29 de julio de 2012

LA MALDICIÓN DE BABEL (V): "FAHRENHEIT SIGLO XXI"


A PROPÓSITO DE UNA VISIÓN DE RAY BRADBURY





EL SIGLO XXI Y LAS HOGUERAS DE LA MEMORIA:
 ¿HACIA UNA CIVILIZACIÓN DEL OLVIDO?




No pudo ser una secuela de la improvisación el que Ray Bradbury (Waukegan, Illinois, 22 de agosto de 1920 - Los Ángeles, California, 5 de junio de 2012) hubiese expresado su deseo de que en su epitafio figurase como única inscripción “Author of Fahrenheit 451”  (“Autor de Fahrenheit 451”). El hecho quizás dé parejo abrigo a una decisión entre las más íntimas de cualquier hombre, y también a un gesto de tierna ironía a la civilización que iba a dejar atrás con su muerte.  De su pluma elegíaca y humana han recibido un contundente impulso poético la narrativa fantástica, la del horror y la (por él no demasiado asumida) de ciencia ficción en su vertiente más soft (es decir, menos preocupada por los alcances de la evolución tecnológica y sus siniestras operaciones sobre la naturaleza – cara a la hard scienty-fiction - que por la eterna exploración metafísica, psicológico-moral y social). Fue gracias a la pulsión de sus visiones que pude gozar de sus relatos, como casi todo el mundo, desde mis años de adolescente. Su imaginario produjo antiutopías (o distopías, en terminología más reciente) cuya razón de ser descansa, creo, en dos fuentes míticas fácilmente reconocibles aquí y allá: la del Paraíso perdido y la de la figura de Proteo, ambas, expandidas, extrapoladas, selladas por una rica variedad de metáforas fabulísticas. Sin embargo, seguramente habrá quienes puedan matizar o incluso refutar aspectos limitantes de lo que acabo de afirmar. Yo me repliego a los ojos de muchacho con que descubrí sus oníricos viajes de Retorno a la propia verdad interior, los vaivenes y las mutaciones de lo que ilusamente entendemos por “realidad”, y el núcleo divino de nuestra identidad, siempre menesterosa del Otro que nos espeja para hallar sus rasgos definitorios, y todo ello, dominado por la dignidad de lo que lucha por perseverar en su ser, de lo que no teme al ridículo y reconoce su extraviada ternura original sin renuencias. Siento que su inspiración y su estética echaron dichosamente raíces en tierra romántica.
No sé qué en hogueras arderán los “libros” del siglo XXI. Presiento, sí, que la deplorable maquinaria político-económica-religiosa de dominación y control del pensamiento y (como inmediatamente me apuntarían Foucault, Deleuze o Baudrillard) del cuerpo del Otro en tanto miembro potencial del “grupo de riesgo” para el Sistema, habrá descubierto muy pronto que el gran peligro milenario que conllevó la escritura se ha desplazado, gracias a la irreprimible energía de Acuario, al santuario interior del nuevo espécimen humano. Por eso, y a propósito de este triste obituario que nos recuerda el fallecimiento en junio pasado del “Autor de Fahrenheit”, su crónica de la desventura del bombero Montag (aparecida en 1953) se me revela hoy (tomando prestada la metáfora que genialmente José Ma. Morente aplicó a las jarchas mozárabes) como una simbólica “luciérnaga” novelística, un libro cuya luz más preciosa yace al final, alumbrando, con la fugacidad y la certeza de toda intuición, nuestro futuro próximo. ¿Surgirán en el planeta de la civilización en ciernes los “hombres-libro” de su fantasía? ¿En qué sentido y medida transformaría nuestra tramposa existencia el que lo que llamábamos “civilización” o, en su perfil más constructivista, “cultura”, quede librado a la facultad humana de olvidar y recordar? ¿Qué relaciones habría entre escuchar, recordar, conocer y ser? ¿Existirá lo histórico más allá del papel condenable al fuego purgativo? Si el dios de la escritura ha muerto, ¿qué inaudito “dios” debería reemplazarlo? Ni la "Hiperconciencia" ubicua en el polifónico Ulises, de Joyce, ni la onanística desgracia del Funes, de Borges, ni los ecos eternos que pueblan la Comala de Rulfo, ni las divagaciones de los lingüistas que robotizaron a Chomsky, ni los "filósofos" deconstruccionistas de la tradición nos han legado (lo creo hasta ahora al menos) respuestas airosas. Tal vez deberíamos volver a consultar a la Sibila de los tiempos antiguos, a Ella que fue voz de otros dioses algo más creíbles que los de la posmodernidad, para merecer algún destello de verdad.
El silencio, ese bien tan amado y celebrado por Bradbury, quiere entenderse ahora con unas páginas que, por el momento, ningún poder secular de la Tierra parece haber logrado entregar a las llamas.
  

Gustavo Aritto


Fulgores finales de la 
“luciérnaga Fahrenheit 451



“-¡Ahí está Montag! ¡La persecución ha terminado!

El inocente permaneció atónito; un cigarrillo ardía en una de sus manos. Se quedó mirando al Sabueso, sin saber qué era aquello. Probablemente, nunca llegó a saberlo. Levantó la mirada hacia el cielo y hacia el sonido de las sirenas. Las cámaras se precipitaron hacia el suelo. El Sabueso saltó en el aire con un ritmo y una Precisión que resultaban increíblemente bellos. Su aguja asomó. Permaneció inmóvil un momento, como para dar al inmenso público tiempo para apreciarlo todo: la mirada de terror en el rostro de la víctima, la calle vacía, el animal de acero, semejante a un proyectil alcanzando el blanco.
 
 -¡Montag, no te muevas! -gritó una voz desde el Cielo.

La cámara cayó sobre la víctima, como había hecho el Sabueso. Ambos le alcanzaron simultáneamente. El hombre fue inmovilizado por el Sabueso y la cámara chilló. Chilló. ¡Chilló!

Oscuridad.

Silencio.

Negrura.

Montag gritó en el silencio y se volvió.

Silencio.

Y, luego, tras una pausa de los hombres sentados alrededor del fuego, con los rostros inexpresivos, en la pantalla oscura un anunciador dijo:

-La persecución ha terminado, Montag ha muerto, Ha sido vengado un crimen contra la sociedad. Ahora, nos trasladamos al Salón Estelar del «Hotel Lux», para un programa de media hora antes del amanecer, emisión que…

Granger apagó el televisor.

-No han enfocado el rostro del hombre. ¿Se ha fijado? Ni su mejor amigo podría decir si se trataba de usted. Lo han presentado lo bastante confuso para que la imaginación hiciera el resto.

Diablos -murrnuró-. Diablos...

Montag no habló, pero, luego, volviendo la cabeza, permaneció sentado con la mirada fija en la negra pantalla, tembloroso.

Granger tocó a Montag en un brazo.

-Bien venido de entre los muertos. -Montag inclinó la cabeza. Granger prosiguió-: Será mejor que nos conozca a todos. Este es Fred Clement, titular de la cátedra Thomas Hardigan, en Cambridge, antes de que se convirtiera en una “Escuela de Ingeniería Atómica”. Este otro es el doctor Simmons, de la Universidad de California en Los Ángeles, un especialista en Ortega y Gasset; éste es el profesor West que se especializó en Ética, disciplina olvidada actualmente, en la Universídad de Columbia. El reverendo Padover, aquí presente, pronunció unas conferencias hace treinta años y perdió su rebaño entre un domingo y el siguiente, debido a sus opiniones. Lleva ya algún tiempo con nosotros. En cuanto a mí, escribí un libro titulado Los dedos en el guante; la relación adecuada entre el individuo y la sociedad y... aquí estoy. ¡Bien venido, Montag!

-Yo no soy de su clase -dijo Montag, por último, con voz lenta-. Siempre he sido un estúpido.

-Estamos acostumbrados a eso. Todos cometimos algún error, si no, no estaríamos aquí. Cuando éramos individuos aislados, lo único que sentíamos era cólera. yo golpeé a un bombero cuando, hace años, vino a quemar mi biblioteca.

Desde entonces, ando huyendo. ¿Quiere unirse a nosotros, Montag?

-Sí.

-¿Qué puede ofrecemos?

-Nada. Creía tener parte del Eclesiastés, y tal vez un poco del de la Revelación, pero, ahora, ni siquiera me queda eso.

-El Eclesiastés sería magnífico. ¿Dónde lo tenía?

-Aquí.

Montag se tocó la cabeza.

-¡Ah! -exclamó Granger, sonriendo y asintiendo con la cabeza-.

-¿Qué tiene de malo? ¿No está bien? -preguntó Montag.

-Mejor que bien; ¡perfecto! -Granger se volvió hacia el reverendo-. ¿Tenemos un
Eclesiastés?

-Uno. Un hombre llamado Harris, de Youngtown.

-Montag -Granger apretó con fuerza un hombro de Montag-. Tenga cuidado. Cuide su salud. Si algo le Ocurriera a Harris, usted sería el Eclesiastés. ¡Vea lo importante que se ha vuelto de repente!

- ¡Pero si lo he olvidado!

-No, nada queda perdido para siempre. Tenemos sistemas de refrescar la memoria.

-¡Pero si ya he tratado de recordar!

-No lo intente. Vendrá cuando lo necesitemos. Todos nosotros tenemos memorias fotográficas, pero pasamos la vida entera aprendiendo a olvidar cosas que en realidad están dentro. Simmons, aquí presente ha trabajado en ello durante veinte años, y ahora hemos perfeccionado el método de modo que podemos recordar dar cualquier cosa que hayamos leído una vez. ¿Le gustaría algún día, Montag, leer La República de Platón?

-¡Claro!

-Yo soy La República de Platón. ¿Desea leer Marco Aurelio? Mr. Sirnmons es
Marco.

-¿Cómo está usted? -dijo Mr. Simmons-.

-Hola -contestó Montag-.

-Quiero presentarle a Jonathan Swift, el autor de ese malicioso libro político, Los viajes de Gulliver. Este otro sujeto es Charles Darwin, y aquél es Schopenhauer, y aquél, Einstein, y el que está junto a mí es Mr. Albert Schweitzer, un filósofo muy agradable, desde luego. Aquí estamos todos, Montag, Aristófanes, Mahatma Gandhi, Gautama Buda, Confucio, Thomas Love Peacock, Thomas Jefferson y Mr. Lincoln. Y también somos Mateo, Marco, Lucas y Juan.

-No es posible -dijo Montag-.

-Sí lo es -replicó Granger, sonriendo-. También nosotros quemamos libros. Los leemos y los quemamos, por miedo a que los encuentren. Registrarlos en microfilm no hubiese resultado. Siempre estamos viajando, y no queremos enterrar la película y regresar después por ella. Siempre existe el riesgo de ser descubiertos. Mejor es guardarlo todo en la cabeza, donde nadie pueda verlo ni sospechar su existencia. Todos somos fragmentos de Historia, de Literatura y de Ley Internacional, Byron, Tom Paine, Maquiavelo o Cristo, todo está aquí. Y ya va siendo tarde. Y la guerra ha empezado. Y estamos aquí, y la ciudad está allí,  envuelta en su abrigo de un millar de colores. ¿En qué piensa, Montag?

-Pienso que estaba ciego tratando de hacer las cosas mi manera, dejando libros en las casas de los bomberos y enviando denuncias. 

-Ha hecho lo que debía. Llevado a escala nacional hubiese podido dar espléndidos resultados. Pero nuestro sistema es más sencillo y creemos que mejor. Lo que deseamos es conservar los conocimientos que creernos habremos de necesitar, intactos y a salvo. No nos proponemos hostigar ni molestar a nadie. Aún no. porque si se destruyen, los conocimientos habrán muerto, quizá para siempre. Somos ciudadanos modélicos, a nuestra manera especial. Seguimos las viejas vías, dormirnos en las colinas, por la noche, y la gente de las ciudades nos dejan tranquilos. De cuando en cuando, nos detienen y nos registran, pero en nuestras personas no hay nada que pueda comprometernos. La organización es flexible, muy ágil y fragmentada. Algunos de nosotros hemos sido sometidos a cirugía plástica en el rostro y en los dedos. En este momento, nos espera una misión horrible. Esperamos a que empiece la guerra y, con idéntica rapidez, a que termine. No es agradable, pero es que nadie nos controla. Constituimos una extravagante minoría que clama en el desierto. Cuando la guerra haya terminado, quizá podamos ser de alguna utilidad al mundo.

-¿De veras cree que entonces escucharán?

-Si no lo hacen, no tendremos más que esperar. Transmitiremos los libros a nuestros hijos, oralmente, y dejaremos que nuestros hijos esperen, a su vez. De este Modo, se perderá mucho, desde luego, pero no se puede Obligar a la gente a que escuche. A su debido tiempo, deberá acudir, preguntándose qué ha ocurrido y por qué el mundo ha estallado bajo ellos. Esto no puede durar.

-¿Cuántos son ustedes?

- Miles, que van por los caminos, las vías férreas abandonadas, vagabundos por el exterior, bibliotecas por el interior. Al principio, no se trató de un plan. Cada hombre tenía un libro que quería recordar, y así 1o hizo. Luego, durante un período de unos veinte año, fuimos entrando en contacto, viajando, estableciendo esta organización y forzando un plan. Lo más importante que debíamos meternos en la cabeza es que no somos importantes, que no debemos de ser pedantes. No debemos sentimos superiores a nadie en el mundo. Sólo somos sobrecubiertas para libros, sin valor intrínseco. Algunos de nosotros viven en pequeñas ciudades. El Capítulo 1 del Walden, de Thoreau, habita en Green River, el Capítulo II, en Millow Farm, Maine. Pero si hay un poblado en Maryland, con sólo veintisiete habitantes, ninguna bomba caerá nunca sobre esa localidad, que alberga los ensayos completos de un hombre llamado Bertrand Russell. Coge ese poblado y casi divida las páginas, tantas por persona. Y cuando la guerra haya terminado, algún día, los libros podrán ser escritos de nuevo. La gente será convocada una por una, para que recite lo que sabe, y lo imprimiremos hasta que llegue otra Era de Oscuridad, en la que, quizá, debamos repetir toda la operación. Pero esto es lo maravilloso del hombre: nunca se desalienta o disgusta lo suficiente para abandonar algo que debe hacer, porque sabe que es importante y que merece la pena serlo.

-¿Qué hacemos esta noche? -preguntó Montag---.

-Esperar -repuso Granger-. Y desplazarnos un poco río abajo, por si acaso.

Empezó a arrojar polvo y tierra a la hoguera.

Los otros hombres le ayudaron, lo mismo que Montag, y allí, en mitad del bosque, todos los hombres movieron sus manos, apagando el fuego conjuntamente.

[…]

-Hubo un pajarraco llamado Fénix, mucho antes de Cristo. Cada pocos siglos encendía una hoguera y se quemaba en ella. Debía de ser primo hermano del Hombre. Pero, cada vez que se quemaba, resurgía de las cenizas, conseguía renacer. Y parece que nosotros hacemos lo mismo, una y otra vez, pero tenemos algo que el Fénix no tenía. Sabemos la maldita estupidez que acabamos de cometer. Conocemos todas las tonterías que hemos cometido durante un millar de años, y en tanto que recordemos esto y lo conservemos donde podamos verlo, algún día dejaremos de levantar esas malditas piras funerarias y a arrojamos
sobre ellas. Cada generación habrá más gente que recuerde.

Granger sacó la sartén del fuego, dejó que el tocino se enfriara, y se lo comieron lenta, pensativamente. 

-Ahora, vámonos río arriba -dijo George- Y tengamos presente una cosa: no somos importantes. No somos nada. Algún día, la carga que llevamos con nosotros puede ayudar a alguien. Pero incluso cuando teníamos los libros en la mano, mucho tiempo atrás, no utilizamos lo que sacábamos de ellos. Proseguimos impertérritos insultando a los muertos. Proseguimos escupiendo sobre las tumbas de todos los pobres que habían muerto antes que nosotros. Durante la próxima semana, el próximo mes y el próximo año vamos a conocer a mucha gente solitaria. Y cuando nos pregunten lo que hacemos, podemos decir: «Estamos recordando.» Ahí es donde venceremos a la larga. Y, algún día, recordaremos tanto, que construiremos la mayor pala mecánica de la Historia, con la que excavaremos la sepultura mayor de todos los tiempos, donde meteremos la guerra y la enterraremos. Vamos, ahora. Ante todo, deberemos construir una fábrica de espejos, y durante el próximo año, sólo fabricaremos espejos y nos miraremos prolongadamente en ellos.

Terminaron de comer y apagaron el fuego. El día empezaba a brillar a su alrededor, como si a una lámpara rosada se le diera más mecha.

En los árboles, los pájaros que habían huido regresaban y proseguían su vida.

Montag empezó a andar, y, al cabo de un momento, se dio cuenta de que los demás le seguían, en dirección norte. Quedó sorprendido y se hizo a un lado, para dejar que Granger pasara; pero Granger le miró y, con un ademán, le pidió que prosiguiera. Montag continuó andando. Miró el río, el cielo y las vías oxidadas que se adentraban hacia donde estaban las granjas, donde los graneros estaban llenos de heno, donde una serie de personas habían llegado por la noche, fugitivas de la ciudad. Más tarde, al cabo de uno o de seis meses, y no menos de un año, Montag volvería a andar por allí solo, Y seguiría andando hasta que alcanzara a la gente.
 
Pero, ahora, le esperaba una larga caminata hasta el mediodía, y si los hombres guardaban silencio era porque había que pensar en todo, y mucho que recordar. Quizá más avanzada la mañana, cuando el sol estuviese alto y les hubiese calentado, empezarían a hablar, o sólo a decir las cosas que recordaban, para estar seguros de que seguían allí, para estar completamente ciertos de que aquellas cosas estaban seguras en su interior. Montag sintió el leve cosquilleo de las palabras, su lenta ebullición. Y cuando le llegara el turno, ¿qué podría decir, qué podría ofrecer en un día como aquél, para hacer el viaje algo más sencillo? Hay un tiempo para todo. Sí. Una época para derrumbarse, una época para construir. Sí. Una hora para guardar silencio y otra para hablar. Sí, todo. Pero, algo más. ¿Qué más? Algo, algo...

Y, a cada lado del río, había un árbol de la vida,,,, con doce clases distintas de frutas, y cada mes entregaban su cosecha; y las hojas de los árboles servían para curar a las naciones.

«Sí -pensó Montag-, eso es lo que guardaré para mediodía. Para mediodía ... »

«Cuando alcancemos la ciudad.»”



De las páginas finales de Fahrenheit 451, III, Burning bright (Fuego vivo).

Imagen: Fotograma de la película Fahrenheit 451 (1966), dirigida por F. Truffaut. 



26 de julio de 2012

SELLO SOLAR MAYA DE LA TORMENTA RESONANTE AZUL: ESENCIA SAGRADA DEL SONIDO






TORMENTA AZUL


“El  sexto  rayo  rasgó  el  velo  del  relámpago:
allí  el  trueno  dejó  su  profecía.
El  viento  no  halla  dónde  descansar.
Brújulas y satélites suicidas.
Vorágines  de  hielo  en  el  desierto.
Cuerpos dementes, rostros sin retorno.
Escuadras  de mutantes  invisibles…
Y  muy  cerca,  el  silencio
del  gigante  que  vuelve …
Que  despierten  las vírgenes
guarecidas   en  Venus...”


Gustavo Aritto
 El Canto de Ox Lahun (2009)


LOS MAYAS Y EL FIN DE UNA ERA: ENTREVISTA A JOSÉ ARGÜELLES



[Nota publicada por /www.creandotuvida.com]




"En una entrevista exclusiva, José Argüelles, reconocido mundialmente por sus aportes a la creación de una 'nueva humanidad', nos asegura que el fin del ciclo actual concluirá el 21 de diciembre del 2012.



José Argüelles es pionero en la investigación del sistema Calendario Maya, iniciador de la meditación por la paz de agosto de 1987 durante la llamada Convergencia Armónica y creador del concepto “Día de la Tierra”. Su experiencia como educador incluye profesorados en la Universidad de Princeton, en la Universidad Davis de California y la Universidad Estatal de San Francisco, entre otras instituciones. En su carrera de escritor se destacó por la realización de obras que alcanzaron internacionalmente la distinción de best sellers: El Factor Maya, La Sonda de Arcturus, La Ascención Planetaria y su más reciente obra El Tiempo y la Tecnósfera: La Ley del Tiempo en los Asuntos Humanos. El éxito de sus trabajos lo coloca como referente principal en lo que se refiere a temas relacionados con el Calendario y la cultura Maya. Sus estudios y trabajos lo llevaron a decodificar la Ley del Tiempo y a asegurar que el fin del ciclo de la actual humanidad concluirá el 21 de diciembre de 2012.




J. Argüelles


BRAD HUNTER- ¿Se puede entender el Calendario Maya o Tzolkin como un tipo de sistema codificado de información dejado por una antigua sabiduría para ser interpretado por futuras generaciones?


 JOSÉ ARGÜELLES Al Tzolkin se lo puede imaginar como un legado de conocimiento ancestral para ser interpretado en la actualidad; es un código maya que tiene muchos niveles de información. Se lo ha interpretado como un sistema calendárico de sincronización armónica, pero posee mucha más información. El Tzolkin ha sido diseñado en base a la frecuencia 13:20, que es ni más ni menos que el factor de sincronización del tiempo universal. Esta frecuencia (13:20) se traduce en una medida de 260 unidades o kines, porque el tiempo no es un reloj, sino una frecuencia de sincronización universal por medio de la cual se armonizan los ciclos cósmicos. El calendario actúa como un modelo de sincronización de estos ciclos de una manera fractal al utilizar un sistema de proporción matemática. Es un sistema calendario sincronométrico que posee muchos códigos aplicables a cada día y a cada persona, semejante a un complejo software sintetizado en lo que parece un simple código antiguo. También es un confuso mapa del tiempo que contiene la geografía de la realidad planetaria; es un mapa de 13 baktunes, que es la cuenta maya de 1.872.000 días entre 3113 a. de C. hasta el 21 diciembre de 2012. Y podemos asegurar que ya estamos en la última posición calendárica, lo que indica el fin de un ciclo galáctico, el “fin del tiempo”. Esta etapa se completa en el año 2012 del calendario gregoriano y estaría marcando la posibilidad de asistir a un salto cuántico evolutivo. El salto evolutivo se realizará indefectiblemente, pero la pregunta es cómo llegará la humanidad a ese gran momento. El cambio llegará por consecuencia de las alteraciones solares, porque el sol rige nuestra vida, y por eso mismo las profecías hablan de la nueva edad solar. El sol afectará mucho nuestro planeta, no sólo en lo que se refiere al clima, sino también al campo electromagnético haciendo colapsar nuestra cultura electrónica.

 B. H.- Aunque el hombre esté o no sobre el planeta, estos procesos galácticos son cíclicos e inevitables. ¿Pudo la desarmonía humana agravar este proceso natural terrestre que debería transcurrir indefectiblemente como parte de un orden cósmico mayor?

J. A.- Todo esto es un proceso natural que indefectiblemente sucederá, la cuestión es cómo impactará este proceso ante la desincronicidad humana provocada por el sistema “anti-natural” creado por el hombre. Aquí estamos frente a un verdadero choque entre un proceso natural y uno artificial. Todo lo que sucede actualmente en el planeta es consecuencia de la vibración que produce este choque. No debemos dudar que una vibración galáctica poderosa prevalecerá ante una vibración artificial producida por el hombre.  Esto fue previsto por las mentes galácticas mayas, y ellos dejaron un código para que el ser humano pueda sincronizar con la frecuencia 13:20 universal que permite transitar con el menor trauma posible hacia este momento de reconexión evolutiva. Si nos resistimos a quedar en una realidad de tercera dimensión, los efectos pueden ser catastróficos. A pesar de lo dramático que parece todo lo que sucede día a día en el planeta, también es una consecuencia natural del desajuste evolutivo del hombre. Debemos transitar este proceso como un paso necesario para alcanzar la próxima estancia evolutiva, esta realidad refleja nuestro propio estado interior evolutivo. Para alcanzar un salto cuántico antes del 2012 necesitamos experimentar este tipo de shock existencial, porque sin este “sacudón” no podríamos tomar conciencia de nuestros desaciertos.
B.H.- Según los conocimientos de la física cuántica, lo que sucede actualmente podría ser consecuencia de un estado general de pesimismo, miedo y pensamientos destructivos.
J.A.- En estos últimos años estamos se están  materializando todos los miedos que creamos en forma colectiva. Podríamos asegurar que todas las etapas evolutivas de la humanidad anteriores, ahora se están manifestando conjuntamente, por eso las fuerzas inconscientes humanas aumentan cada vez más. Nuestro desafío es revertir este proceso. Pero vuelvo a insistir que esto es parte del “shock” producido por el choque entre dos energías dispares que se deben equiparar y sincronizar. La disparidad de un mundo dominado por energías enfrentadas, por un lado las del terrorismo, el recalentamiento global, las guerras, y por el otro las de un despertar de la conciencia, la solidaridad y muchas personas clamando por vivir en paz, son un fiel reflejo a escala de tercera dimensión del “choque” dual de estas energías a un nivel cósmico.
B.H.- Especialistas como Gregg Braden afirman que los seres humanos poseemos el poder para revertir -o al menos atenuar- los efectos de este proceso de sincronización. ¿Cuál es su opinión al respecto?
J.A.- Si hay algo que la humanidad utilizó poco para revertir su realidad es justamente el poder de la mente. El mentalismo es una herramienta fundamental para cambiar la realidad que nosotros mismos creamos. Entonces, si podemos crear una masa crítica de mentalismo ideando un mundo más amigable, éste se materializará. Todo lo que esté unificado con la frecuencia correcta será posible y todo aquello que no lo esté, caerá en sí mismo. Es importante realizar una fuerte intensión colectiva unificada para crear una red de seguridad telepática alrededor del planeta. Es importante si podemos advertir lo peor que pasará en el año 2012 en el planeta, porque eso nos da el poder para intentar revertir aquello que ya conocemos que pasará si no hacemos nada para evitarlo. Pero necesitamos unificar ese poder para lograrlo, debemos alinear nuestro libre albedrío en resonancia con la voluntad divina, debemos aprender a actuar con amor, en paz y como cocreadores de este Cosmos. Es un factor esencial sincronizar nuestro libre albedrío con la voluntad divina para poder revertir lo profetizado, de lo contrario, nuestro mal uso del libre albedrío nos acercará más a nuestro propio sufrimiento. Es inútil resistirnos a este destino evolutivo porque es el único camino que nos conducirá al salto evolutivo.
B.H.- ¿El concimiento del Tzolkin nos ayuda en este proceso?
J.A.-El conocimiento del Tzolkin es un conocimiento universal que puede aplicarse en el planeta porque lógicamente es parte del Universo. Este conocimiento fue dejado aquí para ser utilizado en este momento tan especial para la humanidad. Al usar este conocimiento nos sincronizamos con la energía galáctica y eso nos ayuda a elevar nuestro nivel de conciencia, tanto a escala planetaria como también galáctica. En los últimos 10 a 15 años, y por causa de este choque, nunca antes asistimos a un proceso de toma de conciencia como el que se está dando en la actualidad.
B.H.- ¿Qué debemos realizar desde lo individual hacia lo colectivo?
J.A.-No es fácil cuando se vive en ciudades como Buenos Aires, pero necesitamos purificar nuestras mentes y calmar nuestros pensamientos. Debemos meditar, crear estados mentales relajados en paz y armonía. La meditación es esencial para lograr aquietar la mente, y calmar la mente no sólo nos ayudará a nosotros mismos, sino que además ayudaremos a la red energética planetaria. Necesitamos desapegar nuestro ego, perdonarnos a nosotros mismos y a la humanidad para ser más compasivos y universalistas. Hay que despegarnos de las ilusiones que mueven al mundo y de la intolerancia que esta civilización individualista propone. También hay que desapegarse del consumismo y del materialismo, de la gran ilusión que es producida por el dinero y es entendida como el principal motor que mueve a la globalización. Debemos aprender a vivir sin apegos y esto se logra más fácilmente en un estado de no-ego.  Esencialmente hay que estar en un estado de amor, desintoxicar y mantener activos nuestros cuerpos. La alimentación debe estar basada en el consumo de vegetales y frutas libres de productos transgénicos y químicos. No debemos participar del consumo de productos envasados y debemos alentar la producción de nuestros propios alimentos. La globalización, el consumismo y el corporativismo son como parásitos mentales que frenan y distraen la verdadera evolución. Sería ideal empezar a descomprimir la vida en las grandes ciudades mudándose a zonas rurales autosustentables y organizadas en comunidades. Debemos cambiar el sentido del tiempo modificando los valores de irracionalidad y temor hacia los de armonía y amor compasivo para toda la vida."


Fuente original divulgadora de esta entrevista:  http://www.creandotuvida.com/Reportaje_Jose_Arguelles.html. Reproducida a través del nexo: http://curiosidades2012.wordpress.com (publicado por GNASBOL, 25-04-2012).

LOS MAYAS Y 2012: AÑO TORMENTA RESONANTE AZUL

23 de julio de 2012

OSVALDO PUGLIESE: UN ARTESANO UNIVERSAL





Me hace bien, muy bien, me renueva con profunda alegría, recordar a Osvaldo Pugliese (Buenos Aires, 2-XII-1905 - 25-VII-1995). En contraste con las emociones, las sensaciones y los pensamientos que el tango mueve casi indefectiblemente en mí, este genial explorador del sonido y del silencio, de las oscuras mareas cósmicas del ritmo, logró transmutar en mí lo que la música emblemática de Buenos Aires siempre me deparó: la experiencia de la vida como derrota, del fracaso como la representación más genuinamente argentina de nuestra incapacidad de aceptarnos, de desempañar el espejo sin miedo, de hacernos cargo de quienes somos, sin culpas ni culpables, sin otro enemigo que nosotros mismos. Cuando escucho a su orquesta, vibrando con la intensidad, la austeridad y la sugestión de los más exigentes conjuntos de música antigua europeos, algo de mí que es de esta orilla arrinconada de la Tierra y que quizás no me atrevía a admitir del todo como mío reclama vivir en libertad y volverse media luz en mi mirada, tajo incurable en mi orgullo de no saber muy bien dónde estoy parado. El desaforado carácter Yang de esta polirriza danza vernácula, imbuida del misterio africano, su secuela rioplatense, la milonga-candombe, y la melancolía de la habanera, cede a la impostura hipercodificada por una falsa tradición - apuntalada en la imagen del "huérfano" embelesado consigo mismo y con su anima materna - para celebrar su censurada sombra curvilínea y la dignidad de ser oriundo del común Universo de todos y todo. Al autocomplaciente Narciso argentino opuso un Sísifo que conoce la sartreana "herida inútil" de estar vivo pero sabe que no hay aventura más digna que la de sufrirla hasta el final. Puedo imaginar a don Osvaldo (mucho más que a Astor Piazzola) entusiasmando el alma abierta (como la suya) de J. S. Bach con su arte. Nada es caprichoso en él, nada suena a tic ni a recurso fácil, nada parece sobrar en ese cosmos suyo, en su orden implacable, en su gracia para desafiarnos con los violentos contrastes y el vacío de lo no dicho, con el hueco que ha dejado Dios en su exilio del Paraíso. Su intuición de artesano quiso revelarle que detrás de cualquier emoción hay invariablemente una idea, algún Arquetipo infundiéndole su timbre y su tono distintivos. A diferencia de otros pocos númenes verdaderamente "personales" y acaso también inconfundibles (mayoritariamente leales a los cánones del período clásico-romántico de la música occidental), el maestro cuyos días se detuvieron hace hoy diecisiete años fue único
Dudo que uno de esos que otrora se hacían honrosamente llamar "tangueros de ley" entendiese lo que me ha costado tanto decir en estas breves líneas. Antes, seguramente, me achacaría (con franco derecho) que yo no sé nada de tango: Pugliese, mucho más fiel a sí mismo que nosotros, nos dejaría, feliz en su noche sin tiempo, hablar y hablar hasta el final de la nuestra, cansada de argumentos y de tener razón.



Gustavo Aritto



Acuarela de Horacio Ferrer, 1962




CRUZ  DEL  SUR
Elegía tangoidal


                             Al maestro Osvaldo Pugliese



¿Fue un tramposo relámpago la vida,
un falso trueno, un desueño trunco?

¿Qué hacen, si no, en la luna del ropero
tu sombra y vos jugando a ser ninguno?

No olvidaron que es jueves las palomas,
pero es sólo de ellas, sólo suyo:

Su locura es un círculo vacío
que estrangulan la Plaza y sus tumultos…

Se ha vuelto azul la soledad de pronto;
con los númenes rojos del suburbio                                                

se erizan ya las lenguas de otros fuegos,
se encienden los tatuajes de otros humos..

Algo sabe y no dice ahí, en el borde,
el fósil de jabón, rajado y húmedo.

Algo te sigue, muda, preguntando
la grieta que te espía desde el muro.

Pero, ¿de qué valdrían las palabras,
si el silencio es el último refugio,

y a San Telmo hoy le duelen más que nunca
un bandoneón suicida, un patio oculto,                                         

ese alarido ahogado en un aljibe,
y el polizón que se escapó a los tumbos…?

Todo quiere volver a su misterio,
al íntimo repliegue del desnudo.

Vuelven los pasos de tu madre que entra,
su voz intacta en el zaguán oscuro.

Y a recordarte que aún hay tiempo vuelve
aquel ladrido que cambiaba el mundo…

Cruz del Sur, en la noche quieta y larga
del solsticio y sus náufragos sin rumbo.                                      

Cruz del Sur, tenso insomnio de diamantes,
centinela glacial del infortunio.

Hechos del mismo hueco que sus sueños,
dejaron su fantasma en el crepúsculo

de otra orilla; y el hondo precipicio
de los labios del mar, su verde augurio,

les habló del fulgor de otras estrellas,
de una luna que miente entre los flujos

y reflujos de un río de aguas turbias
una zozobra de cemento y juncos…

Pero el reloj que late en la mesita
te habla de otro cielo, blanco y cúbico;                                             

y vos sabías que era un as de espadas
el naipe que le queda en este truco

a la mujer de frígida entrepierna
que va a apagar la luz. Juntos, bien juntos,

el amor se parece a una navaja…
Se hizo tarde… Quién será el intruso

que llama y llama y llama en el cancel.
Pronto se irá, y también será Ninguno,

como los que se fueron ya, sin despedirse.
Con las baldosas flojas del apuro                                                

y un rumor de cloacas clandestino,
la ciudad va a olvidarlo igual que un bulto…

en los confines de tu sueño helado,
esas cosas perdidas hace mucho

buscan que alguien la llore en Buenos Aires,
para morir despacio al lado tuyo.

             

               G. A.



(Cruz del Sur (Elegía tangoidal) fue incluido en el libro La espiral de fuego: Siete palimpsestos del caos, Bs. As., 2008)



20 de julio de 2012

ENSOÑACIONES EN LAS MORADAS DE ERKS (II)



      



II. HIJO DEL VACÍO



Te oí llegar, descalza, sin prisa y sin camino,
ajena a tu misterio de cuenco silencioso.
Eres la forma oculta del valle que adivino
más allá del Portal que te aguardó celoso.

Ya no mires atrás, no te preguntes nada.
El mundo era esa nube que se extinguió a tu paso.
Tus senos de maíz hoy me darán morada:
el Universo quiere volverse tú al ocaso…

Los terrones de sueño donde me recordé
bajo una noche grávida de estrellas de otro cielo
anudarán las hélices de tu fuego y el mío.

Se va durmiendo el Oso sagrado a quien honré.
Peredur fui, no temas, corre conmigo el Velo:
en una mano, el Grial; en la otra, el Vacío. (1)




Gustavo Aritto
©2012 – Reg. Prop. Intelectual – Rep. Arg.


___________________

(1) ERKS es, presuntamente, una sigla a partir del distintivo infraterreno Encuentro de Remanentes Cósmicos Siderales. La morada suprafísica así conocida conoce una historia planetaria de casi 23.000 años. Lemures, atlantes, esenios y humanoides y entidades extraterrestres han venido llevando a cabo en sus siete templos menores la más profunda y misteriosa tarea inciática de la Tierra. Se expande en unos 80 km cuadrados, bajo la superficie geográfica de la villa de Capilla del Monte, Córdoba, Argentina. Es una ciudad de luz, que abunda en construcciones etéreas en lapislázuli y mantiene un aura de constante elevación espiritual. En su templo mayor la estructura de la materia y la fenomenología electromagnética son sometidas a transmutaciones de niveles ultra sutiles. Tres Espejos cósmicos permiten su interacción con la galaxia, estando los mismos bajo la custodia de seres femeninos con función cuasi sacerdotal. Y una esfera total de radiaciones doradas la contagia de energía crística. La Hermandad Blanca y los agentes destinados al trabajo de protección y guía sobre el planeta, conocidos como “Jardineros del Espacio”, tienen en Erks su base fundamental de sustentación. Naves nodrizas acuden asiduamente desde sus explanadas a la frontera con la tercera dimensión, haciéndose (cuando fuere propicio) visibles al ojo humano terrícola. La “producción” y utilización de antimateria es una de sus prácticas más prodigiosas. Macro y microcosmos son allí devueltos a su origen común. Erks supone un inconcebible viaje de regreso a inicio del proceso de formación del Universo (material, etéreo, mental, espiritual). Su rayo rector es el crístico 2° Rayo de Amor - Sabiduría.
Con certitud paralela se asegura que miembros de la Orden del Temple llegaron y exploraron América (Armórica, para ellos) en el siglo XII. Suerte parecida parece haber corrido el "antihéroe" medieval recogido en los romances y cuentos medievales como Perceval (versión del Languedoc, especialmente de Chrétien de Troyes) o Parzival o Parsifal (en la imaginación germánica algo posterior) o Peredur (pronunciado /PERÉDÜR/ en galés del siglo XIII), cuya figura ilumina unos de los relatos más memorables de Los Mabinogion. Su origen, sin embargo, quiere afiliar al visitante de Montsalvat a la más antigua tradición indo-aria, de la que habría absorbido su carácter esotérico, asociado al culto de Arcturus (sistema de migración extraterrestre de la constelación de El Boyero), y al misterioso pueblo de los Hiperbóreos en el Árctico. La raíz ARC-, como se bien sabe, encierra el étimo de oso, siendo aquella "estrella" algo así como "guardián del Oso" (por la Osa Mayor que vive en su vecindad). Desde luego, la leyenda arctúrica hunde en ese conglomerado mítico sus raíces. El llamado Dominio Arcturus comenzó, para los mayas ascendidos, con la destrucción del antiguo planeta Maldek (hoy el Cinturón de Asteroides), y el consecuente "divorcio galáctico" entre Urano y Urantia-Gea (esto es, la Tierra), vínculo que habrá de ser restaurado  cuando sea activado el Acorde Xymox. Este ya declinante  tiempo cósmico se conoce como "Encantamiento del Sueño",  prueba planetaria de la gran ilusión en que va extinguiéndose toda forma de civilización actual. (Ver para todo esto: J. Argüelles, La Sonda de Arcturus, en ediciones digitales disponibles en internet). El punto es que Peredur desapareció de la tierra por un Portal interdimensional, trayendo consigo el renombrado Bastón de Mando de los Templarios y ese otro "Aleph" divinizado como el Santo Grial. Su destino "posthistórico" puede haber sido justamente la Sagrada Ciudad azulina de Erks, bajo los dominios donde se alzan el cerro Uritorco, el cerro Pajarito y el cerro Los terrones, circunvalando el Valle del Silencio y el de Ongamira.


El otro poema que integra este díptico fue publicado, en este mismo espacio, el día 3-04-2012, con el título Plegaria por el fin de un mundo

Foto de portada: Cueva interior en el cerro Los Terrones, en Capilla del Monte, Córdoba, Argentina.  Todos los derechos reservados por la fuente: http://www.myspace.com/divinidadbabilonicaea