“Quiero saber todo
acerca de la muerte, porque puede que la muerte sea la realidad, puede que sea
eso que llamamos Dios, esa cosa tan extraordinaria que vive y se mueve, y aun
así no tiene principio ni fin.”
“Creo que Dante en su Inferno dijo,
‘Pierde toda esperanza antes de entrar…’: no se trata de ese tipo de esperanza,
nosotros no estamos entrando en el Infierno. Sin embargo, un hombre que muere a
todas las cosas conocerá lo que es eterno.”
J. K.
Momentos de plática de J. Krishnamurti
en torno a la muerte
“[…]
Pregunta: ¿Qué relación existe entre la muerte
y la vida?
KRISHNAMURTI: ¿Hay división entre vida y muerte?
¿Por qué consideramos la muerte como algo distinto de la vida? ¿Por qué tenemos
miedo de la muerte? ¿Y por qué se han escrito tantos libros sobre la muerte?
¿Por qué existe esa línea de demarcación entre la vida y la muerte? ¿Y esa
separación es real o meramente arbitraria, es decir, cosa de la mente?
Cuando hablamos de la vida, entendemos
el vivir como proceso de continuidad en el que hay identificación. ‘Yo’ y ‘mi’
casa, ‘yo’ y ‘mi’ esposa, ‘yo’ y ‘mi’ cuenta bancaria, ‘yo’ y ‘mi’ experiencias
pasadas, eso es lo que entendemos por vida, ¿no es así? El vivir es un proceso
de continuidad en la memoria, consciente tanto como inconsciente, con sus
diversas luchas, reyertas, incidentes, experiencias, y lo demás. Todo eso es lo
que llamamos vida; y en oposición a eso está la muerte, que pone fin a todo
eso. Habiendo, pues, creado lo opuesto, que es la muerte, y temiéndole,
procedemos a buscar qué relación existe entre la vida y la muerte; y si podemos
llenar el vacío con alguna explicación, con una creencia en la continuidad, en
el más allá, estamos satisfechos. Creemos en la reencarnación o en alguna otra
forma de continuidad del pensamiento, y luego tratamos de establecer una
relación entre lo conocido y lo desconocido. Procuramos tender un puente entre
lo conocido y lo desconocido, y con ello tratamos de hallar la relación entre
el pasado y el futuro. Eso es lo que hacemos ‑¿no es así?- cuando indagamos si
existe relación entre la vida y la muerte. Deseamos saber cómo conectar el
vivir y el terminar. Ese es nuestro pensamiento fundamental.
Ahora bien: el final que es la muerte,
¿puede ser conocido mientras se vive? Es decir, si podemos conocer lo que es la
muerte mientras estamos con vida, no habrá problema para nosotros. Es porque no
podernos experimentar lo desconocido mientras vivimos, que tenemos miedo de lo
desconocido. Nuestra lucha, pues, consiste en establecer una relación entre nosotros
‑que somos un resultado de lo conocido- y lo desconocido, que llamamos muerte.
¿Y puede haber una relación entre el pasado y algo que la mente no puede
concebir, eso que llamamos muerte? ¿Por qué separamos ambas cosas? ¿No es
porque nuestra mente sólo puede funcionar en la esfera de lo conocido, de lo
continuo? Uno se conoce a sí mismo tan sólo como pensador, como actor con
ciertos recuerdos de desdicha, de placer, de amor, de afecto, de diversas
clases de experiencia; uno se conoce a sí mismo tan sólo como ente continuo,
pues de otro modo no tendría recuerdo de sí mismo, de ser algo. Ahora bien:
cuando ese ‘algo’ llega a su término ‑lo que denominamos muerte- surge el temor
de lo desconocido. Queremos, pues, atraer lo desconocido hacia lo conocido, y
todo nuestro esfuerzo consiste en dar continuidad a lo desconocido. Es decir,
no queremos conocer la vida, que incluya a la muerte; queremos saber cómo
continuar y no llegar al fin. No deseamos saber de la vida y de la muerte sino
tan sólo cómo continuar, sin finalizar.
Lo que continúa no conoce renovación.
Nada nuevo, nada creador, puede haber en aquello que tiene continuación. Esto
es bastante obvio. Tan sólo cuando termina la continuidad existe una
posibilidad de aquello que es siempre nuevo. Pero es esa terminación lo que nos
infunde pavor, y no vemos que sólo en el terminar puede estar la renovación, lo
creador, lo desconocido, no en llevar de un día para el otro nuestras
experiencias, nuestros recuerdos, e infortunios. Es únicamente cuando morimos
cada día para lo viejo, lo pasado, que lo nuevo puede surgir. Lo nuevo no puede
estar donde hay continuidad, pues lo nuevo es lo creador, lo desconocido, lo
eterno, Dios, o lo que os plazca. La persona, la entidad continua que busca lo
real, lo eterno, jamás lo encontrará porque sólo puede encontrar lo que él
proyecta de sí mismo; y eso que él proyecta no es lo real. Sólo terminando,
muriendo, lo nuevo puede ser conocido; y el hombre que procura hallar relación
entre la vida y la muerte, tender un puente entre lo que continúa y lo que él
cree que hay más allá, vive en un mundo ficticio, ilusorio, que es una
proyección de sí mismo.
Ahora bien: ¿es posible morir en vida,
es decir, terminar, ser como la nada? ¿Es posible, mientras uno vive en este
mundo donde todo se va haciendo más y más, o se va haciendo menos y menos,
donde todo es un proceso de ascender, de lograr, de alcanzar éxito, es posible
en semejante mundo conocer la muerte? ¿Es posible terminar con todos los
recuerdos, no con el recuerdo de los hechos, del camino a vuestra casa, y
demás, sino con el apego interno a la seguridad psicológica mediante la
memoria, terminar con los recuerdos que uno ha acumulado, almacenado, y en los
que busca seguridad, felicidad? ¿Es posible poner fin a todo eso, es decir, morir
diariamente para que mañana haya renovación? Sólo entonces se conoce la muerte
en vida. Sólo en ese morir, en ese terminar, en ese poner fin a la continuidad,
está la renovación, esa creación que es eterna.”
De J. Krishnamurti, La libertad primera y última,
sección “Preguntas y respuestas”, 23. La muerte, Edhasa, Barcelona, 1989.
Traducción: Arturo Orzábal Quintana.
“Entonces, ¿es posible vivir una vida sin causalidad?
Examinemos esto por dentro juntos. Nuestra vida, nuestra existencia toda tiene
una causa. Yo hago esto porque. Te
amo porque. Rindo culto porque. Tengo temor de que mi vida esté
vacía y tal vez algún agente externo me ayude. Siempre hay una causa en nuestra
vida. Y donde hay una causa hay una conclusión. Si yo te amo porque me ofreces
sexo, placer, compañía, por tener una causa ese tipo de relación termina
pronto. Sin embargo, vivir una vida sin causalidad alguna es vivir una vida que
es inmensurable, ya que una vida tal no tiene fin. No es mi vida a lo que estoy
poniendo fin. Esa gente que tiene una causa siempre encontrará un fin. Quizás
eso pueda ser la inmortalidad. No mi inmortalidad o la de ustedes, sino vivir
una vida que no tiene comienzo, lo que es una causa, y por ende no tiene fin.
Si uno llega a ver la belleza de eso, la vida entonces tiene un significado
totalmente diferente.
[…]
“Entonces, ¿qué es eso que muere? Obviamente, sus apegos,
su cuenta bancaria, aun cuando pueda gustarles tenerla hasta el último minuto;
es su cuenta bancaria, sus creencias, su soledad, su relación con los demás, lo
íntimo y lo que no lo es: todo eso muere. Sólo observen lo que ocurre. Eso que
está muriendo. Han juntado gran cantidad de tesoros artísticos, prosperidad,
casas dignas, su carácter, han cultivado esto y aquello, no sólo su jardín sino
que han cultivado su propia mente, su propio corazón. Al final de todo esto la
muerte está ahí. De eso se trata, todas esas cualidades son ustedes. Pueden
llamarle alma, los hindúes le dan un
nombre diferente, pero es ese centro del sí-mismo (el nombre, la forma, las
cualidades, las lastimaduras, las heridas), todo eso es yo. Y a través de la enfermedad, la vejez o lo accidental, todo
aquello es finiquitado. Y eso es la muerte. ¿Sí? Así, hemos separado el vivir,
y la muerte está ahí en alguna parte lejos a la vuelta de la esquina. Ahora
bien, la pregunta inmediata a eso es: ¿puede la muerte tener lugar mientras se
está viviendo? Por favor, entiendan lo que queremos decir. Yo estoy apegado a
mi familia, a mi esposa, a mi casa, al hermoso mobiliario que acabo de comprar
el otro día… y estoy apegado a todo eso. La muerte es la conclusión de todo
eso. Ahora, ¿puedo yo, viviendo en esta vida con toda mi vitalidad, poner fin
al apego, el cual es la muerte? ¿Entienden? ¿Están siguiendo todo esto? Estoy
apegado a mi esposa, a mis hijos, además de a mi cuenta bancaria, y la muerte
arrasa con todo eso. Mientras estoy viviendo con mi mente clara, con sus
lucideces, con mi vitalidad, hago cesar ese apego. Así, viviendo con la muerte
todo el tiempo. ¿Entienden la belleza de eso? ¿La entienden? O sea, haciendo
cesar aquello que psicológicamente he acumulado. Por lo tanto, el vivir y el
morir van juntos. ¿Entienden ustedes lo que esto significa? Yo deseo… ¿Sería
factible hacer esto? ¿Han intentado alguna vez - si puede uno preguntarlo del
modo más respetuoso -, han tratado alguna vez de poner fin a algo sin causa
alguna? Las cosas comunes – fumar, beber, charlar, y seguir a alguien, a su
líder, su guru, su sacerdote, su especialista (especialista psicológicamente,
no estoy hablando… no estamos hablando del especialista, médico especialista,
los médicos y todo eso), ¿han puesto fin ustedes voluntariamente, sin ninguna
causa, a algo? Puede no agradarles alguien, pueden odiar a alguien… finiquítenlo. Eso
es la muerte. Entonces, uno comienza a entender, si se adentra en ello muy
profundamente, que la muerte no es algo al final de la vida de uno, no importa
lo breve, no importa lo larga que sea, sino que la muerte es un movimiento de
la vida. La muerte está íntimamente relacionada con la vida. Y así, donde
existe una finalización, una completa terminación, sin causalidad, entonces hay
un comienzo sin final, eso es la inmortalidad. Ese es un estado de
intemporalidad. Pero si estoy amedrentado por la muerte, lo cual es temor a
perder, para poner fin a ese miedo, piérdanlo ya mismo. ¿Entienden? Hay en eso una gran
belleza…”
Extracto de J. Krishnamurti, Cuarta Plática Pública en Brockwood Park,
Inglaterra, septiembre de 1982. Texto original: The Beauty of Death as Part of Life,
Fourth Public Talk at Brockwood Park , September 1982. Fuente: J.
Krishnamurti On Line,
con sitio digital: http://www.jkrishnamurti.org. Traducción del inglés de estos
pasajes: G. Aritto.
Imagen adláter de arriba: Caronte, por Bastarsoul (página-web fuente: http://bastarsoul.deviantart.com/art/Caronte-200112775)
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