo “sobrenatural” y el orbe de lo simbólico en general.
[iv] “Twinkling”,
también traducible por “destello” o “brillo”, asociados en el uso a los ojos, a
la mirada, al fulgor inestable de las estrellas.
[v] Knight habla aquí de su “energetic body”
(cuerpo energético) en oposición dual con su “physical body” (cuerpo físico),
dando por sobreentendida la complicidad comprensiva de su lector. Sin embargo,
y salvo que esté adhiriendo a alguna concepción de raíces célticas que la
avalen con naturalidad, uno tiende a preguntarse a qué se refiere con lo
primero, y, más aun, a cuestionar el que exista cualquier confusión posible
entre un viaje al Inframundo feérico
y lo que comúnmente se conoce como viaje
astral, experiencia – de perfiles muy borrosos y de difícil autentificación
– librada al llamado “cuerpo emocional o astral”, por lo demás, de dudosa
entidad metafísica. Desde luego, es impensable que ese “cuerpo energético”
coincida con lo que hoy se acepta sin conflictos como “cuerpo etérico”, réplica
reticular electro-magnética del físico, ni mucho menos con el sutilísimo
“cuerpo de Luz”, nuestra última envoltura “corporal” por encima del “cuerpo
causal” que sustenta el alma, y cuya manifestación requiere un grado evolutivo
lindante con la esencia de la
Mónada espiritual. Con la esperanza de que una cita del mismo
libro aclare y no oscurezca, traduzco unas líneas imperdibles del parágrafo
titulado “Celtic Shamanism” (chamanismo celta), del Capítulo I, Celtic Roots and Shamanism (raíces
célticas y chamanismo); dicen aproximadamente esto: “Más que ser verdaderamente
panteístas, los celtas vieron a las
Diosas y los Dioses diversos como aspectos energéticos de la Diosa Madre , quien en la
tradición irlandesa es Dana. Cada Diosa y Dios tiene además un aspecto natural,
lo cual nos retrotrae al concepto de la tierra sagrada [sacred land].La Diosa Madre y la Tierra [Earth]:
en el chamanismo celta los muchos Dioses y Diosas eran aspectos divinos de
ambas. En esencia, al morir los ancestros devenían en aspectos divinos de la Diosa , retornando a la
tierra [land] de donde [from whence, sic] habían nacido, a fin de renacer una vez más de la Diosa. Ellos se convertían en
los seres durmientes [the sleepers]
que residen en la tierra [land], cuya
energía puede ser reclamada por las generaciones futuras.” [p. 20] Queda clara aquí, creo, la concepción divinal de todo lo
existente, y esa parte “energética” que viaja al Inframundo, parte activa en lo
humano aunque siempre en conexión con el orden cósmico y el entramado total de la Naturaleza. Se
trata, intuyo, de una verdadera experiencia “alquímica” interior.
[vi] Estrictamente hablando, para la visión
ocultista, la intuición y la experiencia son hechos de afinidad nula. La
primera actúa, justamente, cuando se han desactivado los impulsos del ego a
proyectarse en el plano material experimental, dejando al Universo y sus
entidades divinas manifestarse internamente de modo espontáneo y sin los
condicionamientos de la mente y la emocionalidad de lo humano apegado al orden
tridimensional. Sin embargo, ambos fenómenos concurren según la autora, imbuida
como vive y escribe del espíritu “naturalista” y la mentalidad “empirista” tan
profundamente célticos (y anglo-sajones también).
[vii] Aparte el juego semántico entre los
sustantivos “form” (secuela latina) “shape” sincronizados por el verbo “shift”
(cambiar de posición, de aspecto, moverse en el espacio o internamente,
transferir…), efectivamente, son principios universalmente aceptados en
metafísica que “la energía es una” y que “la energía sigue al pensamiento”. Lo
más arduo de este y otros pasajes que manejan la noción de dimensión es arrojar luz suficiente sobre esa zona de grises donde
se distinguen “Universos”, “mundos”, “dimensiones” y “planos dimensionales”,
aspectos del Todo que sólo exploradores de un discernimiento tan exquisito como
el de El Tibetano o José Trigueirinho nunca confunden. De cualquier modo, me
parece que, especialmente entre quienes han consagrado su vida a experimentar,
a penetrar en lo concreto de esos
confines, más que a divulgar revelaciones, el reino genéricamente dévico que infunde su energía vital a
las familias de seres feéricos (hadas y elementales), halla sustento cósmico en
otro plano de esta misma dimensión, siendo la matriz tridimensional la que nos
acoge juntos, aun cuando ellos puedan superar, sin esfuerzo alguno,
constantemente umbrales a dimensiones más sutiles.
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