18 de febrero de 2012

ECOS EN LA ALHAMBRA: Un romance fronterizo


















Abenámar, Abenámar!
¿Por dónde se escondería?
Te perdí en los Alixares.
Te busco donde no oías.
En la herradura del patio
la luna estaba crecida.
Rota la canta la fuente,
los leones no la miran.

Como en mil velos envuelta
la luz se escurre desnuda,
y en el cóncavo vacío
de la sala más oculta,
mi sombra me abandonó
y en otra noche deambula.
No la sigas, es tan tarde,
es la hora tan obscura…
Ven a juntar los añicos
de mi azulejo y escucha:
¿oyes el terso aleteo
soplando entre las columnas,
donde el infinito afila
sus prismas y sus agujas?
Por la ojiva entraba el aire
de vuelta del naranjal.
Iba menguando la luna
novena del Ramadán:
son cipreses las almenas
que la guardan para Alá.
¿Ké fareyu, o ké serad…? (1)

Desde su Torre Bermeja
otro nos está mirando.
¿Cúyas son esas pupilas
que no duermen, que esperaron
a que el espacioso amor
quisiera volverse nardo?
No me engañes, que es el alba,
y ya han partido tus astros.
-- ¿Qué es adentro?¿Qué es afuera?
Eres tú ahí mirándonos.
¿Dónde están ayer, hoy, nunca?
Nos perdiste, me encontramos.
Las palabras son mentira,
el silencio traicionado…



Gustavo Aritto


(1) “Ke fareyu, o ke serad de mibi / habibi? / ¡Non te tolgas de mibi!” (¿Qué haré o qué será de mí, / amado? / No te apartes de mí!” Jarcha hebrea (E. García Gómez n° 16).

Imagen: Túnel al interior de la Gran Pirámide de Keops (Egipto, marzo de 2010), propiedad de http://es.wikiarquitectura.com


Poema incluído en La espiral de fuego: Siete palimpsestos del caos, Buenos Aires, 2008

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