“Esta antigua tradición, preservada en el mito y la
leyenda celtas fue relanzada por trovadores y troveros iniciados del siglo XII,
y esparcida por todo el mundo cristiano. Ella continúa hablando a los corazones
de los hombres aun hasta hoy, porque estimula la imaginación creativa.
La leyenda artúrica es, además, única en que provee un
trayecto completo desde las profundidades de nuestros anhelos espirituales
primitivos hasta las alturas de la experiencia mística. Toma impulso en la
antigua tradición del caldero de la inspiración y el renacimiento ganados
gracias al Rey del Inframundo, hasta Galahad, el perfecto caballero cristiano
medieval, quien devuelve su alma a Dios tras lograr la Búsqueda del Grial.
Estas visiones se complementan unas a otras y brindan
una pintura completa del sendero de la consumación en la evolución de la
consciencia humana. Lo más bajo no se abandona atrás según el hombre avanza,
sino que se mantiene como el fundamento de su crecimiento futuro.
Así, los Misterios Artúricos no son un camino
ascético. Indican el destino del hombre occidental, a fin de explorar cómo
controlar los planos de la materia, no de rehuirlos. Buscan usar y elevar el
deseo, no de aplacarlo.
[…]
Así, los relatos artúricos se pueden interpretar a
muchos niveles. La propia Mesa Redonda puede ser lo que fuere desde un modelo
de acción caritativa hasta un formidable patrón estelar de fuerzas psíquicas y
espirituales.”
◘◘◘◘◘◘◘
“Procedemos ahora a considerar el Segundo Grado, al
que llamaremos el Grado de Merlín[1]. Éste incluye los poderes
y las funciones de las ‘mujeres feéricas’ y encantadoras, de las cuales las más
importantes son Morgan le Fay y la
Dama del Lago, usualmente llamada Niniveh o Nimuë. Otras son
la hechicera Hellawes, Dama del Castillo Nigramo; y Annowse, una hechicera que
en una de las historias seduces a Arturo.
Tampoco deberíamos olvidar la sombría figura detrás de Merlín, llamada
Blaise. Él parece ser el maestro o mentor de Merlín, aun cuando quede reducido
al rol de algo así como un escriba o analista en redacciones posteriores. Hay
además figuras semihumanas o Elementales tales como el esposo de Morgan Uriens
de Gore, y varias ‘damas del Lago’ menores (tales como Saraïde) de las que
existen muchas, ya que el Lago no es más que el plano astral, la gran casa del
tesoro de imágenes más allá del plano físico…
A Merlín, Morgan y Nimuë se los puede reunir dentro de
la perspectiva de la proto-historia oculta tradicional como primitivos maestros
de la actual evolución de la raza humana que suele denominarse la quinta Raza
Raíz. La cuarta Raza Raíz comprendió la fase ‘atlante’ de la evolución humana
de la época antediluviana.
El Diluvio de Noé no es necesariamente la verdadera
catástrofe atlante, sino una réplica menor de ella, similar a aquella que
afligió a los celtas cuando el Báltico rebalsó a causa del derretimiento de
hielo al final de la Edad
de Hielo. Eventos como estos debieran, no obstante, reestimular memorias
raciales.
La tradición atlante que ha llegado a nosotros en
forma fragmentaria
Es el resultado de esfuerzos de videncia hechos por
aquellos particularmente dotados y ejercitados en la recuperación de esas
memorias. Suele llamársele lectura del akasha
o de los registros akáshicos[2]. La importancia de Merlín
es su papel como guía de senda a una nueva fase, o época, de evolución
consciente. La fase atlante antediluviana había acarreado, como frutos suyos,
una especie de humanidad bien desarrollada en su sabiduría instintual, pero no
en sus capacidades intelectuales individualizadas. El estado de consciencia de
la humanidad antediluviana se podría considerar semejante a la de las formas
más elevadas del animal domesticado de nuestros días, particularmente la
familia canina, o la equina, llevadas a su pico máximo de individualidad
mediante un contacto y un trato afectivo humanos prolongados.
El asiento de la consciencia del hombre atlante yacía
en un punto ‘más bajo’ del cerebro, más hacia lo que podríamos casi denominar
una consciencia espinal. Así, ellos tendieron más a una especie de consciencia
grupal que a una expresión individual. Esto a veces es visto, bajo el aspecto
de una regresión, en el comportamiento de la masa…
Esta cualidad mental[3] es más fácilmente influida
por el sonido, la forma y el color que por razonamientos intelectuales. Así,
mucha de la técnica mágica atlante se fundaba en el uso del sonido, la forma y
el color como medios de operar sobre los instintos y las emociones…
En asuntos de este tipo estaba altamente formado el
antiguo sacerdocio atlante entonces en el poder, y en la leyenda artúrica queda
representado particularmente por Merlín, el gran mago, y por Morgan le Fay la
encantadora.
Estos métodos, que conllevaban un fuerte influjo
hipnótico sobre una humanidad mucho más fácilmente sugestionable, menos
individualizada que la que concierne al momento actual, los habrían vuelto
adeptos en el ‘transformismo’ [=
‘shape-shifting’] y en dejar a la gente adormecida por encantamiento. Esto
último les conferiría también la habilidad aparentemente mágica de
transportarla a lugares distantes, quedando los sujetos sumidos a un estado de
inconsciencia mientras completaban su viaje.
Merlín no es, de todos modos, un mero ilusionista. Él
representa una forma occidental humanizada de los antiguos dioses del
aprendizaje y la civilización, tales como el griego Hermes o el egipcio Thoth.
Él es, más aun, uno de aquellos, afín a Melquizedek en el Antiguo Testamento,
‘sin padre ni madre, sin descendencia’.
Son las grandes figuras superhumanas que trabajan
detrás de la escena de la evolución planetaria, a veces apareciendo físicamente
a discípulos selectos en particulares momentos favorables o de crisis, pero no
vistos por la mayoría, trabajando a través de elegidos intermediarios humanos. En
la literatura esotérica de Oriente se los conoce como Manus[4].
En este rol Merlín trajo las enseñanzas secretas de
los condenados atlantes, al final de su fase, al mundo nuevo de Europa, y fundó
primero los Misterios Hibernianos, vestigios de los cuales nos llegaron en la
mitología de Irlanda. Consecuentemente, y desde otros puestos de avanzada
costeros de Occidente, la misma enseñanza se expandió al resto de las islas de
Britania y la Europa
continental.
Sus mandato provenía de un gran ser primordial a quien
se conoce tradicionalmente como Narada. Fue él quien aportó a través de la
consciencia de la humanidad, como una luz guiadora, el gran patrón solar – de
una vida central -, punto generador circunvalado por siete círculos de fuerza.
Este era el patrón del gran Templo del Sol de la Atlántida en la isla de
Ruta, y el patrón espiritual de la civilización sobre el cual la época atlante
humana fue erigida. Esto, en los primeros días de la Atlántida , fue una
enseñanza secreta, confinada al clan sagrado de los aristocráticos
sacerdotes-iniciados.
Al final de los tiempos atlantes, se le encomendó a
Merlín formular a la nueva raza raíz una forma más sutil y compleja del plan.
Este nuevo patrón fue el de la Mesa Redonda.
Éste había sido preservado en la consciencia humana por siglos, haciéndolo
finalmente a través del vehículo de las leyendas artúricas. Esto añadió el
concepto de responsabilidad corporativa mediante el esfuerza individual, en
lugar del énfasis sobre la jerarquía. Las leyendas fueron publicadas en forma
escrita en el siglo XII pero existían en forma oral antes de ese entonces, y en
los tiempos primitivos se expresaron en una directa forma física mediante la
construcción de círculos de piedra, madera o tierra.
Un avance ulterior sobre el patrón solar previo es que
la nueva fórmula absorbe conocimientos de fuerzas más allá de nuestro sistema
solar inmediato. Con la Mesa Redonda , se toman en
cuenta fuerzas y patrones estelares, ya que es, en verdad, una forma de
Zodíaco. Esta enseñanza emana de un centro cósmico de fuerza involucrado en la
evolución universal de la consciencia
en tanto opuesta a la evolución solar y planetaria comparativamente local. Por
razones que hacen a la consciencia de la Tierra , puede pensarse esta fuente de influencia
como emanando de lo que nos parecen ser las siete estrellas de la constelación
de la Osa Mayor.
Deberíamos mencionar, de paso, otro patrón más,
también de origen estelar, pero que usa, como agente transformador para la
recepción por parte de la consciencia humana en la Tierra , las fuerzas
internas del planeta Venus. Esta fórmula, mediada por Melquizedek, es la
fórmula de la Rosa Cruz. La
significación interior de estas enseñanzas se reservó esotéricamente hasta su
revelación pública parcial en el siglo XVII. En su versión acabada ésta es un
arreglo de rayos y círculos en el cual la rosa central tiene tres grupos de
pétalos (tres, siete y doce), de los cuales emanan rayos de luz. Ello es
indicador del misterio espiritual creativo de las energías cósmicas internas
que encuentran su verdadero destino al ser clavadas en la cruz cuadrada del
espacio y el tiempo en el mundo de la materia.
Esto había sido, desde luego, esotéricamente revelado
y expresado en la
Encarnación del Logos y la crucifixión de Jesús, el Ungido [= ‘the Christed one’], que fue antes
que un mero guía ordinario, avatar o manu. Éste fue un evento cósmico único,
cuyas ramificaciones no han sido aún, en modo alguno, resueltas o reveladas, y
están contenidas en los Misterios del Santo Grial en su forma para la
Nueva Era.
En la más elevada forma de iniciación asociada al
Santo Grial, los tres patrones, el de la esfera solar, la Mesa Redonda , y la
Rosa Cruz , resultan todos completamente
asimilados dentro de la consciencia. Son cada uno de los aspectos, y
desarrollos, de la misma y una realidad eterna. Su simplicidad y familiaridad
en trazas diversas, a veces tristemente vulgarizadas, no debería cegarnos
respecto de su importancia fundamental como claves al desarrollo evolutivo
consciente, que es el propósito detrás de la vida física. La iniciación, hay
que enfatizarlo, y los Misterios, no son para unos pocos privilegiados, sino
para todos, aun cuando las nuevas concepciones necesariamente tienen comienzos
nimios.
El propósito de Merlín fue, por lo tanto, implantar un
patrón de consciencia dentro de la nueva civilización de la humanidad,
empezando por las islas occidentales de Britania. El curso de la primitiva
expansión de este patrón puede rastrearse mediante la cadena de círculos
megalíticos que cruzan la faz de Europa. Altos centros de enseñanza se
desenvolvieron en diversas partes del mundo, y notoriamente, en lo que
concierne a Occidente, en el Antiguo Egipto. De allí llegó Moisés, el primer
agente de la misión de los judíos como preparadores del camino para el
monoteísmo y la revelación del Mesías.
No obstante, en la materia de Britania, la leyenda de la Mesa Redonda es la
fórmula para el último desarrollo grupal de hombres individuales, regidos no
por un poder central despótico sino por la cooperación en la consideración y el
amor mutuos, manteniendo, mientras, al mismo tiempo, el concepto jerárquico de
organización y reinado espiritual.
En los días de los albores de nuestra época, cuando
estos principios estaban siendo establecidos por primera vez, el hombre estaba
por lejos menos individualizado de lo que hoy lo está. De ahí que los métodos
instituidos por Merlín resultarían impracticables, y verdaderamente inmorales,
de ponerse en práctica en los tiempos modernos. Como, en general, todo lo
atinente al género humano estaba más próximo a lo animal en aquellos días, así
la genética, y la reproducción selectiva, jugaba un papel importante en el
gobierno y el orden social. Esto fue particularmente importante en una época cuando
el hombre era de una mentalidad más grupal y más abierto a las influencias de
planos internos. Aquellos que podían guiar mejor el destino de su grupo
particular no eran los más inteligentes desde el punto de vista intelectual o
los físicamente más fuertes, sino aquellos que podían ser espontáneamente más receptivos
a enseñanzas de un orden superior de consciencia provenientes de los planos
internos.
Así pues, ciertas líneas de sangre tenían una
clarividencia natural que era un importante corolario de poder y visión. Éste
fue el fundamento del concepto de aristocracia y del ‘derecho divino de los
reyes’ – un concepto tan profundamente arraigado en la consciencia humana que
Carlos I estaba orgulloso de ser un mártir en defensa de él…
La importancia de este reinado sagrado, y de la
facilidad hereditaria para contactar planos internos, están claramente
demostradas en la leyenda artúrica a través de las historias de la concepción y
el nacimiento de Arturo, que revelan una específica política de ingeniería genética
de parte de Merlín.
Es esto lo que está detrás de los eventos algo
bizarros que rodean esta parte de la historia arturiana. Se concibió, de
acuerdo con la intención de Merlín, que Arturo era un rey-sacerdote en la
antigua tradición de la
Atlántida , elegido antes de su nacimiento, como resultado de
una unión carnal cuidadosamente planeada iluminada por consideraciones
genéticas esotéricas.
Merlín eligió dos padres con gran cuidado. El padre de
Arturo resultó ser Uther Pendragon, de la antigua línea real británica. Esta
línea había sido establecida por una previa migración atlante y mantenía dentro
de sí conexiones raciales con Hibernia e incluso con la remota Lemuria. Estaba
simbolizada por la ‘progenie Pendragon’ [=
‘Pendragonship’] – lo que significaba una primitiva hermandad de guerreros
esotéricos cuya cresta simbólica derivaba de la constelación de Draco, el
Dragón, la cual se curva en espiral en las inmediaciones del Polo Norte de la
esfera celeste, y en ciertas épocas aporta con su cuerpo la Estrella Polar.
Por parte de su madre Arturo llevaba sangre de una
princesa atlante, Igraine. Ella era una de los del Clan Sagrado, que había
llegado a Cornwall y se había desposado con el jefe local. En los anales que
sobrevivieron hasta nosotros a él se lo conoce como Gorlois, Duque de Cornwall
o Duque de Tintagel.
Cornwall tenía lazos especiales con la Atlántida y con
Hibernia, y en sus leyendas se tejen hebras de los antiguos asentamientos
irlandeses y córnico-atlantes. Éstos han de hallarse principalmente en las
historias en torno de Tristán e Isolda y la Corte del Rey Mark. El núcleo racial córnico
nativo, del cual Gorlois fue señor supremo, pasa por ser descendiente de una
raza gigantoide pre-humana.
[…]
Los planes de Merlín incluían a la esposa de Arturo,
quien habría de ser Guenevere (Ginebra) de Cameliard – un distrito ahora
sumergido bajo las olas de la costa córnica, el cual tenía sus propios lazos
como puesto de avanzada de colonos atlantes.
Esto había sido planeado desde su primera revelación del concepto de la Mesa Redonda , en tiempos de los
días de gloria de Uther Pendragon, cuando él se la confió a uno de los
tenientes de Uther, Leodegrance (‘el gran león’) de Cameliard, de quien
finalmente llegó a Arturo como parte de la dote de Ginebra.
[…]
Malory trata poco los orígenes de Merlín.[5] Como uno de los primeros
novelistas modernos, esto es, uno con un sentido de la línea dramática de la historia,
obviamente sintió necesario omitir material biográfico temprano procedente de
las azarosas sagas omniabarcadoras de sus fuentes medievales. Así, las ‘enfances’ están omitidas o glosadas en
el tratamiento de Malory de Arturo, Lancelot, Tristán y el propio Merlín.
[…]
De
acuerdo con Geoffrey, Merlín proviene de Carmarthen, y pese a que la derivación
del nombre de Merlin o Merdhin del nombre del pueblo
Carmarthen, o Caer Merdhin, ha sido desacreditada por algunos investigadores,
aquí la exactitud académica ciega más de lo que ilumina. No habría perjuicio
alguno en sostener la tradición de Merlín proviniendo de esta parte mucho más
significativa de las Islas Británicas, en el lejano sudoeste del Principado de
Gales. Él mantiene estrechos contactos e influencias hibernios hasta el día de
hoy, y un obvio puesto de avanzada de antiguos colonos del oeste. Es de este
distrito de Dyfed, recientemente Pembrokeshire, que las rocas azules del
primitivo Stonehenge derivan…
De
acuerdo con Greoffrey, la madre de Merlín era hija del Rey de Gales del Sur que
vivió en un convento como consecuencia de un extraño encuentro con una entidad
no humana que terminó siendo el padre de Merlín. Citando a Geoffrey, este
padre:
… según Apuleyo deja registrado por escrito como
tocando el dios de Sócrates, ciertos espíritus existen entre la luna y la
tierra, a los que denominamos demonios incubus. Tienen ellos una naturaleza que
participa tanto de hombres como de ángeles, y mantienen conversaciones con
mujeres mortales. Afortunadamente, uno de éstos le apareció a esta dama, y es
el padre del joven.
Es
importante diferenciar el uso moderno de la palabra demonio, la cual, por influencia religiosa ortodoxa y pérdida de
conocimiento de la dinámica interna, ha hecho derivar el significado de la
palabra en maldad absoluta. Sería mejor volver a la forma ortográfica más
antigua, derivada del griego, de daimon,
que significa simplemente ‘espíritu desencarnado’. En verdad, en el caso de Sócrates es un ser
enteramente benéfico, y ha sido comparado al concepto esotérico del propio Yo
Superior o Santo Ángel Guardián del hombre.
Lo
que aquí tenemos, en efecto, es una especie de partenogénesis; y el nacimiento
virgen es un corpus de leyenda que
vigoriza muchas figuras divinas y superhumanas. No lo hace, empero, sin una
profunda validación interior. Es un modo de establecer manifestación física
para muchos tipos de ser superior y no es, de ninguna forma, único. Es un
extraño fruto de la evolución de la consciencia el que muchos cristianos
descrean del hecho del nacimiento virgen en relación con el Salvador, mientras
otros en la fe lo mantienen como un evento único nunca antes ni después
ocurrido.
Es
interesante comparar las explicaciones de Wace y Layamon sobre estos asuntos, sumamente
peligrosos por sus implicancias heréticas en aquellos días.
El
normando Wace escribe que la madre de Merlín es la hija del Rey de Dimetia, en
Gales, ahora una monja en Carmarthen. A su padre él lo llama
… un cierto orden de espíritu (que) se extiende entre
la luna y nuestra tierra… de una naturaleza en parte hombre, y en parte de un
ser más elevado. Estos demonios se denominan incubi. Su hogar y región es el
aire, pero este cálido mundo es su hospedaje. No está en poder de ellos el
hacerle un gran mal al hombre, y las travesuras de que son capaces no pasan de
algún truco o de provocar enojo. De todos modos, ellos saben bien cómo ataviarse
a sí mismos en una figura humana, ya que su naturaleza se presta de maravillas
al engaño. Más de una doncella ha sido su entretenimiento, y en ese tren ha
sido engañada. Puede muy bien ser que Merlín fuera concebido por un ser
semejante, y acaso naciera de un demonio.
Y
el anglo-sajón Layamon afirma que la madre de Merlín es una monja `capuchina´, una
hija de Conaan, el tercer rey de Gales, quien, a la edad de quince años, soñaba
frecuentemente mientras dormía a un bello caballero completamente vestido de
oro. Continúa diciendo:
‘moran en el cielo muchos tipos de seres, que
permanecerán allá hasta que el día de la ira llegue; algunos son buenos, y
algunos hacen el mal. De ahí es una raza que entre los hombres adviene; se los
llama con todo derecho Incubi Daemones; no hacen demasiado daño, pero engañan
al pueblo; a muchos hombres engañan en sueños, y a muchas hermosas mujeres les
hacen con presteza un hijo embuste mediante, y a los niños de muchos hombres
decentes seducen ellos a través de la magia. Y así fue Merlín concebido.’
Hubo
una escuela de pensamiento entre los estudiosos medievales que se propusieron
hacer de los orígenes de Merlín algo totalmente diabólico. Enseñaron que su
nacimiento fue planeado por el demonio y que la santidad de su madre
enclaustrada frustró la trama maligna y produjo que su extraño vástago fuese un
poder del bien.
Esto
confiere cierto pathos a la historia.
Describe la inocencia y la bondad de una joven muchacha desafiando los poderes
del mal. Y retrata a Merlín como una figura extraña, enigmática, tironeado
entre el bien y el mal, concebido por el mal a fin de frustrar el advenimiento
de los caballeros de la Mesa Redonda ,
pero gracias a la influencia de su madre cristiana y el confesor de ella,
Blaise, provocando el fracaso del demonio y alentando con su ayuda, en cambio, la Hermandad de la Mesa Redonda. No obstante eso,
a pesar de sus méritos dramáticos, esto no es, con todo, más que una piadosa
distorsión que detracta la línea temática original.
Merlín
y su género no son pichones bastardos de demonios, y la doctrina de los incubi es una distorsión medieval que
reduce una forma muy profunda y poco conocida de polaridad trabajando entre los
planos a un modo de perversión sexual o autoerotismo mediumísticos.”[7]
Extraído de Gareth Knight, THE SECRET TRADITION IN ARTHURIAN
LEGEND The Magical and Mystical Power Sources Within the Mysteries of Britain
(LA TRADICIÓN SECRETA
EN LA LEYENDA ARTÚRICA.
Las
fuentes de poderes mágicos y místicos dentro de los Misterios de Gran Bretaña);
The Aquarian Press, Irthlingborough, Northamptonshire, U. K., 1983. De Introduction:
1. Grades of the Arthurian Mysteries and the Importance of Myth and Legend;
y PART TWO: THE GRADE OF MERLIN AND FAERY
WOMEN: 11. The Atlantean Background. (Traducción de estos fragmentos: G.
Aritto / 2015)
Tintagel Castle (Cornwall) |
[1] Con “Segundo Grado”, el autor identifica el segundo
nivel iniciático dentro de los tres primarios que reconoce en el contexto de
los Misterios Artúricos: 1°. Grado de los
Poderes de Arturo (cuyo símbolo atávico es la espada), 2°. Grado de los
Poderes de Merlín (cuyo símbolo es la vara
o varita mágica), y 3°. Grado de los Poderes de Ginebra (con la copa como símbolo activo). Superando
esos Misterios Menores, se accede a
los Grandes Misterios de la
Búsqueda y la Conquista del Santo
Grial.
[2] “Archivos
Akáshicos, en los que está registrado el desarrollo pasado, presente y futuro
de todas las partículas y consciencias existentes en el Cosmos infinito. Esos
archivos son la esencia del Sonido, del Verbo, y guardan en sí la vibración de
cada chispa que se desprende del Supremo para iniciar sus experiencias en el
Universo manifestado. Cuando una chispa se desprende del Padre, ella recibe un
sonido que es la síntesis de toda su trayectoria en el Universo. Ese sonido, esa
vibración, está registrada en el Akasha, y es también éste que, en cada
situación en que la chispa se encuentre, manifiesta Su realidad adecuándose a
las situaciones existentes. Por tanto, ese Sonido, síntesis del Ser, se
manifiesta a cada momento, en las diversas etapas por las cuales pasa la
chispa. A su vez, también esa manifestación es registrada e impresa en los
Archivos.” (J. Trigueirinho, Mirna Jad: Santuario Interior) Los
Registros akáshicos convalidan, desde luego, la vigencia de la Ley de causa-efecto activa en el planeta,
con su correlato kármico como
manifestación compensatoria en la evolución de cualquier ser de cualquier
reino. La información receptada por el famoso ocultista Rudolf Steiner sobre
las civilizaciones de Lemuria y Atlántida, a través de la clarividencia o la
incursión intuitiva en el ámbito dimensional de dichos Registros, se mantiene
aun hoy entre las más fidedignas y unánimemente respetadas.
[3] “Form of
mentation” en el original.
[4] Manu: “Consciencia central, síntesis de las
Jerarquías encargadas de conducir a los hombres rumbo a la evolución cósmica,
rige un ciclo completo de manifestación de la humanidad en un cuerpo celeste.
Su actuación está especialmente vinculada con la manifestación de las razas, y
su existencia permite el establecimiento en la Tierra de la energía de los
Jardineros del Espacio para la realización de ese trabajo. La Consciencia de Manu es
el foco receptor e irradiador de la energía que, según la sabiduría oculta,
sintetiza el patrón manifestado por los seres de la humanidad que más puramente
expresaron el arquetipo del ciclo que les fue dado vivir. Esos seres,
impregnados por la
Consciencia de Manu, forman una base para la transformación y
para la implantación de los nuevos patrones que deberán ser asumidos por la
humanidad como un todo. Ese núcleo de trabajo es conocido como Manu-Semilla, y
puede actuar interna o externamente, dependiendo de la necesidad planetaria.”
(J. Trigueirinho, El resurgimiento de Fátima (Lis))
[5] Thomas Malory produjo su inconcluso romance a
mediados del siglo XV, y su trabajo, titulado Mort d’Artur, sufrió la
confluencia de su riquísimo intercambio con textos medievales (“paganos” o
“profanos”) precedentes y la impronta cristiana según la doctrina dominante
entonces. Su valor más destacable es, sin duda, el de haber servido de firme
base literaria a la posteridad inmediata y futura, alentando la evolución que
ese género incierto y hasta negado tuvo en todo el ámbito cultural sellado por
la civilización celta. La fuente remota a la que confió su imaginación fueron,
no obstante, los (esotéricos) escritos de Geoffrey de Monmouth.
[6] Salvo en este título de Geoffrey, donde “Bretaña” ha
recibido un uso preferente, estoy vertiendo siempre Britain como “Britania” a fin de que el topónimo de cuño latino
evite su confusión con la también céltica (Pequeña) Bretaña continental o Armórica, una vez autónoma y, según una línea de la
tradición, lugar de los “últimos” años de vida de Merlín y tierra de su tumba.
[7] El lector entusiasta puede cotejar esta visión de la
leyenda artúrica, por caso, con las tesis de orden cosmológico y galáctico del tantas veces livianamente objetado José Argüelles; su fascinante crónica titulada La Sonda de
Arcturus, texto hallable en la Internet.
______________________
Imágenes tomadas de los sitios siguientes:
https://encontramesipodes.wordpress.com/category/uncategorized/page/71/
http://noctisumbra.deviantart.com/
http://nicolequinnnarrates.blogspot.com.ar/2013/03/the-round-table-king-arthur-and-knights.html
http://www.cornwalltour.co.uk/tintagel.html
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