10 de junio de 2015

EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (III): POLARIDAD, DESEO Y RUINA EN LA SIMBOLOGÍA ARTURIANA






“La parte que Morgan le Fay juega en la Arturíada es la de un intento de usurpación y un mal empleo, para sus propios fines personales, de las fuerzas internas que, en rigor, pertenecen al reino y a aquellos que lo gobiernan.
Ella sale en esto parcialmente exitosa, a pesar del consejo y las advertencias de Merlín a Arturo acerca de la importancia de guardar la espada y su vaina, que representan, inter alia, la integridad espiritual y el destino-mandato de Arturo.
La secuencia donde Morgan toma control y posesión temporaria de Excalibur y su vaina sigue al no poco común preludio a las aventuras astrales: Arturo es conducido lejos al interior de un bosque en persecución de un animal, en este caso, un ciervo.
Él es acompañado en esta ocasión por el esposo de Morgan, Uriens de Gore, y por su amante Accalon de Galia. Al final sus caballos se caen de debajo de ellos, significando el derrumbe de la consciencia física inferior, y el ciervo es traído con ellos, aunque mediante sabuesos que no son los de Arturo. Esto ocurre a orillas del agua, y una barcaza, revestida de plata sobre el agua, se allega a ellos y arriba a las arenas sin ninguna criatura de este mundo adentro.
Cuando se encaminan a bordo del barco mágico sobre estas aguas encantadas, son, según cae la noche, repentinamente iluminados por un centenar de antorchas. Doce bellas doncellas aparecen para darles la bienvenida y guiarlos hasta la cámara donde se lleva a cabo espléndidamente una fiesta. Todo muy a semejanza de una imagen refleja de las cualidades de dador-de-alimento del Santo Grial. Tras haber cenado los camaradas, cada uno es llevado a un dormitorio separado hermosamente amueblado, y allí se quedan dormidos.
Al despertar ellos, el encantamiento ha terminado. Uriens se descubre a sí mismo en su cama, en casa, en los brazos de su esposa Morgan le Fay. Arturo se halla a sí mismo apresado en el calabozo de un falso caballero, un traicionero usurpador, el cobarde y despiadado Damas. Accalon se encuentra él mismo en grave peligro, tendido a mitad de un pie de distancia de un profundo pozo del cual mana con elevados chorros una fontana de plata.
Un malvado enano viene hasta Accalon y revela que él es enviado por Morgan, y que ella requiere de aquél que libre una batalla para ella, hasta morir. Sin embargo, ella, dice el enano, ha de obtener para él la espada Excalibur de Arturo, de modo que él tiene asegurada la victoria. Accalon accede a esta propuesta. En efecto, la proximidad de la fontana mágica es un indicador simbólico de que esta ilícita fuente de poder, con sus peligros, es ya suya. El poder de kundalini, la espada mágica, y una fuente, son símbolos íntimamente asociados que resultan virtualmente intercambiables.
La batalla que se está montando ha de fijar las diferencias entre el diabólico Damas y su noble hermano Outelake. Damas, demasiado cobarde para luchar él mismo, es ahora capaz de ejercer coerción sobre el apresado Arturo para pelear por él como condición sobre su libertad y la de los otros caballeros que Damas ha encerrado.
Outelake, sin embargo, está ahora herido en sus muslos y no puede pelear por sí solo. Por eso, Morgan arregla que Accalon sea su campeón, y al mismo tiempo envía a Arturo una espada que parece ser Excalibur y su vaina, mientras a Accalon se le da las verdaderas.
Afortunadamente, la Dama del Lago se da cuenta de lo que está pasando e irrumpe en la escena de la contienda. Debido al trueque de las armas mágicas, pese a su destreza y coraje naturales, Arturo va siendo gradualmente cortado en pedazos. Finalmente la espada falsa se rompe en su mano pero él sigue luchando desposeído de armas, con su puño solo y su escudo.
Aquí la Dama del Lago interviene con su propio encantamiento. Ella provoca que a Accalon se le caiga Excalibur, y ésta es atrapada por Arturo. Él comprende ahora lo que ha ocurrido y arrebata también la verdadera vaina del costado de Accalon, que lo ha protegido hasta ese momento de lesiones.
Como consecuencia, Arturo vence pronto a Accalon. Han estado luchando disfrazados y ahora se revelan mutuamente sus verdaderas identidades…
[…]
Los demás intentos de Morgan de irrumpir en la corte de Arturo corresponden más apropiadamente al siguiente grado del ciclo artúrico, los misterios de Ginebra, al que conciernen los secretos de la polaridad en acción. En esta materia a Morgan se la considera acertadamente el epítome del mal y la bruja egoísta. No obstante, según lo hemos dicho, todos los arquetipos artúricos son de doble-faz, mostrando sus potencialidades buenas y malas, aun cuando algunos se los represente haciendo reconocibles más las unas que las otras. Los arquetipos, al igual que los individuos, son, de todos modos, capaces de redención, y en última instancia Morgan-la-hacedora-de-daños se vuelve Morgan-la-curadora, lo cual es un uso correcto y abnegado de los poderes de la vaina. El herido Arturo es transportado en una gabarra al Ultramundo celta, a fin de ser atendido por Morgan y sus hermanas bajo el tutelaje de la Dama del Lago.” (G. Knight, 1983, § Morgan le Fay – Cap. 16 / Parte II)



“El Grado de Ginebra está involucrado en el conocimiento y el uso de las fuerzas de la polaridad. Como la polaridad es la base de toda existencia manifiesta, debe ser, por ello, considerada como un grado superior al de Merlín o de Arturo, los cuales involucran, respectivamente, la dinámica grupal, y la individual dentro del grupo. No obstante, como en la vida real, todos los aspectos son interdependientes; un grado no puede trabajarse aisladamente respecto de los otros. De ahí que sea más una cuestión de énfasis sobre diferentes aspectos del ser humano ideal como un todo…
El Grado de Ginebra está muy compenetrado con las fuerzas polares según queda ejemplificado en las relaciones entre los diversos caballeros y las damas, y particularmente en las relaciones entre aquélla misma, el Rey, y Lancelot (Lanzarote), ‘el mejor caballero del mundo’.
La Reina es el centro de la vida social y de la estructura de la corte toda. En un sentido más amplio ella representa las virtudes cortesanas que propiciaron la vida pacífica y civilizada en oposición a las preocupaciones militares y políticas de Arturo y Merlín. No bien queda hecho el trabajo de Arturo y Merlín, y rigen la paz y la justicia, es la Reina quien ejerce el reinado sobre la sociedad ideal que por entonces se desarrolla.
En las etapas primitivas de creación del dominio, y de su sometimiento al orden pacífico, ella representa un cuerpo coherente dentro de la corte desde donde los caballeros salen en pos de aventuras, y al cual retornan una vez que sus búsquedas se completan. Dentro del patrón perfecto, cada caballero posee una dama y cada uno tiene un lugar en torno a la Mesa Redonda. En algún sentido Ginebra representa la Mesa Redonda y la Mesa Redonda representa a Ginebra. No fue pura coincidencia que la Mesa Redonda fuese parte de la dote de ella, aportada a la corte de Arturo mediante su matrimonio.
En otro sentido, la Mesa Redonda, Ginebra, y la Corte representan la vaina de la espada. La espada se desenvaina para corregir errores en el territorio, y se devuelve entonces a su vaina cuando se ha restablecido el equilibrio. Este es un aspecto grupal de la espada, la vitalidad y la esencia espiritual de la Corte.
Esto presenta, además, un aspecto individual, en la vitalidad y la esencia espiritual de cada caballero y cada dama en la Corte. Ellos son las fuerzas de la polaridad, los secretos del poder personal, hallables en las fuerzas duales del aura humana.
Existe un glifo particular relacionado con el Árbol de la Vida que se conoce como el Destello de Rayo[1]. A éste le concierne el descenso de poder en la creación de la vida y frecuentemente se lo describe con un asa, como una espada.
Esto puede aplicarse al aura del individuo y brinda el patrón para un ‘yoga de Occidente’. Indica puntos de poder y la dinámica dentro del organismo psíquico. Al mismo tiempo, la vaina puede visualizarse sobre una base similar: oscura, grabada en plata con extrañas runas y símbolos cósmicos extraños, alada en su extremo superior a la manera de un caduceo.
En la vaina, las polaridades, destellantes gracias a la espada desplegada del espíritu en acción, están contenidas en equilibrio dentro de la línea central de esferas del Árbol de la Vida
[…]
En un nivel más personal, la subida del poder del kundalini encuentra su equivalencia en Arturo obteniendo Excalibur, primero de la piedra, y luego de la Dama del Lago. En este sentido, uno podría, según muestra la Figura 11[2], visualizar la espada elevándose desde las profundidades, con su empuñadura en el chakra Muladhara (o el Sephira Malkuth) en la base de la columna. Aquí se trata de la espada activando el control sobre los Elementos...
Dado que ésta representa el poder en elevación de las fuerzas vitales, la serpiente Kundalini, o el poder del dragón, podemos distinguirla de la espada descendente visualizándola con una forma ondulada en su hoja. Esto será también un recordatorio de sus aspectos polares, ya que es un equilibrio de la consciencia entre funciones opuestas en el Árbol de la Vida. En términos orientales, es una estructura triple: positiva, negativa y su equilibrio (ida, pingala, y shushumna)[3].
[…]
Se sigue de esto que en las legendas artúricas las relaciones entre caballeros y damas son de importancia al estar enseñando las polaridades del aura humana. Esto está particularmente consagrado en el grandioso panorama de las convenciones del Amor Cortés, que no son meras reliquias de los hábitos sociales del siglo XII, sino la sabiduría simbólica de los secretos de la polaridad vertical y horizontal, según se los recibió en la Tradición de Misterios occidental.
La tradición de Arturo, Lancelot y otros, en tanto criados por la Dama del Lago, consagra una antigua enseñanza de la dirección apropiada de las fuerzas viriles en un joven en crecimiento.



Los orígenes arquetípicos de la Dama del Lago se remontan a la lejana prehistoria. Es ella un vestigio de la memoria de una grandiosa jerarquía de poderes matriarcales que eran antiguos inclusive en la Atlántida, y cuyo rol en las primitivas brumas del tiempo era el de ayudar a restaurar los ajustes necesarios a una humanidad primordial cuando la diferenciación de los sexos se establecía como el medio de procreación continua de la raza. Una muy borrosa memoria de estos eventos antediluvianos está contenida en la historia bíblica de los animales subiendo a bordo del arca de Noé de dos en dos.
Cuando el Merlín original buscó llegar a establecer las tradiciones atlantes de Misterios en las Islas Británicas, las ‘mujeres feéricas’[4] también estaban ahí. Estas eran caudillas femeninas y altas sacerdotisas de antiguos cultos atlantes, de las cuales la Dama del Lago en sus diversas facetas, Morgan le Fay, e Ingraine, madre de Arturo, son remembranza.
[…]
Podría decirse que la madurez y la salud mental en su sentido pleno son la habilidad para relacionarse con la gente y los eventos sin proyectar nuestros propios contenidos psíquicos sobre ellos.
La manipulación deliberada de proyecciones, induciendo a otros a proyectarlas, es en gran medida el modus operandi de la publicidad y la propaganda política. En menor medida es también el de la magia cuando se la emplea objetivamente sobre otros. De cualquier forma, en este contexto la magia es de valor y motivación dudosos, ya que la verdadera magia blanca está compenetrada con la evolución de la consciencia hacia la madurez, la objetividad y la libertad respecto del glamour y la ilusión[5].
Poniendo esto en el contexto de la Arturíada, encontramos al joven Arturo siendo inducido hacia una temprana polaridad objetiva con un ser de los planos internos, la Dama del Lago, asimilando por ese medio de ella los contactos internos que lo habilitarían para polarizarse con el reino como un todo, y también con la reina suya, otorgando a ella a través de esto un poder regio similar.
Morgan le Fay, sin embargo, ‘diestra en la nigromancia’, en razón de su ambición personal y de su personal deseo de hacerse ella misma de semejantes poderes, desvía el flujo polar en una proyección sobre sí misma, en vez de dirigir la atención, la consciencia alerta y el flujo polar de Arturo hacia una doncella de su misma edad destinada a ser su reina.
A resultas de esto, sean cuales fueren sus indudables virtudes como guerrero y líder de caballeros, Arturo sufre de frialdad hacia las mujeres, porque sus fuerzas polares no están orientadas hacia ellas de un modo correcto. Así, no logra relacionarse plenamente con Ginebra y ella es abandonada, una reina sólo de nombre, estéril y malograda. Consecuentemente no existe heredero para el trono ni continuación del linaje de Pendragon que Merlín había engendrado meticulosamente. El hijo y heredero de Arturo y Ginebra se habría convertido, además, en el conquistador del Santo Grial, posteriormente gobernando un Logres redimido y libre del encantamiento.
Se nos deja en una situación en que Arturo, del linaje de Pendragon a través de Uther, y del de los reyes-sacerdotes atlantes a través de Igraine, es enlazado en matrimonio con Ginebra, quien trajo consigo la dote de la Mesa Redonda. No obstante, el florecimiento de este tremendo plan potencial es arruinado desde su mismo brote por la interferencia de Morgan le Fay, que desvía las fuerzas de Arturo para sus propios fines. Esto está simbólicamente descrito en los relatos del robo de Excalibur y su vaina perpetrado por ella.
[…]
Por eso, Ginebra es fructificada según lo esperado y despertada por Lancelot, el mejor caballero del mundo, quien ha sido astralmente iniciado en su juventud por la Dama del Lago. Gracias a su ayuda Ginebra puede actuar como una reina en lo que hace a ser líder y centro focal de la corte y de la Hermandad de la Mesa Redonda, aun cuando queda todavía el problema de no haber un heredero para el trono. En vez de ser Arturo el padre del ganador del Grial, su semilla ha sido desviada por Morgan para producir al malvado Mordred que, finalmente, expresa sus poderes perversos mediante la usurpación del trono, la abducción de la reina, el derrocamiento de la jerarquía religiosa, y el advenimiento revolucionario de los comunes.
De ahí que Merlín propicie una unión carnal entre Lancelot y Elaine de Carbonek, una de las doncellas del Castillo del Grial. Por este medio Galahad fue traído a la vida. Sin embargo, no había pareja con la cual Galahad tuviese relación, la que probablemente habría sido hija de Lancelot, acaso con Elaine de Astolat, en el plan original. Por ello, el Grial, cuando es ganado, en vez de ser el Caldero de la Abundancia en armonía con los frutos de la Tierra, se volvió Copa de la Iluminación Espiritual divorciada de la Tierra, que virtualmente mataba a los pocos que eran capaces de beber de ella. En esto, Bors[6], el hombre de la familia humana usado, en términos generales, como base, (aunque los escribas monacales tienden a denigrar esto), es el verdadero conquistador, ya que él regresó como testigo de la existencia del Grial. No fue, empero, capaz de transmitir los frutos de su visión al grupo como un todo. Percivale y Galahad, como Enoc, ‘caminaron con Dios y no estuvieron’. El gran quiasmo entre la realidad espiritual y la terrenal causado por la Caída, y la expulsión del hombre y la mujer primeros del Paraíso Terrenal se mantiene.
Más tarde, el romance de Lancelot y la doncella que, en el curso normal de los acontecimientos podría haber sido la verdadera dama, Elaine de Astolat, terminó en tragedia. Ella muere de amor no correspondido, flotando su cuerpo en el río como señal del fracaso de la corte toda ante el que fue su destino.” (G. Knight, 1983, § Fuerzas polares en el Aura - Cap. 16 / Parte III)
  


Extraído de Gareth Knight, The Secret Tradition in Arthurian Legend (La Tradición Secreta en la leyenda artúrica), Northamptonshire, 1983, U. K., ya citado y traducido antes en EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA I y II. Fragmentos de los Capítulos 16: Morgan le Fay, y 17: Polar Forces in the Aura, incluidos respectivamente en la Parte II: The Grade of Merlin and the Faery Women, y la Parte III: The Grade of Guenevere and the Forces of Love. Traducción del inglés exclusivamente para esta publicación: G. Aritto / 2015. 







[1] “Lightning Flash”: simplemente, relámpago; aunque la imagen adjunta (no insertada aquí) de la espada con la empuñadura hacia arriba y la hoja en zig-zag hacia abajo remite inmediatamente a un rayo desplegándose entre el cielo y la tierra. (Ésta y las restantes notas, de G. A.)
[2] Como el resto de ellas, eliminada de esta publicación.
[3] Los nadis están vinculados con los chakras. El canal central, sushumna, juega un papel vital en las prácticas yoguis y tántricas. Los diez primeros nadis, según el Shiva Svarodaya, están conectados con las diez "puertas" o aberturas del cuerpo: 1. Sus humnaobrahmarandha (fontanel/tapa de la cabeza). 2. Ida (ventanilla nasal izquierda) 3. Pingala (ventanilla nasal derecha)...
[4] “Faery women”: como en otras ocasiones, faery denota cualquier hecho o entidad procedentes del Otro Mundo o reino de los elementales o de las hadas. Aquí se mentan sin duda simplemente faeries de sexualidad femenina, o sea, genéricamente hadas.
[5] Para una definición de  “glamour” (o “espejismo”) e “ilusión” – junto con los conceptos de “maya” y “el Morador en el Umbral” – , su diferenciación precisa y su relación respectiva con la Intuición, la Iluminación, la Inspiración y el Ángel de la Presencia, ver Alice Bailey, Espejismo (Glamour): Un problema mundial, publicado por la Fundación Lucis de Buenos Aires, y distribuido por Editorial Kier, Bs. As., 1950.
[6] Se trata de Bors de Ganis, hijo del rey francés Bors de Galia, hermano de Lionel y primo hermano de Lancelot, hijo, a su vez, del rey Ban de Benwick. Aunque Knght no especifica qué texto - o corpus de textos concurrentes -  ha seguido en la hermenéutica de estos dos capítulos, es probable que la base narrativa de su análisis siga esencialmente siendo, como en gran parte de las ciento setenta páginas previas, el romance de Sir Thomas Malory.

Imagen final (abajo): extraída de http://sonicunbound.deviantart.com/art/Unbound-Logres


1 de junio de 2015

EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (II): ARTURO, EL SANTO GRIAL Y LOS GIGANTES DE LAS ESTRELLAS





“Es a la tradición antigua a lo que debemos volver en pos del origen de las fuerzas que penetraron la puesta en marcha de la Mesa Redonda, pues ésta posee su prototipo en los cielos nocturnos. Se la describe bien, literalmente, como la sabiduría ‘estrellada’. La inclinación de la Tierra y el plano de su órbita alrededor del Sol, y la posición del propio Sol en el espacio galáctico, brindan ciertas imágenes que calan muy hondo en el alma del hombre.
En apariencia, tenemos un ancho cinturón de constelaciones que circundan la Tierra, los signos del zodíaco. Éstas son como el ecuador de una esfera celeste que comprende la Tierra. Entre este borde del zodíaco y el punto polar central, la Estrella Polar, en torno a la cual parecen girar, existen otras diversas constelaciones. Éstas no reciben en absoluto el mismo grado de atención que las del zodíaco. Nosotros podemos ignorar, para nuestros fines, aquellas constelaciones que han recibido nombre en los pasados pocos cientos de años y concentrarnos en aquellas constelaciones listadas por los antiguos.
Hay una gran cantidad de constelaciones que aparecen debajo de la inclinación del Zodíaco. Son las estrellas del Hemisferio Sur. La mayor parte de ellas es, no obstante, visible al menos en ciertos momentos del año a observadores del Hemisferio Norte. En efecto, un observador en El Cairo, que está aproximadamente 30° por encima del Ecuador, puede ver constelaciones ubicadas a hasta 60° en el Hemisferio Sur. Ninguna constelación por debajo de esta línea de visión posee un nombre antiguo, de modo que en nuestras investigaciones nosotros estamos, francamente, tratando con una cultura del Norte, comparativamente hablando.
El Cairo está en el mismo grado de latitud que los grandes observatorios estelares babilónicos antiguos y el sitio tradicional de la Atlántida, hacia el Oeste.
Dentro de la mitología clásica griega necesitamos remontarnos al panteón familiar de Zeus y sus camaradas olímpicos, a los dioses que ellos expulsaron, que eran sus padres, y a los que se conoce como Titanes.
El origen de los Titanes – o dioses gigantes – yace a tal punto remoto en el tiempo que tuvieron como telón de fondo escénico sólo la tierra y el cielo. Ellos nacieron de la Madre Tierra primitiva, Gaia, y de la paternidad de Urano, lo profundo celestial, el primitivo Padre Cielo.
Había doce Titanes, seis hermanos y seis hermanas, y tenemos una historia extraña de cómo Urano originariamente no cejó en seguir procreando con Gaia y aprisionando todos sus hijos dentro de ella. En otras palabras, todas las fuerzas arquetípicas que forman la subsiguiente vida sobre la Tierra provienen de los cielos estrellados, y su evolución se mantiene dentro de los confines de la esfera terrestre, una gran ordalía cósmica[1].
Tarde o temprano esta siembra primordial de influencias cósmicas adentro de la esfera terrestre tenía que detenerse y así se describe en el mito titánico como Gaia forjando una hoz de pedernal y dándosela al más joven de los Titanes a fin de que pudiese castrar a Urano. La hoz es un instrumento de siega y de desmonte de cuanto se fue en vicio; su forma de luna creciente la hace particularmente un arma de los poderes receptivos femeninos. El hecho de que sea de pedernal, la piedra usada para las más antiguas herramientas del hombre y también la fuente de las chispas del fuego, resulta asimismo significativo. Ella mantiene dentro de sí toda la subsiguiente civilización humana y la tecnología.




Un gran número de otros importantes eventos ocurrieron con esta cesación de la entrada de influencias creativas cósmicas dentro de la esfera de la Tierra. Ellos hubieron de conducir a la instauración de significados sexuales de la generación (simbolizada por el nacimiento de Afrodita), y a la instauración de los significados de equilibrio, o justicia cósmica, (las Furias o Erinias). Fueron originadas otras generaciones no-humanas, tal como una raza de gigantes que están también mencionados en el Libro del Génesis. Además de las ninfas del fresno, las cuales pueden significar un tipo de orden angélico / elemental mediador; el fresno es hasta el día de hoy un árbol particularmente mágico, aparte de su importancia en la mitología Escandinava como Yggdrasil, un Árbol de la Vida nórdico.
[…]
Estas extrañas criaturas y otras semejantes[2], representan, no el mal, sino fuerzas primitivas. Les fueron conocidas a las antiguas civilizaciones atlantes prediluvianas, y memorias borrosas de ellas han llegado a nosotros como creencias persistentes que pueden parecer no más que supersticiones. Sin embargo, su vitalidad expresa un núcleo profundamente oculto de verdad.
Nuestra preocupación principal, de todos modos, son los desarrollos artúricos a partir del mito titánico. Sus primeros orígenes comunes se evidencian en similitudes corroboradas en el cielo nocturno. Así, la Mesa Redonda es una forma de zodíaco celeste. La cresta de la dinastía Pendragon se entronca con uno de los dioses titánicos. Las antiguas fuerzas se muestran, también, en los patrones sonoros similares de los nombres. Por ejemplo, el Rey Uriens de Gore (Uriens of Gore), el esposo de la media-hermana de Arturo, la hechicera Morgan le Fay, es semejante al gran cazador del firmamento, Orión. El patrón del caballero de la Mesa Redonda como héroe solar se describe en los cielos como Hércules. Una antigua orden de caballería ha de ser fundada en los Centauros.
La tradición de los caballeros rescatando bellas doncellas –con todo lo que esto implica en el simbolismo más profundo más allá de la caballería social- se ha de fundar en las constelaciones circumpolares relacionadas con el mito de Perseo y Andrómeda. Las extrañas naves del Santo Grial están en la gran constelación antigua de la Nave Argo (en tiempos modernos desintegrada en numerosas agrupaciones constelares más pequeñas) y las fuerzas espirituales de los cisnes (El Cisne), las águilas (El Auriga), y los caballos alados (Pegaso) están ahí también. Lo mismo se puede afirmar de las fuerzas telúricas más primarias respecto de las formas monstruosas, Hidra, Serpiente, Lobo, Erídano, e incluso la Copa del propio Grial – Cráter.



Mediante estos símbolos buscamos alcanzar los mismos abismos imaginativos que fueron sondeados por William Blake cuando escribió: ‘El gigante Albión fue Patriarca de los atlantes; él es el Atlas de los griegos, uno de aquellos griegos llamados Titanes. Las narraciones de Arturo son los hechos de Albión, aplicados a un Príncipe del siglo quinto’.
Son las mismas fuentes antiguas, en su versión greco-irlandesa, las que brindan los relatos de los antiguos Tuatha de Danaan –los hijos de la diosa Dana-, que han pasado al mito y la leyenda artúrica y del Grial, y más tarde a los mazos del Tarot, y los cuatro instrumentos mágicos tradicionales relacionados con los Cuatro Elementos: la Lanza, la Espada, la Copa y la Piedra (o Escudo).
Los Thuata de Danaan, un Día de Mayo, o Beltaine, en medio de la bruma, llegaron ‘a través del aire y del elevado aire’ a Irlanda, desde un lugar con cuatro ciudades, cada una con cuatro hombres sabios para enseñar a los hombres jóvenes ‘destreza y conocimiento y sabiduría perfecta’. En las palabras de Lady Gregory:

Y ellos trajeron de esas cuatro ciudades sus cuatro tesoros: una Piedra de la Virtud de Falies, que fue llamada la Lia Fail, la Piedra del Destino; y de Gorias trajeron ellos una Espada; y de Finias una Lanza de la Victoria; y de Murias el cuarto tesoro, el Caldero del que ninguno jamás se alejó insatisfecho.

En la leyenda artúrica tenemos la aparición de esos mismos tesoros. La espada Excalibur de Arturo, que provenía de los talleres de feéricos de la Dama del Lago y que fue devuelta a ella al final de la misión de Arturo. La Lanza que produjo el Golpe Doloroso que provocó el maligno encantamiento de la Tierra de Logres de la Leyenda del Grial. La Copa que es representativa del propio Santo Grial, aun cuando la forma real del grial nunca se hace visible a ojos mortales. La piedra que apareció flotando en el río, con la espada de un rey clavada en ella, pasible de ser desenvainada sólo por aquel sobre quien recayera el destino del reino terrenal, en el caso de Arturo, o del reino espiritual, en el caso de Galahad.
La Copa y la Lanza tienen aun más antiguas raíces el palo y el caldero. Ambos fueron atributos del Dagda, el antiguo padre de los dioses. El Dagda es una figura titánica en la mitología irlandesa, cuyas funciones fueron después asumidas por Lugo Lavadha, el dios sol y maestro de todas las habilidades. Luego el palo se volvió refinado en la tecnológicamente más eficiente lanza y, en tiempos aun más tardíos, Lugo Lavadha se tornó humanizado como el mejor caballero del mundo, Lanzarote (Lancelot) del Lago.
El Dagda y su caldero aparece además en la rama galesa de la mitología celta como Bran el Bendecido (Bran the Blessed). Bran poseía un caldero que les restauraba a los guerreros heridos devolviéndoles la vida y que les brindaba alimento ilimitado –dos requisitos importantes, por cierto, para el hombre tribal primitivo. Una característica de gran envergadura es alguna sugerencia de decapitación en las leyendas de Bran. Esto aparece más tarde, en paralelo con las leyendas del Grial, como la cabeza de Juan el bautista sobre una bandeja.
En las leyendas originales de Bran, la cabeza de Bran continúa dando recepción a sus camaradas durante siete años en las islas del lejano Oeste antes de ser traída a Londres para ser enterrada en el Monte Blanco (White Mount), sobre el cual ahora se asienta la Torre de Londres, como una infalible atalaya contra la invasión extranjera. Hay una tradición posterior de que Arturo la exhumó en virtud de que no necesitaba ayudas primitivas como aquella para su defensa del ámbito, un acto de hybris que conllevó su derrumbe y el éxito de las subsiguientes invasiones. Se trata de una glosa posterior sobre el hecho que la tradición artúrica asumió suya a partir de la más temprana tradición de Bran. El caldero es una forma primitiva del Grial y el nombre de Bran aparece, algo cambiado, como Bron, uno de los reyes guardianes del Grial, y, como Hebrón, ¡de la progenie de José de Arimatea!
En una de las versiones galesas de la leyenda artúrica hallada en el Mabinogion (un manuscrito tardío pero que contiene material oral muy antiguo) recibimos alguna idea de la dinámica de la leyenda del Grial pre-cristiana artúrica en el relato de Peredur, el Hijo de Evrawc, un antecedente de Percivale o Parzifal.
Esta es una versión localizada del antiguo héroe griego Hércules, quien es representado en las constelaciones como lo arquetípico humano enfrentado a doce trabajos, los cuales quedan representados por los signos del zodíaco. El número y la naturaleza de estos trabajos pueden variar de cultura en cultura pero todos ellos significan el héroe, forjando su individualidad desprendida del abrazo del alma grupal, en la evolución de la consciencia humana individualizada. Esto se recapitula en el proceso de la infancia y la adolescencia, pero es además una tarea microcósmica de la totalidad de la raza humana, en una evolución de la consciencia desde el hombre-animal hasta el hombre-angélico, desde los instintual a los modos intuitivos de percepción y comportamiento.
En las versiones más primitivas de esta pauta de desarrollo humano, en una forma que le habla al entendimiento del hombre tribal más consciente-del-grupo, esto se ofrece y entiende mejor como una cacería, incluso una suerte de cacería del tesoro, cuya recompensa es un compromiso de matrimonio y un ascenso en el estatus a fin de convertirse en un emparentado con la realeza. El patrón se preserva en muchos relatos folclóricos y cuentos de hadas.
El Mabinogion, traducido por Lady Charlotte Guest en 1849, ha sido comparado con la choza de un campesino construida con piedras antiguas a partir de un monumento de la antigüedad. Probablemente surgió a la existencia a partir de cuenteros medievales que juntaron fragmentos de la tradición oral, obteniéndolos de fuentes tanto antiguas como contemporáneas que no entendieron totalmente.
Cinco de los relatos se relacionan específicamente con Arturo y, pese a la configuración amorfa y rudimentaria de la narrativa[3], que ubica sus méritos literarios por debajo de los antiguos poemas épicos y las antiguas sagas, evidencian un punto de transición donde el mito se está volviendo relato folclórico y romance.
[…]
En otro poema galés, The Spoils of Annwn[4], Arturo y sus hombres perpetran un atraco al aposento de los dioses paganos que es diversamente llamado Fortaleza de las Hadas[5] o Fortaleza de Cristal. En algunos versos se lo considera una isla y en otros versos como una región subterránea. Los nombres diversos, que incluyen Fortaleza de los Ricos y la Isla de la Puerta Activa, todo apunta a los planos internos, el mundo astral, y las fuerzas feéricas y elementales ahí dentro.
Ellos asaltan Annwn para obtener como ganancia el caldero de su señor, el cual es cuidado por nueve doncellas que se encuentran en distintas formas en el mito antiguo. El caldero podría identificarse con el del Dagda o con el caldero de la inspiración de la diosa Keridwen. En esta versión es además una vasija para comprobar el coraje de los guerreros, ya que ella no ha de hacer hervir la carne de un cobarde. En verdad, sólo siete retornaron a salvo de esta incursión particular, cuyo número místico enfatiza el hecho de que estamos tratando con los fragmentos de un ritual iniciático.
Un ritual de iniciación es la concentración en escala pequeña, en forma simbólica, de las tareas que han de ser realizadas por el alma en su viaje evolutivo. Es, así, un dispositivo para orientar la dirección del esfuerzo en lenguaje pictórico que habla al alma.
Al señor de Annwn, o el Inframundo, cuyo nombre es Pwyll, se lo encuentra más tarde en una forma más refinada como Pellas o Pellam, el cuidador del Castillo del Santo Grial, Carbonek. Entonces, aunque la más reciente Búsqueda del Santo Grial puede haber sido cristianizada y templada con influencias orientales, en sus raíces se entronca en gran parte con la antigua tradición de Misterios de Gran Bretaña.
De todos modos, no es el primitivo Arturo el que ha mantenido las imaginaciones de los hombres a lo largo de centurias. Sin duda este nivel de leyenda proto-artúrica aporta mucho del poder detrás del florecimiento tardío medieval de la leyenda hacia la imagen de una sociedad de caballeros y damas ideal en una tierra de cuento de hadas de hermosos palacios, recios castillos, verdes parajes, bosques encantados, con claros y fuentes y aventuras misteriosas. Este cuadro idealizado de la vida del siglo XII es el patrón que mantiene la imaginación moderna.
Por lo tanto, examinemos la Hermandad de la Mesa Redonda según este aspecto del siglo XII, pero mantengámonos atentos al saber profundo y antiguo de las estrellas que él encarna. Saber que se remonta atrás en las brumas más allá del tiempo registrado cuando la humanidad estaba en su infancia.
En algún sentido, las idealizaciones de la leyenda artúrica son como los sueños de la adolescencia, el material más antiguo característico de las fantasías de la infancia, más vívidos y más amenazadores e inmediatos. Buscamos explorar el poder detrás de estas imágenes de la infancia y la adolescencia raciales a fin de encontrar nuestro camino en el mundo moderno, donde nos tambaleamos con incertidumbre hacia el manejo de las responsabilidades de la adultez cósmica, con los poderes como de dioses sobre la vida y la muerte a los que el desarrollo de la mente concreta nos ha inducido en nuestra tecnología, poderes que imponen tanto el rápido crecimiento en estatura moral como la autodestrucción.”



Extraído de Gareth Knight, The Secret Tradition in Arthurian Leyend (The Magical and Mystical Power Sources Within the Mysteries od Britain) (La tradición secreta en la leyenda artúrica – Las fuentes mágicas y místicas de poder dentro de los Misterios de Gran Bretaña). Part One. 2: The Titans and the Star Lore (Parte I, cap. 2: Los titanes y el saber de las estrellas). The Aquarian Press, Irthlingborough, Northamptonshire, U. K., 1983. Versión castellana de este fragmento: G. Aritto / 2015.

Imagen de arriba (inicio): Rembrandt, La caída de los Titanes






[1] “A great cosmic crucible”: en rigor, el punto exacto de fundición de un metal; por extensión, prueba o examen crucial. [Ésta y las restantes notas, de G. A.]

[2] El autor trata, en la sección aquí extirpada de esta versión, figuras y hechos de la materia mítica helénica: Gías, Koto, Briareo, gigantes de cien brazos surgidos del océano; los Cíclopes, Tifón; el dragón y la dragonesa Delfina, esta última, el ancestro de la ‘pitonisa’ de Delfos.

[3] “In spite of the shapeless and scrappy form of the narrative”: literalmente, “a pesar de la forma amorfa y mal estructurada de la narrativa”, en que “forma amorfa” resulta una suerte de oxímoron algo difícil de volcar fielmente a nuestro romance. Tal vez haya que entender que la “forma interior” del conjunto narrativo no halla expresión concreta en su manifestación verbal superficial.

[4]El botín de Annwn”.

[5] Fairy Fortress”, donde Fairy puede abarcar no sólo la entidad que conocemos y codificamos como hada sino todo el dominio de seres existentes en el reino dévico-elemental mejor definido por el celtismo galo feérico.