"Binah es el tercer miembro
del Triángulo Supremo [en el Árbol de la Vida] y el trabajo de explicarlo
quedará bastante simplificado porque podemos estudiarlo a la luz de Kjokmah,
que es lo que equilibra en el Pilar opuesto del Árbol. Nunca es posible comprender
un Sephirah si lo consideramos aparte de su posición en el Árbol, porque su
posición indica sus correspondencias cósmicas. Lo vemos en perspectiva, por así
decirlo, y podemos deducir de dónde procede y adónde va, qué influencias
intervienen en su creación y cómo contribuye al plan de todas las cosas en
conjunto. Binah representa la potencia femenina del Universo, como Kjokmah
representa la masculinidad. Como ya hemos notado, son Positivo y Negativo:
Fuerza y Forma. Cada potencia encabeza su respectivo Pilar, estando Kjokmah a
la cabeza del Pilar de la Misericordia y Binah en el de la Severidad. Podría
creerse que esta es una distribución antinatural, porque la Madre Suprema
debería presidir la Misericordia, y la Fuerza Masculina del Universo, la Severidad.
Pero no podemos sentimentalizar estas cosas; estamos tratando de principios
cósmicos y no de personalidades, y los mismos símbolos que sirven para
representarlos pueden darnos una percepción interna de los mismos si abrimos
los ojos. Freud no se habría opuesto a que se atribuyeran a Binah el Pilar de
la Severidad, porque él tendría mucho que decir sobre la imagen de la madre
Terrible.
Kether,
Eheith, Yo Soy, el Ser Puro, Omnipotente, pero inactivo, y cuando cierto flujo
de actividad emana de él, entonces lo llamamos Kjokmah. Es esa corriente
descendente de actividad pura que constituye la fuerza dinámica del universo y
toda energía pertenece a esta categoría. Debemos recordar que los Sephiroth son
estados, no lugares. Cuando se produce un estado de ser puro e incondicionado,
sin partes ni actividades, pertenece a Kether. Así es como podemos ir
clasificando nuestras ideas del Universo Manifestado sin necesidad de sacar
ningún objeto de su lugar en la Naturaleza, tal como se aparece a nuestro
entendimiento. En otras palabras, dondequiera que veamos la energía pura en
función, sabemos que la fuerza que actúa es de Kjokmah. Esto nos permite ver la
identidad intrínseca de toda clase de fenómenos que a primera vista parecen
estar totalmente desvinculados entre sí. El sistema cabalístico nos permite
atribuirlos a los diferentes Sephiroth de acuerdo con su tipo, y
correlacionarlos en el sistema correspondiente ya mencionado.
Este es el
método que la mente subconsciente sigue automáticamente, y el ocultista ejercita
su mente consciente para utilizarlo, Incidentalmente podemos citar el hecho de
que cuando los individuos operan directamente desde lo subconsciente, como
ocurre en las creaciones artísticas, en la locura y estado de sueño y trance,
siguen este sistema.
Podrá parecer
extraño al lector que esta digresión referente a Kjokmah la hagamos en el
capítulo dedicado a Binah, pero sólo a la luz de su polaridad con Kjokmah puede
comprenderse a Binah, e igualmente tendremos mucho que agregar a nuestras
explicaciones concernientes a Kjokmah ahora que tenemos a Binah con quien
compararlo. Cada par de opuestos arroja mucha luz sobre el otro y es
incomprensible por sí solo.
Volviendo a
Binah. Los cabalistas dicen que fue emanado por Kjokmah. Trataremos de explicar
esto con otras palabras. Es una enseñanza oculta que según creemos concuerda
con las investigaciones de Einstein, aunque no poseemos los conocimientos
necesarios para correlacionar sus descubrimientos con las doctrina esotéricas,
que la fuerza no se mueve nunca en línea recta, sino que describe una curva tan
vasta como el Universo mismo y, por lo tanto, retorna al final al punto de
donde partió, aunque sobre un arco superior, porque el Universo ha ido
progresando en el intervalo. Por consiguiente, la fuerza que así procede,
dividiéndose y subdividiéndose y moviéndose en ángulos tangenciales, llegará
eventualmente a un estado de tensiones equilibradas, o a alguna forma de
estabilidad, una estabilidad que en el curso del tiempo tiende a ser nuevamente
destruida en razón de nuevas fuerzas que han sido emanadas y manifestadas y que
introducen nuevos factores que es necesario incluir en el ajuste general.
Este estado de
estabilidad producido por la interacción de las fuerzas operantes, llega a un
equilibrio estable que constituye la base de la forma, como podemos ver en el
que no es otra cosa que una constelación de electrones, cada uno de los cuales
es un vórtice o remolino. La estabilidad así lograda, que, debe notarse
cuidadosamente, es un estado y no una cosa en sí misma, es lo que los
cabalistas llaman Binah, el Tercer Sephirah. Dondequiera se produce o existe un
estado de tensiones recíproca que han llegado a la estabilidad, los cabalistas
lo denomina Binah. Por ejemplo, el átomo, que para todos los fines prácticos
constituye la unidad estable del Plano Físico, es la manifestación del tipo de
fuerza llamado Binah. Todas las organizaciones sociales sobre las cuales pesa abrumadoramente
la mano muerta del estancamiento, como, por ejemplo, la civilización china
antes de la revolución o nuestras fosilizadas universidades, se dice que están
bajo la influencia de Binah. A Binah se le atribuye el Dios Griego Kronos,
Saturno. Se observará la importancia que se da al tiempo y a la edad en estas
instituciones propias de Binah: sólo los cabellos blancos o grises son
venerables; la capacidad cuenta poco o nada, lo que quiere decir que tan sólo
los que son semejantes a Kronos pueden tener éxito.
Binah, la Gran
Madre, algunas veces denominada Marah, el Gran Mar, es, por supuesto, la Madre
de Toda la Vida. Ella es la matriz arquetípica a través de la cual todo viene a
la manifestación. Todo lo que provea una forma para ser utilizada por la vida,
es un vehículo de Ella. Sin embargo, debe recordarse que la vida confinada en
una forma, aunque ésta le permita organizarse y desenvolverse, es muchísimo
menos libre de lo que era cuando carecía de limitaciones, aunque tampoco
estuviera organizada, en su propio plano. Incorporarse en una forma significa,
ni más ni menos, que el principio del fin de la vida. Es una limitación y un
encarcelamiento; es una sujeción a una constricción. El cuerpo limita a la
vida, la aprisiona pero, no obstante, le permite organizarse. Desde el punto de
vista de la fuerza libre, la encarcelación es una forma de extinción. La forma
disciplina a la fuerza con una severidad sin misericordia.
El espíritu
desencarnado es inmortal; no hay nada en él que pueda envejecer o morir. Pero
el espíritu encarnado ve la muerte en el horizonte tan pronto como alborea el
día. Entonces podemos ver cuán terrible parece ser la Gran Madre cuando
aprisiona la libérrima fuerza moviente dentro de la disciplina de la forma.
Ella es la muerte de la dinámica actividad de Kjokmah; la fuerza de Kjokmah
muere al fluir en Binah. La forma es la disciplina de la fuerza; por eso Binah
está a la cabeza del Pilar de la Severidad.
Podemos
concebir que tuvo lugar la Primera Noche Cósmica, el Primer Pralaya o primer
reposo de la Manifestación, cuando el Triángulo Supremo encontró la estabilidad
y el equilibrio de las fuerzas, con la emanación de Binah. Antes todo era
dinámico, todo era acrecentamiento y expansión. Pero al iniciarse la
manifestación de Binah se produjo una intertensión y estabilización y el libre
flujo dinámico se detuvo.
El
entrelazamiento y consiguiente estabilidad es inevitable en un Universo cuyas
líneas de fuerza se mueven en curva. Y si observamos cómo el estado de
Binah era la consecuencia inevitable del reinado de Kjokmah en un Universo
curvilíneo podemos ver que el tiempo debe pasar por épocas en que bien sea
Binah o Kjokmah los que predominen. Antes de que las líneas de fuerza hubieran
completado su circuito del Universo Manifestado y comenzaran a retornar sobre
sí mismos y entrelazarse, todo era Kjokmah y el dinamismo no tenía restricción
alguna. Después que Binah y Kjokmah, como primer Par de Opuestos, hubieron
encontrado su equilibrio, todo desde entonces perteneció a Binah y la estabilidad
fue inmutable; pero Kether, el Gran Emanador, continúa manifestando al Gran
Inmanifestado; la fuerza fluye en el Universo y la suma de energías aumenta.
Este flujo de fuerza rompe el equilibrio a que se había llegado cuando Kjokmah
y Binah actuando y reactuando recíprocamente crearon un estado de equilibrada
tensión y se detuvieron. Entonces comienza otra vez la acción y la reacción, y
la fase de Kjokmah, en la que la fuerza dinámica predomina, se sobrepone al
estado estático de Binah y prosigue el ciclo nuevamente, alcanzándose un nuevo
equilibrio entre los Pares de Opuestos, pero muchísimo más completo que el
anterior, sobre un arco o espira más elevada, según se denomina evolutivamente,
sólo para ser destruido más tarde, conforme el flujo de Kether rompa la balanza
en favor del principio kinético en.
Así, pues, se
verá si Kether es la fuente de todo ser y lo concebimos como supremo bien, como
inevitablemente tiene que ser, y si la naturaleza de Kether es kinética o
motriz, toda su influencia se inclina siempre a Kjokmah, y, por lo tanto,
Binah, el opuesto de Kjokmah, perpetuo opositor a los impulsos dinámicos, tiene
que ser considerado como el enemigo de Dios, el Mal. Saturno-Satán es; una
transición fácil y lo mismo es Tiempo-Muerte-Diablo. En las religiones
ascéticas tales como el Cristianismo y el Budismo se encuentra la idea de que
la mujer es la raíz de todo mal, porque ella es la que sujeta al hombre a la
vida de la forma, por el deseo que inspira. Ellos consideran la materia como la
antinomia del espíritu, en una dualidad eterna o insoluble. El Cristianismo se
encuentra pronto para reconocer la naturaleza herética de esta creencia cuando
se le presenta bajo la forma de Antinomianismo, pero no se da cuenta de que sus
propias enseñanzas y prácticas son igualmente antinomianistas cuando consideran
la materia como enemigo del espíritu y que, como tal, debe ser vencido y
aniquilado. Esta infortunada creencia ha causado tantos sufrimientos a
la humanidad en los países cristianos, como las guerras y las pestes.
La Cábala
enseña una sabia doctrina. Según ella todos los Sephiroth son sagrados,
tanto Malkuth como Kether; Gueburah el Destructor, como Chesed el
Preservador. Reconoce que el ritmo es la base de la vida y que no existe un
progreso como un único movimiento hacia adelante. Si comprendiéramos bien estas
cosas, nos ahorraríamos muchísimos sufrimientos, porque contemplaríamos cómo
las dos fases Kjokmah y Binah, se suceden la una a la otra, tanto en nuestras
vidas como en la vida de las naciones, y entonces comprenderíamos el profundo
significado de las palabras de Shakespeare cuando dice:
"There is a tide in the affairs of men
Which taken at the flood leads on to
fortune."
Julius Caesar, IV, 3
(Existe una marea en los
asuntos de los hombres, que si se toma cuando sube lo lleva a uno a la
fortuna.)
Binah es la raíz primordial
de la materia, pero el pleno desenvolvimiento de ésta no se logra sino en
Malkuth, el Universo Material. Hemos visto repetidamente en el curso de
nuestros estudios que los Tres Supremos tienen sus expresiones especializadas
en un arco inferior, en uno u otro de los seis Sephiroth que constituyen el
Microposopos. De éstos se dice repetidas veces que tienen sus raíces en la
tríada Superior o que son sus reflejos, todo lo cual tiene un significado
profundo y trascendental. Binah se vincula con Malkuth como la raíz al fruto.
Esto lo indica claramente el texto Yetzirático de Malkuth en el que dice:
"Ella está sentada en el trono de Binah". Por este motivo es
imposible una atribución de los dioses de otros panteones a los diferentes
Sephiroth, en forma inflexible y definida. Aspectos de Isis se pueden encontrar
en Binah, Netzach, Yesod y Malkuth; y aspectos de Osiris, en Kjokmah, Kjesed y
Tiphareth. En la mitología griega esto resulta muchísimo más claro porque se
dan a los distintos dioses títulos descriptivos. Por ejemplo, Diana, la diosa
Lunar, la cazadora virginal, era adorada en Efeso como la diosa de los
múltiples pechos; Venus, la diosa de la belleza femenina y del amor, tenía un
templo donde era adorada como la Venus barbada. Todas estas cosas nos enseñan
muchas verdades importantes; nos enseñan a buscar el principio que está tras
toda multiforme manifestación y a comprender que asumen diferentes formas en
los distintos niveles. La vida no es tan simple y vacía como uno creería a
primera vista.
[...]
Muchas personas creen que porque la
masculinidad y la femeneidad, tal como son conocidas en el plano físico, sean
principios físicos determinados por su estructura, que lo potente y lo
potencial están rígidamente sujetos a sus respectivos mecanismos, pero esto
constituye un error. Existe una alternación continua de polaridad en todos los
planos, con excepción del físico. Y hasta en los tipos primitivos de la vida
animal hay alternación en la polaridad, aun en el plano físico. En los tipos
superiores, y especialmente en los vertebrados, la polaridad se determina como
un accidente del nacimiento, salvo en los casos de anomalías hermafroditas, que
no pueden ser consideradas más que como casos patológicos, y en los cuales sólo
un sexo está realmente en actividad, sea cual fuere el aparente desarrollo del
otro. El conocimiento de esta perpetua alternación de la polaridad es uno de
los secretos más importantes de los Misterios, pero que en absoluto consiste en
la homosexualidad, perversión patológica de este hecho y que acusa un desorden
de los instintos sexuales, cuando no se comprende bien esta ley de polaridad.
En resumen, aunque el procedimiento de reproducción en el plano físico
está determinada en cada individuo por la configuración de su cuerpo, sus
reacciones espirituales no son tan estables porque el alma es bisexual. En
otros términos, en nuestra relaciones en la vida somos positivos o negativos,
según sea las circunstancias sean más fuertes o más débiles que nosotros.
También en este hecho se destaca que Netzach (Venus-Afrodita) sea el Sephirah
básico de la columna de Kjokmah. Vemos, pues, que la naturaleza femenina
demuestra diferente polaridad en los distintos niveles, porque en Netzach es
tan positiva y dinámica como es estática en Binah.
Todo esto no es sólo desconcertante intelectualmente, sino muy confuso
moralmente; y aun a riesgo de ser acusados de sostener tesis anormales, tenemos
que tratar de aclarar muy bien estas cosas, pues sus consecuencias prácticas
son trascendentales.
Dicen los rabinos que cada Sephirah aparece como negativo en relación
al superior del cual emana, y positivo en relación al inferior que de él emana.
He aquí lo que nos da la clave: somos negativos en nuestras relaciones con lo
que es de tipo potencial superior al nuestro, y positivos con aquellos que es
de un potencial inferior. Esta es una relación que se halla en estado de
perpetuo flujo y que varía en cada punto de nuestros innumerables contactos con
el medio en que actuamos.
En la mayoría de los casos, las relaciones entre un hombre y una mujer
no son enteramente satisfactorias para ninguna de las partes, y deben, o
resignarse a una satisfacción incompleta en sus mutuas relaciones bajo el
imperativo de la presión religiosa o económicas, o suplementar su incompletitud
en otras partes, con el resultado que vuelven a producirse las condiciones
primitivas una vez que la novedad ha perdido su atractivo. En esas
circunstancias, se observará que la culminación de la satisfacción sexual se
halla sólo en la novedad, la cual es algo que debe ser renovado constantemente,
con el consiguiente resultado desastroso para la economía sexual.
El inconveniente reside en el hecho de que, mientras en el plano
físico el macho es quien imparte el estímulo que lleva a la reproducción, no
comprende que, a la vez, en los planos internos, en virtud de la ley de
polaridad inversa, él es negativo y en su completamiento emocional depende del
estímulo que le imparte la hembra. Depende de ella para su fertilidad
emocional, como puede verse fácilmente en el caso de las grandes mentalidades
creadoras como Wagner o Shelley.
El matrimonio no implica dos mitades, sino cuatro cuartos que se unen
en una equilibrada armonía de fecundación recíprocra. Binah y Kjokmah están balanceados
por Hod y Netzach. El ser humano tiene que adorar tanto a diosas como a dioses.
Booz y Yakin son ambos Pilares del Templo, pero sólo de su unión nace el
equilibrio. Una religión sin diosas está a mitad del camino del completo
ateísmo. En la palabra ELOJIM (Elohim) encontramos la clave verdadera. Elojim
se traduce como "Dios" en las versiones autorizadas y revisadas de la
Biblia. En relidad debería traducirse "Diosas y Dioses", pues es un nombre
femenino con una terminación plural masculina. Este es un hecho
incontrovertible, al menos desde el punto de vista linguístico; y es de
presumir que los varios
autores que integran los libros de la Biblia sabían bien lo que decían, y no
usaron esa forma peculiar y única sin muy buenas razones. "Y el Espíritu
de los Principios Masculino y Femenino se cernía sobre la superficie de lo
informe, y la Creación tuvo lugar". Si anhelamos un equilibrio, en vez de
nuestra condición actual de tensiones desiguales, debemos rendir culto a Elojim
y no a Yejovah.
El culto de Yejovah en vez de Elojim es un poderoso impedimento para
elevarnos a los distintos planos, esto es, para lograr la conciencia de lo
supranormal como parte de nuestro bagaje normal, pues debemos estar preparados
para cambiar de polaridad conforme ascendamos de nivel, porque lo que es
positivo en el plano físico se torna negativo en el astral, y viceversa.
Además, como en toda obra culta es menester usar más de un plano, como en la
evocación e invocación, o sucesivamente, como cuando correlacionamos los
niveles de conciencia en el trabajo psíquico, el factor negativo debe tener
siempre su lugar en nuestra tarea, tanto subjetiva como objetivamente.
Esto nos abre nuevos horizontes en el asunto. ¿Cuántas personas se dan
cuenta que sus almas son en absoluto bisexuales íntimamente, y que los distintos
niveles de conciencia operan como masculinos y femeninos en relación unos con
otros?
Freud declara que la vida sexual determina el tipo de toda la vida.
Fundamentalmente es probable que, por el contrario, la vida en conjunto
determine el tipo de la vida sexual; pero para los propósitos prácticos, su
manera de establecer este hecho es verdadera, porque si bien no es posible
enderezar una vida sexual torcida operando sobre el conjunto -por ejemplo, la
riqueza ni la fama son una compensación adecuada para la represión de ese
instinto fundamental- , es muy posible enderezar todo el resto de la vida,
desentrañándola de toda vida sexual. Esto es un hecho de experiencia práctica,
y no ha menester ser discutido a priori. Sin duda alguna, por esta razón y lo
aprendido prácticamente sobre las operaciones de la conciencia humana, es que
los antiguos hicieron del falicismo una parte tan importante de sus ritos.
También actualmente constituye un factor importante de los cultos modernos,
pero el reconocimiento del significado de esos símbolos empleados
tradicionalmente ha sido reprimido y eliminado de la conciencia de los fieles.
La psicología de Freud suministra la clave del antiguo falicismo y
abre las puertas que conducen al Adytum de los Misterios. No hay manera de
eludir este hecho en el Ocultismo práctico por más desagradable que pueda
parecer, y ello explica el porqué de tantas operaciones mágicas que naufragan
en la esterilidad.
Estos asuntos constituyen secretos recónditos de los Misterios, acerca
de los cuales nuestra época ha perdido por completo las claves; pero la
experiencia de la nueva psicología y su arte psiquíátrico han demostrado
abundantemente la solidez de la base en que los antiguos fundamentaban su culto
al Principio Creador y a la Fertilidad, convirtiéndolo en un rito importante de
su vida religiosa. Es una experiencia ya bien establecida y fuera de toda duda
que la persona que haya disociado de su conciencia los sentimientos sexuales en
ningún nivel de la vida logra asidero. Este es un hecho incontestable de la
psicoterapia moderna. En el trabajo oculto, la persona inhibida, reprimida
sexualmente, se inclina hacia las formas desequilibradas del psiquismo y de la
mediumnidad y no sirve para nada en las operaciones mágicas en las que el poder
debe ser dirigido por la voluntad. Esto no significa que una total represión o
una total expresión sea necesaria para el trabajo mágico, sino significa de la
manera más expresa que la persona que ha arrancado sus instintos naturales
cuyas raíces están en la Madre Tierra, en la conciencia de esa persona existe
un abismo; por tanto, no puede ser un canal apto para que descienda el Poder
que, viniendo de los planos superiores, llega hasta el plano físico.
[…]
Habiendo ya prestado suficiente consideración a la elucidación del
principio Binah obrando en polaridad con Kjomah (de otra manera es
incomprensible, pues es esencialmente un principio de polaridad),
consideraremos ahora el significado del simbolismo atribuido al tercer
Sephirah, que puede dividirse en dos aspectos: el de la Gran Madre y el de
Saturno, pues ambos atributos corresponden a Binah. Es la poderosa Madre de
todos los seres vivientes e, igualmente, el Principio de la Muerte, pues la
forma debe morir cuando ha cumplido su misión. En los planos de la forma, la
muerte y el nacimiento son el anverso y el reverso de la misma moneda.
El aspecto maternal de Binah se expresa en el título dado de Marah, el
Mar. Es un hecho curioso que se represente a Venus Afrodita naciendo de la
espuma del mar, y que la Virgen María sea llamada por los católicos
"Stella Maris", la Estrella del Mar. La palabra Marah, raíz del nombre
María significa también amargura; y la experiencia espiritual atribuida a Binah
es la Visión del Dolor o el Sufrimiento. Es una imagen que recuerda el cuadro
de la Virgen llorando al pie de de la cruz, con su corazón atravesado por siete
puñales. También hace recordar las enseñanzas de Buda que la vida es
sufrimiento. La idea de la sumisión al dolor y a la muerte está implícita en la
idea del descenso de la vida a los planos de la forma.
El texto Yetzirático ya citado, cuando menciona a Malkuth, dice que es
el Trono de Binah. Uno de los títulos dados al tercer Sephirah es Kjorsia, el
Trono; y los ángeles asignados a este Sephirah son llamados Aralim, que
significa Tronos. Ahora bien, un trono sugiere esencialmente la idea de una
base estable, un fundamento firme, sobre el que se sienta el Ser que tiene el
Poder, y del cual no puede ser movido. En realidad, el trono es como un yunque
o bloque que soporta la acción de retroceso, de la misma manera que el hombro
del tirador soporta el golpe de retroceso de su carabina. Los grandes cañones
tienen unos cimientos de concreto para resistir ese retroceso conforme deflagra
el explosivo que impulsa al proyectil, porque es indudable que la presión en la
culata del cañon debe ser igual a la ejercida en la base del proyectil cuando
se efectúa el disparo. Esta es una verdad que nuestras idealistas tendencias
religiosas tratan de olvidar, con el consiguiente debilitamiento e
invalidamiento de sus enseñanzas. Binah, Marah, la materia, es el yunque o
culata que presta su segura base a la fuerza vital.
De la resistencia a la fuerza espiritual, como ya hemos notado,
proviene la idea implícita del Mal, tan injusta cuando se trata de Binah. Esto
se ve claramente cuando consideramos las ideas que surgen en relación con
Saturno-Cronos. Saturno implica algo muy siniestro. Es el Gran Maléfico de los
astrólogos, y quien tenga una cuadratura de Saturno en su horóscopo lo
considera como una aflicción muy grave. En efecto, Saturno es el que resiste,
el adversario pero también es el estabilizador y probador que nos permite
confiar nuestro peso a aquello que no podría soportarlo. Es un punto altamente
sugestivo, que el Trigésimo
segundo Sendero (que va de Malkuth a Yesod y que es el primer Sendero del alma
que se lanza hacia lo alto) depende, según la tradición, de Saturno. Es el dios
de la forma más antigua de la materia. El mito griego de Cronos -nombre heleno
del mismo principio- lo considera uno de los Dioses más antiguos, esto es, de
los Dioses que crearon a los dioses.
Era el padre de Júpiter -Zeus, quien se salvó de sus garras gracias a
una astucia de su madre, porque Saturno tenía la mala costumbre de devorar a
sus hijos. En este mito encontramos nuevamente la idea de que quien da la Vida
es también el dador de la Muerte. Como ya hemos visto, Saturno con su hoz se
convierte fácilmente en la Muerte con su guadaña. Es muy interesante notar
todos estos concatenaciones de ideas en relación con cada Sephirah, porque no
podemos dejar de ver como la mismas imágenes se presentan una y otra vez
siguiendo el curso de nuestras ideas, aunque, aparentemente, estén muy
distantes de la Madre, el Mar y el Tiempo.
Cada planeta tiene una virtud y un vicio; en otras palabras, cada
planeta, según los astrólogos, puede estar bien o mal aspectado, en exilio o
dignificado. No podemos pasar por la vida sin notar que cada tipo de carácter
tiene los vicios de sus virtudes, esto es, que las virtudes llevadas al extremo
se convierten en vicios. Y así ocurre también con los siete Sephiroth
planetarios: tienen sus aspectos buenos o malos, según las proporciones en que
se manifiesten. Cuando hay falta de equilibrio debida a la fuerza
desequilibrada de una particular, experimentamos su mala influencia; por
ejemplo: Saturno devoraba sus hijos. La Muerte comienza a destruir la Vida,
antes de que haya cumplido su función. Ningún Sephirah puede ser total y
exclusivamente maléfico, ni siquiera Gueburah, que es la personificación de la
destructividad. Todos son igualmente indispensables en el esquema total del
conjunto, y su influencia relativa, buena o mala, depende del lugar que ocupen,
del papel que desempeñen, el cual no debe ser ni muy fuerte, ni muy débil, sino
equilibrado. Demasiada poca influencia en un Sephirah determinado, provoca un
desequilibrio en su opuesto; demasiada influencia, se convierte en un mal
positivo: es una dosis venenosa.
La virtud de Binah es el Silencio, y su vicio, la avaricia. Aquí vemos
nuevamente cómo se hace sentir la influencia de Saturno. Keats habla de
"Saturno, el de los cabellos grises, silencioso como una roca"; y en
estas pocas palabras el poeta evoca una imagen mágica de la edad primordial, el
silencio y la influencia de Saturno. En verdad, es uno de los dioses antiguos
asociado al aspecto mineral de la Tierra. Su trono se encuentra en las rocas
más antiguas, sobre las que no crece planta alguna.
Se dice que el silencio es una de las virtudes más deseables en la
mujer. Sea como fuere, y sin poner en duda que su lengua es su arma más
peligrosa, el silencio indica receptividad. Si guardamos silencio, podemos
escuchar y, por ende, aprender; pero si hablamos, las puertas de nuestro
espíritu permanecen cerradas. La resistencia y la receptividad de Binah son sus
mayores poderes; y de estas virtudes surge el vicio provocado por su exceso: la
avaricia, que niega demasiado y retiene hasta lo más indispensable. Cuando este
vicio prevalece, necesitamos de la generosa influencia de Guedulah - Gueburah
(Júpiter-Marte), influencia que destruye al viejo dios, el devorador de sus
propios hijos, e instaura un nuevo reino.
Los símbolos mágicos de Binah son el Yoni y la Vestidura Externa de
Ocultación, siendo este último un término gnóstico, y el primero una palabra
hindú, que significan los órganos sexuales femeninos en correspondencia
negativa con el falo masculino. El término "Kteis, menos conocido, es el
equivalente europeo. En los símbolos religiosos de la India, el Yoni y el
Lingam aparecen con suma frecuencia, porque la idea de la fuerza vital y de la
virilidad son los motivos principales de sus ritos.
La idea de la Fertilidad es el motivo principal de los aspectos de
Binah que se manifiestan en el mundo de Assiah, sobre el plano físico. La vida
no sólo anima a la materia a fin de disciplinarla, sino que también surge de
ella triunfalmente, aumentada y multiplicada. El aspecto de la Fertilidad que
equilibra el aspecto Tiempo - Muerte - Limitación es esencial para nuestro
concepto de Binah. El Tiempo - Muerte ciega con su guadaña el trigo de Ceres;
ambos son símbolos de Binah.
La idea de la Vestidura Externa de Ocultación sugiere claramente la
materia, así como el esplendor envolvente de la Túnica Interna de Gloria del
principio vital. Estas dos ideas juntas nos suministran el concepto de cuerpo
animado por el espíritu: su Vestidura Interna de Gloria Espiritual, oculta a
todos los ojos por la Túnica Externa de la materia densa. Una y otra vez, al
meditar sobre estos misterios, encontramos nueva iluminación merced a la
colección aparentemente fortuita de símbolos asignados a cada Sephirah. Ya
hemos visto en nuestros estudios que ningún símbolo puede estar aislado y que
toda penetración de la intuición y la imaginación sirve para revelar largas
líneas de entrelazamiento entre ellos."
Del libro La Cábala Mística, de Dion Fortune (Mary Violet Firth Evans, 1890-1946), Cap. XVII, Pedro Edgar LADO & Cía. Editores, Buenos Aires, 9a ed. s/f. Título original: The Mystical Qabalah, Londres, 1935.
Imagen de portada: El abrazo de amor del Univereso, la Tierra (1949), de Frida Kahlo.