Llueve adentro mío llueve llueve el tiempo pobre
estúpido no se quiere rendir y se aboveda aún en este sueño añil que soy pero
como mi inmensa noche sin origen nunca empezó esa voz de follajes cristalinos
nunca empezó la lluvia indecible canto
donde se extinguen los pensamientos y aunque el relámpago me suplicó otra vez
un instante un solo instante al menos de mi locura y fui entonces un remolino
bermejo en el sembradío no volveré a hacerlo no no no a caer en la fosa y confundirme
con los abominables gusanos de la cordura humana porque sobre las colinas de
tatuajes extraños llueve llueve mientras el arroyo anuda y desanuda
misteriosamente su hebra electrizada y nada me recuerda ni recuerdo y
envejecida la misma luna de siempre me seguirá de nuevo en vano cansada de conjuros y de lobos y a nadie encontrará “¿estás ahí?” libre para entregarle a la
muerte las palabras “¿ha sanado por fin
tu ala herida?” libre para el amor
sin dejar rastros “espérame en el claro
del bosque donde abre su párpado el Vacío” respirar y extraviarnos volver a
ser el fuego en la llama ausente y apagada hace millones de años imán en lo
secreto de la piedra viento deshabitado ráfaga cenizas un único gorjeo
volviéndonos eco del silencio porque adentro muy adentro nuestro llueve lluev
GUSTAVO ARITTO
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