2 de mayo de 2015

EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (I): LA SOMBRA ATLANTE DEL MITO ARTÚRICO






“Esta antigua tradición, preservada en el mito y la leyenda celtas fue relanzada por trovadores y troveros iniciados del siglo XII, y esparcida por todo el mundo cristiano. Ella continúa hablando a los corazones de los hombres aun hasta hoy, porque estimula la imaginación creativa.
La leyenda artúrica es, además, única en que provee un trayecto completo desde las profundidades de nuestros anhelos espirituales primitivos hasta las alturas de la experiencia mística. Toma impulso en la antigua tradición del caldero de la inspiración y el renacimiento ganados gracias al Rey del Inframundo, hasta Galahad, el perfecto caballero cristiano medieval, quien devuelve su alma a Dios tras lograr la Búsqueda del Grial.
Estas visiones se complementan unas a otras y brindan una pintura completa del sendero de la consumación en la evolución de la consciencia humana. Lo más bajo no se abandona atrás según el hombre avanza, sino que se mantiene como el fundamento de su crecimiento futuro.
Así, los Misterios Artúricos no son un camino ascético. Indican el destino del hombre occidental, a fin de explorar cómo controlar los planos de la materia, no de rehuirlos. Buscan usar y elevar el deseo, no de aplacarlo.
[…]
Así, los relatos artúricos se pueden interpretar a muchos niveles. La propia Mesa Redonda puede ser lo que fuere desde un modelo de acción caritativa hasta un formidable patrón estelar de fuerzas psíquicas y espirituales.”


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“Procedemos ahora a considerar el Segundo Grado, al que llamaremos el Grado de Merlín[1]. Éste incluye los poderes y las funciones de las ‘mujeres feéricas’ y encantadoras, de las cuales las más importantes son Morgan le Fay y la Dama del Lago, usualmente llamada Niniveh o Nimuë. Otras son la hechicera Hellawes, Dama del Castillo Nigramo; y Annowse, una hechicera que en una de las historias seduces a Arturo.  Tampoco deberíamos olvidar la sombría figura detrás de Merlín, llamada Blaise. Él parece ser el maestro o mentor de Merlín, aun cuando quede reducido al rol de algo así como un escriba o analista en redacciones posteriores. Hay además figuras semihumanas o Elementales tales como el esposo de Morgan Uriens de Gore, y varias ‘damas del Lago’ menores (tales como Saraïde) de las que existen muchas, ya que el Lago no es más que el plano astral, la gran casa del tesoro de imágenes más allá del plano físico…
A Merlín, Morgan y Nimuë se los puede reunir dentro de la perspectiva de la proto-historia oculta tradicional como primitivos maestros de la actual evolución de la raza humana que suele denominarse la quinta Raza Raíz. La cuarta Raza Raíz comprendió la fase ‘atlante’ de la evolución humana de la época antediluviana.
El Diluvio de Noé no es necesariamente la verdadera catástrofe atlante, sino una réplica menor de ella, similar a aquella que afligió a los celtas cuando el Báltico rebalsó a causa del derretimiento de hielo al final de la Edad de Hielo. Eventos como estos debieran, no obstante, reestimular memorias raciales.
La tradición atlante que ha llegado a nosotros en forma fragmentaria
Es el resultado de esfuerzos de videncia hechos por aquellos particularmente dotados y ejercitados en la recuperación de esas memorias. Suele llamársele lectura del akasha o de los registros akáshicos[2]. La importancia de Merlín es su papel como guía de senda a una nueva fase, o época, de evolución consciente. La fase atlante antediluviana había acarreado, como frutos suyos, una especie de humanidad bien desarrollada en su sabiduría instintual, pero no en sus capacidades intelectuales individualizadas. El estado de consciencia de la humanidad antediluviana se podría considerar semejante a la de las formas más elevadas del animal domesticado de nuestros días, particularmente la familia canina, o la equina, llevadas a su pico máximo de individualidad mediante un contacto y un trato afectivo humanos prolongados.
El asiento de la consciencia del hombre atlante yacía en un punto ‘más bajo’ del cerebro, más hacia lo que podríamos casi denominar una consciencia espinal. Así, ellos tendieron más a una especie de consciencia grupal que a una expresión individual. Esto a veces es visto, bajo el aspecto de una regresión, en el comportamiento de la masa…
Esta cualidad mental[3] es más fácilmente influida por el sonido, la forma y el color que por razonamientos intelectuales. Así, mucha de la técnica mágica atlante se fundaba en el uso del sonido, la forma y el color como medios de operar sobre los instintos y las emociones…
En asuntos de este tipo estaba altamente formado el antiguo sacerdocio atlante entonces en el poder, y en la leyenda artúrica queda representado particularmente por Merlín, el gran mago, y por Morgan le Fay la encantadora.
Estos métodos, que conllevaban un fuerte influjo hipnótico sobre una humanidad mucho más fácilmente sugestionable, menos individualizada que la que concierne al momento actual, los habrían vuelto adeptos en el ‘transformismo’ [= ‘shape-shifting’] y en dejar a la gente adormecida por encantamiento. Esto último les conferiría también la habilidad aparentemente mágica de transportarla a lugares distantes, quedando los sujetos sumidos a un estado de inconsciencia mientras completaban su viaje.
Merlín no es, de todos modos, un mero ilusionista. Él representa una forma occidental humanizada de los antiguos dioses del aprendizaje y la civilización, tales como el griego Hermes o el egipcio Thoth. Él es, más aun, uno de aquellos, afín a Melquizedek en el Antiguo Testamento, ‘sin padre ni madre, sin descendencia’.
Son las grandes figuras superhumanas que trabajan detrás de la escena de la evolución planetaria, a veces apareciendo físicamente a discípulos selectos en particulares momentos favorables o de crisis, pero no vistos por la mayoría, trabajando a través de elegidos intermediarios humanos. En la literatura esotérica de Oriente se los conoce como Manus[4].
En este rol Merlín trajo las enseñanzas secretas de los condenados atlantes, al final de su fase, al mundo nuevo de Europa, y fundó primero los Misterios Hibernianos, vestigios de los cuales nos llegaron en la mitología de Irlanda. Consecuentemente, y desde otros puestos de avanzada costeros de Occidente, la misma enseñanza se expandió al resto de las islas de Britania y la Europa continental.
Sus mandato provenía de un gran ser primordial a quien se conoce tradicionalmente como Narada. Fue él quien aportó a través de la consciencia de la humanidad, como una luz guiadora, el gran patrón solar – de una vida central -, punto generador circunvalado por siete círculos de fuerza. Este era el patrón del gran Templo del Sol de la Atlántida en la isla de Ruta, y el patrón espiritual de la civilización sobre el cual la época atlante humana fue erigida. Esto, en los primeros días de la Atlántida, fue una enseñanza secreta, confinada al clan sagrado de los aristocráticos sacerdotes-iniciados.

Al final de los tiempos atlantes, se le encomendó a Merlín formular a la nueva raza raíz una forma más sutil y compleja del plan. Este nuevo patrón fue el de la Mesa Redonda. Éste había sido preservado en la consciencia humana por siglos, haciéndolo finalmente a través del vehículo de las leyendas artúricas. Esto añadió el concepto de responsabilidad corporativa mediante el esfuerza individual, en lugar del énfasis sobre la jerarquía. Las leyendas fueron publicadas en forma escrita en el siglo XII pero existían en forma oral antes de ese entonces, y en los tiempos primitivos se expresaron en una directa forma física mediante la construcción de círculos de piedra, madera o tierra.
Un avance ulterior sobre el patrón solar previo es que la nueva fórmula absorbe conocimientos de fuerzas más allá de nuestro sistema solar inmediato.  Con la Mesa Redonda, se toman en cuenta fuerzas y patrones estelares, ya que es, en verdad, una forma de Zodíaco. Esta enseñanza emana de un centro cósmico de fuerza involucrado en la evolución universal de la consciencia en tanto opuesta a la evolución solar y planetaria comparativamente local. Por razones que hacen a la consciencia de la Tierra, puede pensarse esta fuente de influencia como emanando de lo que nos parecen ser las siete estrellas de la constelación de la Osa Mayor.
Deberíamos mencionar, de paso, otro patrón más, también de origen estelar, pero que usa, como agente transformador para la recepción por parte de la consciencia humana en la Tierra, las fuerzas internas del planeta Venus. Esta fórmula, mediada por Melquizedek, es la fórmula de la Rosa Cruz. La significación interior de estas enseñanzas se reservó esotéricamente hasta su revelación pública parcial en el siglo XVII. En su versión acabada ésta es un arreglo de rayos y círculos en el cual la rosa central tiene tres grupos de pétalos (tres, siete y doce), de los cuales emanan rayos de luz. Ello es indicador del misterio espiritual creativo de las energías cósmicas internas que encuentran su verdadero destino al ser clavadas en la cruz cuadrada del espacio y el tiempo en el mundo de la materia.
Esto había sido, desde luego, esotéricamente revelado y expresado en la Encarnación del Logos y la crucifixión de Jesús, el Ungido [= ‘the Christed one’], que fue antes que un mero guía ordinario, avatar o manu. Éste fue un evento cósmico único, cuyas ramificaciones no han sido aún, en modo alguno, resueltas o reveladas, y están contenidas en los Misterios del Santo Grial en su forma para la Nueva Era.
En la más elevada forma de iniciación asociada al Santo Grial, los tres patrones, el de la esfera solar, la Mesa Redonda, y la Rosa Cruz, resultan todos completamente asimilados dentro de la consciencia. Son cada uno de los aspectos, y desarrollos, de la misma y una realidad eterna. Su simplicidad y familiaridad en trazas diversas, a veces tristemente vulgarizadas, no debería cegarnos respecto de su importancia fundamental como claves al desarrollo evolutivo consciente, que es el propósito detrás de la vida física. La iniciación, hay que enfatizarlo, y los Misterios, no son para unos pocos privilegiados, sino para todos, aun cuando las nuevas concepciones necesariamente tienen comienzos nimios.
El propósito de Merlín fue, por lo tanto, implantar un patrón de consciencia dentro de la nueva civilización de la humanidad, empezando por las islas occidentales de Britania. El curso de la primitiva expansión de este patrón puede rastrearse mediante la cadena de círculos megalíticos que cruzan la faz de Europa. Altos centros de enseñanza se desenvolvieron en diversas partes del mundo, y notoriamente, en lo que concierne a Occidente, en el Antiguo Egipto. De allí llegó Moisés, el primer agente de la misión de los judíos como preparadores del camino para el monoteísmo y la revelación del Mesías.


No obstante, en la materia de Britania, la leyenda de la Mesa Redonda es la fórmula para el último desarrollo grupal de hombres individuales, regidos no por un poder central despótico sino por la cooperación en la consideración y el amor mutuos, manteniendo, mientras, al mismo tiempo, el concepto jerárquico de organización y reinado espiritual.
En los días de los albores de nuestra época, cuando estos principios estaban siendo establecidos por primera vez, el hombre estaba por lejos menos individualizado de lo que hoy lo está. De ahí que los métodos instituidos por Merlín resultarían impracticables, y verdaderamente inmorales, de ponerse en práctica en los tiempos modernos. Como, en general, todo lo atinente al género humano estaba más próximo a lo animal en aquellos días, así la genética, y la reproducción selectiva, jugaba un papel importante en el gobierno y el orden social. Esto fue particularmente importante en una época cuando el hombre era de una mentalidad más grupal y más abierto a las influencias de planos internos. Aquellos que podían guiar mejor el destino de su grupo particular no eran los más inteligentes desde el punto de vista intelectual o los físicamente más fuertes, sino aquellos que podían ser espontáneamente más receptivos a enseñanzas de un orden superior de consciencia provenientes de los planos internos.
Así pues, ciertas líneas de sangre tenían una clarividencia natural que era un importante corolario de poder y visión. Éste fue el fundamento del concepto de aristocracia y del ‘derecho divino de los reyes’ – un concepto tan profundamente arraigado en la consciencia humana que Carlos I estaba orgulloso de ser un mártir en defensa de él…
La importancia de este reinado sagrado, y de la facilidad hereditaria para contactar planos internos, están claramente demostradas en la leyenda artúrica a través de las historias de la concepción y el nacimiento de Arturo, que revelan una específica política de ingeniería genética de parte de Merlín.
Es esto lo que está detrás de los eventos algo bizarros que rodean esta parte de la historia arturiana. Se concibió, de acuerdo con la intención de Merlín, que Arturo era un rey-sacerdote en la antigua tradición de la Atlántida, elegido antes de su nacimiento, como resultado de una unión carnal cuidadosamente planeada iluminada por consideraciones genéticas esotéricas.
Merlín eligió dos padres con gran cuidado. El padre de Arturo resultó ser Uther Pendragon, de la antigua línea real británica. Esta línea había sido establecida por una previa migración atlante y mantenía dentro de sí conexiones raciales con Hibernia e incluso con la remota Lemuria. Estaba simbolizada por la ‘progenie Pendragon’ [= ‘Pendragonship’] – lo que significaba una primitiva hermandad de guerreros esotéricos cuya cresta simbólica derivaba de la constelación de Draco, el Dragón, la cual se curva en espiral en las inmediaciones del Polo Norte de la esfera celeste, y en ciertas épocas aporta con su cuerpo la Estrella Polar.
Por parte de su madre Arturo llevaba sangre de una princesa atlante, Igraine. Ella era una de los del Clan Sagrado, que había llegado a Cornwall y se había desposado con el jefe local. En los anales que sobrevivieron hasta nosotros a él se lo conoce como Gorlois, Duque de Cornwall o Duque de Tintagel.
Cornwall tenía lazos especiales con la Atlántida y con Hibernia, y en sus leyendas se tejen hebras de los antiguos asentamientos irlandeses y córnico-atlantes. Éstos han de hallarse principalmente en las historias en torno de Tristán e Isolda y la Corte del Rey Mark. El núcleo racial córnico nativo, del cual Gorlois fue señor supremo, pasa por ser descendiente de una raza gigantoide pre-humana.
[…]
Los planes de Merlín incluían a la esposa de Arturo, quien habría de ser Guenevere (Ginebra) de Cameliard – un distrito ahora sumergido bajo las olas de la costa córnica, el cual tenía sus propios lazos como puesto de avanzada de colonos atlantes.  Esto había sido planeado desde su primera revelación del concepto de la Mesa Redonda, en tiempos de los días de gloria de Uther Pendragon, cuando él se la confió a uno de los tenientes de Uther, Leodegrance (‘el gran león’) de Cameliard, de quien finalmente llegó a Arturo como parte de la dote de Ginebra.
[…]
Malory trata poco los orígenes de Merlín.[5] Como uno de los primeros novelistas modernos, esto es, uno con un sentido de la línea dramática de la historia, obviamente sintió necesario omitir material biográfico temprano procedente de las azarosas sagas omniabarcadoras de sus fuentes medievales. Así, las ‘enfances’ están omitidas o glosadas en el tratamiento de Malory de Arturo, Lancelot, Tristán y el propio Merlín.
[…]
La Historia de los Reyes de Bretaña[6] (History of the Kings of Britain) Geoffrey de Monmouth es la primera versión escrita de la leyenda de Merlín en algo que se asemeje a una forma coherente. Por cierto, él trató mucho sobre Merlín en libros de ‘profecías’ separados y una Vida de Merlín (Life of Merlin) que claramente expresa la progenie no humana de Merlín. (Es interesante destacar en este contexto que Geoffrey cita a Apuleyo de Madaura, cuya novela El asno de Oro, bajo la guisa del grotesco, ofrece la relación más clara que tenemos del antiguo culto del Misterio de Isis por uno de sus iniciados.)
De acuerdo con Geoffrey, Merlín proviene de Carmarthen, y pese a que la derivación del nombre de Merlin o Merdhin del nombre del pueblo Carmarthen, o Caer Merdhin, ha sido desacreditada por algunos investigadores, aquí la exactitud académica ciega más de lo que ilumina. No habría perjuicio alguno en sostener la tradición de Merlín proviniendo de esta parte mucho más significativa de las Islas Británicas, en el lejano sudoeste del Principado de Gales. Él mantiene estrechos contactos e influencias hibernios hasta el día de hoy, y un obvio puesto de avanzada de antiguos colonos del oeste. Es de este distrito de Dyfed, recientemente Pembrokeshire, que las rocas azules del primitivo Stonehenge derivan…
De acuerdo con Greoffrey, la madre de Merlín era hija del Rey de Gales del Sur que vivió en un convento como consecuencia de un extraño encuentro con una entidad no humana que terminó siendo el padre de Merlín. Citando a Geoffrey, este padre:

… según Apuleyo deja registrado por escrito como tocando el dios de Sócrates, ciertos espíritus existen entre la luna y la tierra, a los que denominamos demonios incubus. Tienen ellos una naturaleza que participa tanto de hombres como de ángeles, y mantienen conversaciones con mujeres mortales. Afortunadamente, uno de éstos le apareció a esta dama, y es el padre del joven.

Es importante diferenciar el uso moderno de la palabra demonio, la cual, por influencia religiosa ortodoxa y pérdida de conocimiento de la dinámica interna, ha hecho derivar el significado de la palabra en maldad absoluta. Sería mejor volver a la forma ortográfica más antigua, derivada del griego, de daimon, que significa simplemente ‘espíritu desencarnado’.  En verdad, en el caso de Sócrates es un ser enteramente benéfico, y ha sido comparado al concepto esotérico del propio Yo Superior o Santo Ángel Guardián del hombre.
Lo que aquí tenemos, en efecto, es una especie de partenogénesis; y el nacimiento virgen es un corpus de leyenda que vigoriza muchas figuras divinas y superhumanas. No lo hace, empero, sin una profunda validación interior. Es un modo de establecer manifestación física para muchos tipos de ser superior y no es, de ninguna forma, único. Es un extraño fruto de la evolución de la consciencia el que muchos cristianos descrean del hecho del nacimiento virgen en relación con el Salvador, mientras otros en la fe lo mantienen como un evento único nunca antes ni después ocurrido.
La Encarnación puede en verdad haber sido un evento único de importancia suprema y crucial para la evolución del mundo, pero el modo de ciertos aspectos de su operación habrá tenido, sin embargo, algunos factores comunes con sucesos menores; y la encarnación de avatares, manus, u otros seres elevados dedicados a ciertas tareas en pos de la evolución terrenal, pueden, muy bien, ser iniciados de una manera similar.
Es interesante comparar las explicaciones de Wace y Layamon sobre estos asuntos, sumamente peligrosos por sus implicancias heréticas en aquellos días.
El normando Wace escribe que la madre de Merlín es la hija del Rey de Dimetia, en Gales, ahora una monja en Carmarthen. A su padre él lo llama

… un cierto orden de espíritu (que) se extiende entre la luna y nuestra tierra… de una naturaleza en parte hombre, y en parte de un ser más elevado. Estos demonios se denominan incubi. Su hogar y región es el aire, pero este cálido mundo es su hospedaje. No está en poder de ellos el hacerle un gran mal al hombre, y las travesuras de que son capaces no pasan de algún truco o de provocar enojo. De todos modos, ellos saben bien cómo ataviarse a sí mismos en una figura humana, ya que su naturaleza se presta de maravillas al engaño. Más de una doncella ha sido su entretenimiento, y en ese tren ha sido engañada. Puede muy bien ser que Merlín fuera concebido por un ser semejante, y acaso naciera de un demonio.

Y el anglo-sajón Layamon afirma que la madre de Merlín es una monja `capuchina´, una hija de Conaan, el tercer rey de Gales, quien, a la edad de quince años, soñaba frecuentemente mientras dormía a un bello caballero completamente vestido de oro. Continúa diciendo:

‘moran en el cielo muchos tipos de seres, que permanecerán allá hasta que el día de la ira llegue; algunos son buenos, y algunos hacen el mal. De ahí es una raza que entre los hombres adviene; se los llama con todo derecho Incubi Daemones; no hacen demasiado daño, pero engañan al pueblo; a muchos hombres engañan en sueños, y a muchas hermosas mujeres les hacen con presteza un hijo embuste mediante, y a los niños de muchos hombres decentes seducen ellos a través de la magia. Y así fue Merlín concebido.’

Hubo una escuela de pensamiento entre los estudiosos medievales que se propusieron hacer de los orígenes de Merlín algo totalmente diabólico. Enseñaron que su nacimiento fue planeado por el demonio y que la santidad de su madre enclaustrada frustró la trama maligna y produjo que su extraño vástago fuese un poder del bien.
Esto confiere cierto pathos a la historia. Describe la inocencia y la bondad de una joven muchacha desafiando los poderes del mal. Y retrata a Merlín como una figura extraña, enigmática, tironeado entre el bien y el mal, concebido por el mal a fin de frustrar el advenimiento de los caballeros de la Mesa Redonda, pero gracias a la influencia de su madre cristiana y el confesor de ella, Blaise, provocando el fracaso del demonio y alentando con su ayuda, en cambio, la Hermandad de la Mesa Redonda. No obstante eso, a pesar de sus méritos dramáticos, esto no es, con todo, más que una piadosa distorsión que detracta la línea temática original.
Merlín y su género no son pichones bastardos de demonios, y la doctrina de los incubi es una distorsión medieval que reduce una forma muy profunda y poco conocida de polaridad trabajando entre los planos a un modo de perversión sexual o autoerotismo  mediumísticos.”[7]



Extraído de Gareth Knight, THE SECRET TRADITION IN ARTHURIAN LEGEND The Magical and Mystical Power Sources Within the Mysteries of Britain (LA TRADICIÓN SECRETA EN LA LEYENDA ARTÚRICA. Las fuentes de poderes mágicos y místicos dentro de los Misterios de Gran Bretaña); The Aquarian Press, Irthlingborough, Northamptonshire, U. K., 1983. De Introduction: 1. Grades of the Arthurian Mysteries and the Importance of Myth and Legend; y PART TWO: THE GRADE OF MERLIN AND FAERY WOMEN: 11. The Atlantean Background. (Traducción de estos fragmentos: G. Aritto / 2015)





Tintagel Castle (Cornwall)








[1] Con “Segundo Grado”, el autor identifica el segundo nivel iniciático dentro de los tres primarios que reconoce en el contexto de los Misterios Artúricos: 1°. Grado de los Poderes de Arturo (cuyo símbolo atávico es la espada), 2°. Grado de los Poderes de Merlín (cuyo símbolo es la vara o varita mágica), y 3°. Grado de los Poderes de Ginebra (con la copa como símbolo activo). Superando esos Misterios Menores, se accede a los Grandes Misterios de la Búsqueda y la Conquista del Santo Grial.

[2] “Archivos Akáshicos, en los que está registrado el desarrollo pasado, presente y futuro de todas las partículas y consciencias existentes en el Cosmos infinito. Esos archivos son la esencia del Sonido, del Verbo, y guardan en sí la vibración de cada chispa que se desprende del Supremo para iniciar sus experiencias en el Universo manifestado. Cuando una chispa se desprende del Padre, ella recibe un sonido que es la síntesis de toda su trayectoria en el Universo. Ese sonido, esa vibración, está registrada en el Akasha, y es también éste que, en cada situación en que la chispa se encuentre, manifiesta Su realidad adecuándose a las situaciones existentes. Por tanto, ese Sonido, síntesis del Ser, se manifiesta a cada momento, en las diversas etapas por las cuales pasa la chispa. A su vez, también esa manifestación es registrada e impresa en los Archivos.” (J. Trigueirinho, Mirna Jad: Santuario Interior) Los Registros akáshicos convalidan, desde luego, la vigencia de la Ley de causa-efecto activa en el planeta, con su correlato kármico como manifestación compensatoria en la evolución de cualquier ser de cualquier reino. La información receptada por el famoso ocultista Rudolf Steiner sobre las civilizaciones de Lemuria y Atlántida, a través de la clarividencia o la incursión intuitiva en el ámbito dimensional de dichos Registros, se mantiene aun hoy entre las más fidedignas y unánimemente respetadas.

[3] “Form of mentation” en el original.

[4] Manu: “Consciencia central, síntesis de las Jerarquías encargadas de conducir a los hombres rumbo a la evolución cósmica, rige un ciclo completo de manifestación de la humanidad en un cuerpo celeste. Su actuación está especialmente vinculada con la manifestación de las razas, y su existencia permite el establecimiento en la Tierra de la energía de los Jardineros del Espacio para la realización de ese trabajo. La Consciencia de Manu es el foco receptor e irradiador de la energía que, según la sabiduría oculta, sintetiza el patrón manifestado por los seres de la humanidad que más puramente expresaron el arquetipo del ciclo que les fue dado vivir. Esos seres, impregnados por la Consciencia de Manu, forman una base para la transformación y para la implantación de los nuevos patrones que deberán ser asumidos por la humanidad como un todo. Ese núcleo de trabajo es conocido como Manu-Semilla, y puede actuar interna o externamente, dependiendo de la necesidad planetaria.” (J. Trigueirinho, El resurgimiento de Fátima (Lis))

[5] Thomas Malory produjo su inconcluso romance a mediados del siglo XV, y su trabajo, titulado Mort d’Artur, sufrió la confluencia de su riquísimo intercambio con textos medievales (“paganos” o “profanos”) precedentes y la impronta cristiana según la doctrina dominante entonces. Su valor más destacable es, sin duda, el de haber servido de firme base literaria a la posteridad inmediata y futura, alentando la evolución que ese género incierto y hasta negado tuvo en todo el ámbito cultural sellado por la civilización celta. La fuente remota a la que confió su imaginación fueron, no obstante, los (esotéricos) escritos de Geoffrey de Monmouth.

[6] Salvo en este título de Geoffrey, donde “Bretaña” ha recibido un uso preferente, estoy vertiendo siempre Britain como “Britania” a fin de que el topónimo de cuño latino evite su confusión con la también céltica (Pequeña) Bretaña continental o Armórica, una vez autónoma y, según una línea de la tradición, lugar de los “últimos” años de vida de Merlín y tierra de su tumba.

[7] El lector entusiasta puede cotejar esta visión de la leyenda artúrica, por caso, con las tesis de orden cosmológico y galáctico del tantas veces livianamente objetado José Argüelles; su fascinante crónica titulada La Sonda de Arcturus, texto hallable en la Internet.


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Imágenes tomadas de los sitios siguientes:


https://encontramesipodes.wordpress.com/category/uncategorized/page/71/
http://noctisumbra.deviantart.com/
http://nicolequinnnarrates.blogspot.com.ar/2013/03/the-round-table-king-arthur-and-knights.html
http://www.cornwalltour.co.uk/tintagel.html