12 de septiembre de 2015

EN UN CLARO DEL BOSQUE CELTA (X): NUESTRO HERMANO ULTRAMUNDO FEÉRICO (2) / CRUZANDO EL UMBRAL







Soñando con el Inframundo de los Seres Feéricos


El soñar es una avenida hacia un entendimiento más profundo del reino feérico y el Inframundo. El sueño es un vehículo para la cósmica mente de Lo Uno[i] y actúa como una dimensión simbólica de la experiencia humana como un todo. Aunque resulte raro, los mundos reflejos [mirror worlds] y toda suerte de Ultramundos, tales como el Inframundo de los Seres Feéricos, se experimentan comúnmente en el sueño[ii].
Desprendiéndose del núcleo interior de uno, los sueños son expresión de experiencias que buscan con anhelo volverse reales en el futuro en algún nivel. Si tú puedes soñar (con) una experiencia, puedes hacer que se manifieste en la realidad tangible. Porque los sueños son una fuente de de tremenda creatividad, son el lugar perfecto para comenzar un entendimiento más avanzado de, y así una interacción con, el reino de los Seres Feéricos.
Al igual que otros estados de consciencia, el soñar permite a la mente consciente de uno participar activamente en procesos que están normalmente considerados inconscientes.[iii] Los sueños le permiten a uno penetrar aquel umbral ultramundano entre el aquí y el allá, el ahora y el luego, y lo mortal y lo feérico. En el sueño existe una comunicación continua entre todas las partes de ti mismo, y esto se puede usar para potenciar nuestra habilidad para entrar, y desplazarnos libremente, en otras dimensiones de consciencia alerta [awareness].
Muchos sueños contienen un mensaje que puede ayudarlo a uno a ver algo que aún no ha captado con la mente consciente, como es el caso de las experiencias ultramundanas. Además, tus sueños y las respuestas de tu cuerpo físico te brindan la posibilidad de explorar tus procesos internos. Ponen en exhibición partes del mundo que puedes aprender a reconocer adentro de ti mismo y en otros. De los sueños emanan las posibilidades de la experiencia, cualesquiera éstas sean.
A medida que uno aprende a dirigir sus sueños mediante la intención consciente, el soñar se torna una experiencia multidimensional. La alquimia del espíritu radica en convertirse en multidimensional, siendo simultáneamente uno con todas las cosas. Separar la realidad ordinaria de la realidad multidimensional, la realidad de la vigilia del estado onírico, así como el tiempo del espacio, o lo blanco de lo negro, no tiene demasiado sentido, y parece ser una visión obsoleta, en particular cuando uno vive en un mundo donde todas las cosas son grises.
Según vas practicando el soñar y el fusionar, comienzas a asumir una visión diferente del tiempo. En tanto va aprendiendo que el tiempo encierra las cualidades de lo circular, lo horizontal y lo vertical, uno empieza a tener muchos puntos de vista simultáneos y parece estar conectado con Ultramundos, más que con su realidad terrena.
A medida que el tiempo y el espacio adoptan una mayor cantidad de cualidades de lo infinito, las falsas estructuras y las distracciones que te retienen separándote de Lo Uno comienzan a desmoronarse. Algunas de esas distracciones incluyen la televisión, la radio, los diarios, la semana laboral de cinco días, los fines de semana, los relojes, los calendarios, la escuela, la recolección de basura, el reparto de la correspondencia, y cualquier otra cosa que logre atontarte hasta pensar que su estructura o forma de tiempo-espacio es ‘real’. Metafísicamente hablando, cuando uno aprende a moverse más allá del continuum de espacio-tiempo, la forma y la estructura se vuelven conceptos convencionales dentro del continuum y están sujetas a cambio en cualquier momento. Una vez que uno capta esto, el visitar el reino de los Seres Feéricos parece menos irreal y más real de lo que pudo jamás imaginar.





Viajes al Inframundo



La razón por la que los niños oyen y ven a los Seres Feéricos mucho más a menudo que los adultos acaso sea que es siempre mejor ser puro de corazón, mentalmente abierto, honesto, y de voluntad incondicional al realizar un viaje al Inframundo de lo Feérico. El penetrar las esferas de los Seres Feéricos involucra la intención de dirigir nuestros pasos entre los mundos mortal y feérico. A esto se le llama ‘caminar entre mundos’ o ‘centelleo’[iv], e incluye frecuentemente  la translación física a otras esferas, y, con un poco de suerte, la subsiguiente devolución física al mundo de los mortales. Yo prefiero realizar empíricamente viajes al Inframundo, donde llevo conmigo mi cuerpo energético antes que mi cuerpo físico.[v]
El Inframundo de las Hadas está vivo en el folclore. Por ejemplo, en una historia popular tradicional del noroeste de Gales, el dueño de una casa tuvo ocasión de encontrarse con uno de los ‘Tylwyth Teg’, las Bellas Personas, uno de Ellos-Los-Otros [the Other Ones]. Cuando él dijo que le gustaría ver la morada de Ellos-Los-Otros, un reino normalmente invisible a los mortales, se lo invita a colocar su pie en lo más alto del Ser Feérico. Gracias al contacto del mortal y el Ser Feérico, un mundo es repentinamente revelado en un abismo abierto en el suelo delante de él, con fértiles campos, carreteras multitudinosas, mercados y hogares, una tierra con relucientes ríos avanzando sinuosamente hacia el mar.
El Inframundo, como todas las cosas, está hecho de energía. Mortales, Seres Feéricos, Diosas y Dioses son aspectos de la energía. Representan las muchas formas, racimos y campos de energías creativas que existen dentro de las muchas dimensiones a lo largo del continuum. Algunos Seres Feéricos, al igual que los mortales, son particularmente altruistas, y van a alumbrar, literalmente, el sendero de uno. Algunos no son altruistas y se afanan por hacerle daño a uno. El usar tu intuición y tu experiencia[vi] te ayudará a saber con qué seres comunicarte y conectarte. Cuando estés interactuando con la dimensión de lo feérico, ten presente que es toda energía, y que a la energía se le puede dar forma y se la puede moldear [and energy can be shaped and patterned]. La forma energética cambia de figura según tú cambias tu [foco de] atención.[vii]
Las experiencias en el Inframundo liberan y unifican las energías y percepciones de uno, más que racionalizarlas o separarlas. Tu percepción de ti mismo en el reino feérico es en mucho diferente de la que tienes en el reino de los mortales. El Inframundo de los Seres Feéricos encarna la mente planetaria de la Madre Tierra. Cuando más se ahonda uno en el Inframundo de lo feérico, más próximo está a alcanzar a tocar la luz adentro de la Tierra [the Light within the Earth], lo que R. J. Stewart llama ‘el poder dentro de la tierra’ [land]. Para los celtas, la luz adentro de la tierra era el espíritu que vive adentro de la materia.
Los portales de paso al Inframundo ocultan secretos. Hay muchos cuentos sobre lugares que sólo se pueden captar de un vistazo a la luz de la luna, lugares que han desaparecido hace mucho, manteniéndose sólo en el folclore y en las tradiciones vivas. El Inframundo puede ser un manantial de sabiduría espiritual y saber ancestral, representando un mundo donde mortales y Seres Feéricos, tanto visibles como invisibles, pueden comunicarse e interactuar. Algunos vínculos feéricos se crean mediante la intención deliberada y otros mediante la memoria genética. Todos los vínculos son conexiones para siempre.
Cuando realizamos un viaje al Inframundo, damos pasos hacia un tipo de presente atemporal o eterno ahora. Se pone énfasis en la relación ancestros – Seres Feéricos, pero a medida que evolucionamos, comenzamos a movernos hacia una consciencia alerta [awareness] atemporal que nos saca de lo tribal hacia lo colectivo, lo universal, y finalmente lo cósmico. Algo realmente cambia en nuestra consciencia alerta de la realidad dimensional.
El comprender el Inframundo crea una relación consciente entre la tierra [land], los Seres Feéricos, los mortales, y la Madre Tierra [Mother Earth]. La tradición de las Hadas es un modo de establecer relación, un modo de transladarse entre lo mortal y lo feérico, entre lo físico y lo espiritual. Como escribe R. J. Stewart en The Living World of Faery (el mundo viviente de las hadas):

Mediante este arte profundo puede uno acceder a través de estanques, penetrar colinas y árboles, fundirse con las piedras, y llegar por fin a las mansiones de la Gente de la Luz [People of Light], que están dentro del cuerpo de la Tierra [Land]. E incluso ellos pueden venir a uno, ya que el umbral, una vez abierto, puede ser cruzado en ambas direcciones. Uno puede ver con sus ojos y ellos, de igual modo, han de ver con los de uno para el mutuo aprendizaje.

Después de viajar al reino de las Hadas, y mientras se visita ese Inframundo, uno puede experimentar un aguzamiento de su visión normal. Este aguzamiento se puede también traer a su mundo de lo mortal. Uno percibe el mundo de lo mortal de un modo diferente. Se experimenta una modificación de la consciencia. Cuando se trabaja con los Seres Feéricos y se ve recíprocamente a través de los ojos del otro, de pronto se ve el mundo de los mortales como los Seres Feéricos lo ven, y ellos ven el mundo feérico como lo ve uno. A través de esta relación, uno cambia radicalmente la visión del mundo físico. Esto se vuelve un cambio permanente de la consciencia alerta.
Cada vez que viajé al Inframundo, me encontré con seres extraordinarios de todos los tamaños, rara vez alguno por debajo de los cuatro pies de alto. Estos seres de la tradición popular tienen muchos tonos de piel, mayormente colores terrosos, y toda variedad y todo color de ojos. Muy pocos de estos seres tienen aspecto de fantasma, sino, por el contrario, los más parecen fluir, ser amables, sabios, y a veces exóticos, y tener la habilidad de desplazarse del punto A al punto B con un solo pensamiento. Muchas veces me han sido entregados dones de conocimiento e inspiración, y en ocasiones se me pide que realice determinadas tareas como ayuda al reino feérico.
Lo que he descubierto a partir de mis experiencias en el Inframundo es que los Seres Feéricos están siempre presentes; lo único que pasa es que yo no estoy siempre presente para ellos. Lo que también he descubierto es que estamos interactuando con estos seres, estas energías y estas dimensiones de existencia todo el tiempo, en un tipo de intercambio atemporal, nos demos cuenta o no de ello.”






Extraído de Sirona Knight, CELTIC TRADITIONS. Druids, Faeries and Wiccan Rituals (tradiciones célticas – druidas, seres feéricos y rituales de Alta Magia Blanca), Citadel Press, Kensington Publishing Corp., New York, 2000. Chapter 4: The Faeries (cap. 4: los seres feéricos), p. 148-153. Traducción del inglés del fragmento y notas, para su sola publicación en este blog: G. Aritto / 2015.

Imagen de portada: extraída del blog http://tetha1950.tumblr.com






[i] Estoy vertiendo “Oneness” por “Lo Uno”, afín a otras imágenes posibles como “Lo Uno-Total”, “La Unidad Última” o “El Todo Indivisible”: unicidad, totalidad omni-abarcadora, inclusión cohesiva de cualquier parte – por minúscula que sea -, fractalizada (es decir, que el Todo sea siempre reproducción idéntica magnificada de aquellas partículas que lo conforman) o no, etc., deberían ser aspectos convergentes en la mente de quien lee. Por su parte, como se señaló ya en la publicación anterior sobre el texto de la propia S. Knight (entrada con orden IX de esta misma serie), el locativo cósmico inglés “Underworld” vale aquí, en romance, “Inframundo”, y el “Otherworld”. “Otro-mundo” (u “Otromundo”) o “Ultramundo”.

[ii] “Sueño” acoge en castellano, según el entorno referencial del texto, los valores que el inglés contrasta y distribuye entre to sleep (= dormir), de (the) sleep (= el estado de sueño, el permanecer dormido), de to dream / dreaming (= soñar) y de (the) dream / dreaming (= sueño como proceso onírico).

[iii] Tengo para mí que, al igual que J. Krishnamurti, Knight está aquí negando (aunque ella lo haga muy oblicuamente) la entidad de lo que el Psicoanálisis y sus derivaciones teóricas y prácticas creen haber logrado distinguir como “lo / el inconsciente”. Y ello, a pesar de la actitud cerradamente escéptica del pensador indio hacia la necesidad de que exista forma alguna de proceso onírico una vez que se ha logrado la disolución del ‘yo’ ilusorio, y, además, de que los sueños puedan servir de fuente hermenéutica y de revelación metafísica para explorar la psiquis humana, la esfera de lo “sobrenatural” y el orbe de lo simbólico en general.

[iv] “Twinkling”, también traducible por “destello” o “brillo”, asociados en el uso a los ojos, a la mirada, al fulgor inestable de las estrellas.

[v] Knight habla aquí de su “energetic body” (cuerpo energético) en oposición dual con su “physical body” (cuerpo físico), dando por sobreentendida la complicidad comprensiva de su lector. Sin embargo, y salvo que esté adhiriendo a alguna concepción de raíces célticas que la avalen con naturalidad, uno tiende a preguntarse a qué se refiere con lo primero, y, más aun, a cuestionar el que exista cualquier confusión posible entre un viaje al Inframundo feérico y lo que comúnmente se conoce como viaje astral, experiencia – de perfiles muy borrosos y de difícil autentificación – librada al llamado “cuerpo emocional o astral”, por lo demás, de dudosa entidad metafísica. Desde luego, es impensable que ese “cuerpo energético” coincida con lo que hoy se acepta sin conflictos como “cuerpo etérico”, réplica reticular electro-magnética del físico, ni mucho menos con el sutilísimo “cuerpo de Luz”, nuestra última envoltura “corporal” por encima del “cuerpo causal” que sustenta el alma, y cuya manifestación requiere un grado evolutivo lindante con la esencia de la Mónada espiritual. Con la esperanza de que una cita del mismo libro aclare y no oscurezca, traduzco unas líneas imperdibles del parágrafo titulado “Celtic Shamanism” (chamanismo celta), del Capítulo I, Celtic Roots and Shamanism (raíces célticas y chamanismo); dicen aproximadamente esto: “Más que ser verdaderamente panteístas,  los celtas vieron a las Diosas y los Dioses diversos como aspectos energéticos de la Diosa Madre, quien en la tradición irlandesa es Dana. Cada Diosa y Dios tiene además un aspecto natural, lo cual nos retrotrae al concepto de la tierra sagrada [sacred land].La Diosa Madre y la Tierra [Earth]: en el chamanismo celta los muchos Dioses y Diosas eran aspectos divinos de ambas. En esencia, al morir los ancestros devenían en aspectos divinos de la Diosa, retornando a la tierra [land] de donde [from whence, sic] habían nacido, a fin de renacer una vez más de la Diosa. Ellos se convertían en los seres durmientes [the sleepers] que residen en la tierra [land], cuya energía puede ser reclamada por las generaciones futuras.” [p. 20] Queda clara aquí, creo, la concepción divinal de todo lo existente, y esa parte “energética” que viaja al Inframundo, parte activa en lo humano aunque siempre en conexión con el orden cósmico y el entramado total de la Naturaleza. Se trata, intuyo, de una verdadera experiencia “alquímica” interior.

[vi] Estrictamente hablando, para la visión ocultista, la intuición y la experiencia son hechos de afinidad nula. La primera actúa, justamente, cuando se han desactivado los impulsos del ego a proyectarse en el plano material experimental, dejando al Universo y sus entidades divinas manifestarse internamente de modo espontáneo y sin los condicionamientos de la mente y la emocionalidad de lo humano apegado al orden tridimensional. Sin embargo, ambos fenómenos concurren según la autora, imbuida como vive y escribe del espíritu “naturalista” y la mentalidad “empirista” tan profundamente célticos (y anglo-sajones también).

[vii] Aparte el juego semántico entre los sustantivos “form” (secuela latina) “shape” sincronizados por el verbo “shift” (cambiar de posición, de aspecto, moverse en el espacio o internamente, transferir…), efectivamente, son principios universalmente aceptados en metafísica que “la energía es una” y que “la energía sigue al pensamiento”. Lo más arduo de este y otros pasajes que manejan la noción de dimensión es arrojar luz suficiente sobre esa zona de grises donde se distinguen “Universos”, “mundos”, “dimensiones” y “planos dimensionales”, aspectos del Todo que sólo exploradores de un discernimiento tan exquisito como el de El Tibetano o José Trigueirinho nunca confunden. De cualquier modo, me parece que, especialmente entre quienes han consagrado su vida a experimentar, a penetrar en lo concreto de esos confines, más que a divulgar revelaciones, el reino genéricamente dévico que infunde su energía vital a las familias de seres feéricos (hadas y elementales), halla sustento cósmico en otro plano de esta misma dimensión, siendo la matriz tridimensional la que nos acoge juntos, aun cuando ellos puedan superar, sin esfuerzo alguno, constantemente umbrales a dimensiones más sutiles.



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