17 de noviembre de 2014

"UNA TIERRA SIN CAMINOS" (XXVII): J. Krishnamurti y la mutación del cerebro programado (3)





Alquimia 
y mutación



Interlocutor P: Estaba pensando si valdría la pena discutir la antigua actitud hindú hacia la alquimia y la mutación, y ver si los descubrimientos de la alquimia tienen alguna relación con lo que usted expresa. Es significativo que Nagarjuna, uno de los grandes sostenedores del pensamiento budista, fuera él mismo un maestro alquimista. La búsqueda de la alquimia en la India no estaba dirigida tanto a la transmutación de los metales básicos en oro, como a una investigación dentro de ciertos procesos psicofisicos y químicos en los cuales, a través de la mutación, el cuerpo y la mente podían verse libres de los estragos del tiempo y de los procesos de la decadencia. El campo de investigaciones incluía el dominio de la respiración, la participación de un elixir preparado en el laboratorio ‑una sustancia en la que el mercurio desempeñaba un papel fundamental-, y la descarga de una explosión en la conciencia. La acción de los tres elementos lleva a una mutación del cuerpo y de la mente. El simbolismo usado por el alquimista era sexual; el mercurio era la simiente masculina de Shiva, la mica la simiente de la diosa; la unión de ambos, no sólo físicamente y en los crisoles del laboratorio sino en la misma conciencia, daba origen a la mutación, un estado libre del tiempo y de los procesos de envejecimiento, un estado que no tenía relación con los dos elementos que en unión total habrán desencadenado la mutación. ¿Está esto de algún modo relacionado con lo que usted dice?

KRISHNAMURTI: ¿Usted pregunta acerca del estado de conciencia que no pertenece al tiempo?

P: En todo individuo uno puede ver cómo operan el elemento masculino y el femenino. El alquimista veía la necesidad de la unión, de un equilibrio. ¿Hay alguna validez en esto?

KRISHNAMURTI: Pienso que esto puede observarlo uno en sí mismo. A menudo he observado que en cada uno de nosotros están operando los elementos masculino y femenino. O se hallan en un estado perfecto de equilibrio o están en desequilibrio. Cuando existe este equilibrio completo entre lo masculino y lo femenino, el organismo físico nunca cae realmente enfermo; puede que haya algún malestar superficial, pero en lo profundo no hay enfermedad que destruya al organismo. Esto es lo que probablemente han buscado identificándolo con el mercurio y la mica, el macho y la hembra, y tratando a través de la meditación, del estudio y quizá mediante algún tipo de medicina, de producir esta armonía perfecta. Uno puede ver claramente en sí mismo cómo operan lo masculino y lo femenino. Cuando lo uno o lo otro se vuelven exagerados, el desequilibrio produce enfermedad; no dolencias superficiales sino enfermedad en las profundidades. Personalmente he notado en mí mismo bajo diferentes situaciones y climas, con distintas personas agresivas, violentas, cómo lo femenino toma posesión y se vuelve dominante. Este dominio de lo femenino lo utiliza el otro para afirmarse a sí mismo. Pero cuando alrededor de uno hay demasiada femineidad, lo masculino no se torna agresivo sino que se retira sin ninguna resistencia.

S: ¿Qué son los elementos femenino y masculino?

KRISHNAMURTI: Lo masculino es generalmente lo agresivo, lo violento, lo dominante; y lo femenino es lo tranquilo, que generalmente se toma por sumisión y entonces es explotado por el hombre. Pero la sumisión, entendida como la cualidad de lo femenino, es en verdad delicadeza que gradualmente conquista al otro. Cuando lo masculino y lo femenino están en completa armonía, cambia la cualidad de ambos. Ya no es más lo masculino o lo femenino. Es algo por completo diferente con relación a lo que se considera como masculino y femenino. Lo masculino y lo femenino como lo positivo y lo negativo, son dualísticos a causa de su misma naturaleza, mientas que el completo equilibrio, una armonía de ambos, tiene una cualidad diferente. Ello es como la cualidad de la tierra en la que todo vive pero no es de la tierra. He notado con mucha frecuencia este modo de operar. Cuando la totalidad de la mente se sale de lo físico y del medio circundante, es como si estuviera muy lejos; muy lejos no en el espacio y en el tiempo, sino que se trata de un estado al que nada puede afectar. Este estado no es una abstracción ni un apartarse del mundo, sino un absoluto estado interno de no-ser. Cuando tiene lugar esta perfecta armonía debido a que no hay conflicto, ella tiene su propia vitalidad. No destruye lo otro. Así que el conflicto no está sólo en lo externo sino también en lo interno, y cuando este conflicto cesa completamente, hay una mutación que no es afectada por el tiempo.

P: El alquimista llamaba a esto el nacimiento de Kumara, el niño mágico; aquél que nunca envejece, que es por completo inocente.

KRISHNAMURTI: Eso es muy interesante. Pero la alquimia se ha convertido en un sinónimo de tantísima magia falsificada...

P: Pero los alquimistas los maestros que eran conocidos como los rasa siddhas ‑los portadores de la esencia-, afirmaban que aquello que describían lo habían visto con sus propios ojos, que lo que relataban no era de oídas ni había sido dictado por un maestro. Hay otro factor de interés; en la alquimia se ha prestado mucha atención al instrumento ‑el vaso-. La ciencia de la metalurgia se desarrolló a partir de esto ‑uno de los vasos o yantras era conocido como el garbha yantra, el vaso matriz. Es una palabra clave de la alquimia. ¿Existe una cosa tal como la preparación de la matriz de la mente?

KRISHNAMURTI: En el momento en que usted usa la palabra preparación, eso significa un proceso en el cual esta envuelto el tiempo.

P: Los alquimistas también eran conscientes de que en el punto de mutación, de fijación del mercurio, de nacimiento de lo intemporal, no estaba involucrado el tiempo.

KRISHNAMURTI: No use la palabra preparación. Pongámoslo de este modo: ¿Es necesario un estado, un trasfondo, un vaso que pueda contener esto? Yo diría que lo es, porque cuando descubrieron al niño Krishnamurti, las personas que se suponía eran clarividentes para ese entonces, vieron que él carecía de la cualidad del yo, y que por lo tanto era digno de ser el vaso. Y pienso que él ha permanecido así durante toda su vida.

S: Puede que eso sea así, pero ¿qué hay con respecto a las personas corrientes como nosotros? ¿Es éste un privilegio concedido a unos pocos, muy pocos, uno en mil años o más, o ello puede ocurrir con personas que se interesan en todo esto, que están entregadas a esto, que son verdaderamente serias en su investigación?

KRISHNAMURTI: Ciertos factores físicos y algunos estados psicológicos son necesarios. Físicamente tiene que haber sensibilidad. La sensibilidad física no puede tener lugar cuando se fuma, se bebe, o se come carne. La sensibilidad del cuerpo debe conservarse; eso es absolutamente esencial. Tradicionalmente, un cuerpo así permanece en un lugar, sustentado por los discípulos, por la familia. No se le expone ni se le somete a sacudidas.
¿Puede un hombre que es muy serio con relación a todo esto, tornar altamente sensible a un cuerpo que ha pasado por los normales efectos embrutecedores? ¿Y lo mismo con una psique que ha sido herida por la experiencia? ¿Puede ella eliminar todas las heridas y cicatrices, y renovarse a sí misma de modo que haya un estado en el cual no exista lesión alguna? Estas dos cosas son esenciales: la sensibilidad y la psique son cicatrices. Yo pienso que esto puede lograrlo cualquier persona que sea realmente seria.
Ya ve usted que la matriz está siempre lista para concebir. Ella se renueva a sí misma.

P: Como la tierra, la matriz tiene esa cualidad intrínseca de la renovación.

KRISHNAMURTI: Pienso que la psique tiene exactamente la misma cualidad.

P: Cuando la tierra se halla inactiva y la matriz está quieta, en ambas existe esa capacidad intrínseca de renovación.

KRISHNAMURTI: La tierra, la matriz y la mente son de la misma cualidad. Cuando la tierra descansa y la matriz está vacía y en la mente no hay movimiento alguno, entonces tiene lugar la renovación. Cuando la mente está por completo vacía, es como la matriz: pura para renovarse, para recibir.

P: Este es entonces el vaso, el receptáculo.

KRISHNAMURTI: Si. Este es el vaso, pero cuando usted emplea las palabras vaso y receptáculo, tiene que ser sumamente cauto.
Esta cualidad intrínseca de la mente para renovarse a sí misma, puede ser llamada eterna juventud.

P: Se le conoce como kumara vidya.

KRISHNAMURTI: ¿Qué es entonces lo que envejece a la mente? Es obvio que la mente envejece debido al movimiento del yo, del ego.

P: ¿Desgasta el ego las células?

KRISHNAMURTI: La matriz está siempre lista para recibir. Tiene la cualidad de purificarse a sí misma todo el tiempo, pero la mente que está cargada con el ego ‑la fricción es ego-, carece de espacio para renovarse a sí misma. Cuando el ego está tan ocupado consigo mismo y con sus actividades, la mente no tiene espacio para renovarse. De modo que el espacio es necesario tanto para lo físico como para la psique. ¿Cómo concuerda esto con la alquimia?

P: El lenguaje que ellos emplean es diferente. Ellos hablan de la mutación a través de la unión.

KRISHNAMURTI: Todo eso implica esfuerzo, fricción.

P: ¿Cómo lo sabe uno?

KRISHNAMURTI: Si ello implica cualquier tipo de proceso, cualquier forma de realización, entonces implica esfuerzo.

Nueva Delhi
14 de diciembre de 1970



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Diálogo extraído de J. Krishnamurti, Tradición y revolución (título original: Tradition and Revolution, London, 1972), 2;  Edhasa, Barcelona, 1978.Versión castellana: Armando Clavier.




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