5 de marzo de 2013

"UNA TIERRA SIN CAMINOS" (XII): J. KRISHNAMURTI / LA PREGUNTA POR LA MUERTE





“Quiero saber todo acerca de la muerte, porque puede que la muerte sea la realidad, puede que sea eso que llamamos Dios, esa cosa tan extraordinaria que vive y se mueve, y aun así no tiene principio ni fin.”


“Creo que Dante en su Inferno dijo, ‘Pierde toda esperanza antes de entrar…’: no se trata de ese tipo de esperanza, nosotros no estamos entrando en el Infierno. Sin embargo, un hombre que muere a todas las cosas conocerá lo que es eterno.”


J. K.



Momentos de plática de J. Krishnamurti
en torno a la muerte




“[…]

Pregunta: ¿Qué relación existe entre la muerte y la vida?

KRISHNAMURTI: ¿Hay división entre vida y muerte? ¿Por qué consideramos la muerte como algo distinto de la vida? ¿Por qué tenemos miedo de la muerte? ¿Y por qué se han escrito tantos libros sobre la muerte? ¿Por qué existe esa línea de demarcación entre la vida y la muerte? ¿Y esa separación es real o meramente arbitraria, es decir, cosa de la mente?
Cuando hablamos de la vida, entendemos el vivir como proceso de continuidad en el que hay identificación. ‘Yo’ y ‘mi’ casa, ‘yo’ y ‘mi’ esposa, ‘yo’ y ‘mi’ cuenta bancaria, ‘yo’ y ‘mi’ experiencias pasadas, eso es lo que entendemos por vida, ¿no es así? El vivir es un proceso de continuidad en la memoria, consciente tanto como inconsciente, con sus diversas luchas, reyertas, incidentes, experiencias, y lo demás. Todo eso es lo que llamamos vida; y en oposición a eso está la muerte, que pone fin a todo eso. Habiendo, pues, creado lo opuesto, que es la muerte, y temiéndole, procedemos a buscar qué relación existe entre la vida y la muerte; y si podemos llenar el vacío con alguna explicación, con una creencia en la continuidad, en el más allá, estamos satisfechos. Creemos en la reencarnación o en alguna otra forma de continuidad del pensamiento, y luego tratamos de establecer una relación entre lo conocido y lo desconocido. Procuramos tender un puente entre lo conocido y lo desconocido, y con ello tratamos de hallar la relación entre el pasado y el futuro. Eso es lo que hacemos ‑¿no es así?- cuando indagamos si existe relación entre la vida y la muerte. Deseamos saber cómo conectar el vivir y el terminar. Ese es nuestro pensamiento fundamental.
Ahora bien: el final que es la muerte, ¿puede ser conocido mientras se vive? Es decir, si podemos conocer lo que es la muerte mientras estamos con vida, no habrá problema para nosotros. Es porque no podernos experimentar lo desconocido mientras vivimos, que tenemos miedo de lo desconocido. Nuestra lucha, pues, consiste en establecer una relación entre nosotros ‑que somos un resultado de lo conocido- y lo desconocido, que llamamos muerte. ¿Y puede haber una relación entre el pasado y algo que la mente no puede concebir, eso que llamamos muerte? ¿Por qué separamos ambas cosas? ¿No es porque nuestra mente sólo puede funcionar en la esfera de lo conocido, de lo continuo? Uno se conoce a sí mismo tan sólo como pensador, como actor con ciertos recuerdos de desdicha, de placer, de amor, de afecto, de diversas clases de experiencia; uno se conoce a sí mismo tan sólo como ente continuo, pues de otro modo no tendría recuerdo de sí mismo, de ser algo. Ahora bien: cuando ese ‘algo’ llega a su término ‑lo que denominamos muerte- surge el temor de lo desconocido. Queremos, pues, atraer lo desconocido hacia lo conocido, y todo nuestro esfuerzo consiste en dar continuidad a lo desconocido. Es decir, no queremos conocer la vida, que incluya a la muerte; queremos saber cómo continuar y no llegar al fin. No deseamos saber de la vida y de la muerte sino tan sólo cómo continuar, sin finalizar.
Lo que continúa no conoce renovación. Nada nuevo, nada creador, puede haber en aquello que tiene continuación. Esto es bastante obvio. Tan sólo cuando termina la continuidad existe una posibilidad de aquello que es siempre nuevo. Pero es esa terminación lo que nos infunde pavor, y no vemos que sólo en el terminar puede estar la renovación, lo creador, lo desconocido, no en llevar de un día para el otro nuestras experiencias, nuestros recuerdos, e infortunios. Es únicamente cuando morimos cada día para lo viejo, lo pasado, que lo nuevo puede surgir. Lo nuevo no puede estar donde hay continuidad, pues lo nuevo es lo creador, lo desconocido, lo eterno, Dios, o lo que os plazca. La persona, la entidad continua que busca lo real, lo eterno, jamás lo encontrará porque sólo puede encontrar lo que él proyecta de sí mismo; y eso que él proyecta no es lo real. Sólo terminando, muriendo, lo nuevo puede ser conocido; y el hombre que procura hallar relación entre la vida y la muerte, tender un puente entre lo que continúa y lo que él cree que hay más allá, vive en un mundo ficticio, ilusorio, que es una proyección de sí mismo.
Ahora bien: ¿es posible morir en vida, es decir, terminar, ser como la nada? ¿Es posible, mientras uno vive en este mundo donde todo se va haciendo más y más, o se va haciendo menos y menos, donde todo es un proceso de ascender, de lograr, de alcanzar éxito, es posible en semejante mundo conocer la muerte? ¿Es posible terminar con todos los recuerdos, no con el recuerdo de los hechos, del camino a vuestra casa, y demás, sino con el apego interno a la seguridad psicológica mediante la memoria, terminar con los recuerdos que uno ha acumulado, almacenado, y en los que busca seguridad, felicidad? ¿Es posible poner fin a todo eso, es decir, morir diariamente para que mañana haya renovación? Sólo entonces se conoce la muerte en vida. Sólo en ese morir, en ese terminar, en ese poner fin a la continuidad, está la renovación, esa creación que es eterna.”


De J. Krishnamurti, La libertad primera y última, sección “Preguntas y respuestas”, 23. La muerte, Edhasa, Barcelona, 1989. Traducción: Arturo Orzábal Quintana.






“Entonces, ¿es posible vivir una vida sin causalidad? Examinemos esto por dentro juntos. Nuestra vida, nuestra existencia toda tiene una causa. Yo hago esto porque. Te amo porque. Rindo culto porque. Tengo temor de que mi vida esté vacía y tal vez algún agente externo me ayude. Siempre hay una causa en nuestra vida. Y donde hay una causa hay una conclusión. Si yo te amo porque me ofreces sexo, placer, compañía, por tener una causa ese tipo de relación termina pronto. Sin embargo, vivir una vida sin causalidad alguna es vivir una vida que es inmensurable, ya que una vida tal no tiene fin. No es mi vida a lo que estoy poniendo fin. Esa gente que tiene una causa siempre encontrará un fin. Quizás eso pueda ser la inmortalidad. No mi inmortalidad o la de ustedes, sino vivir una vida que no tiene comienzo, lo que es una causa, y por ende no tiene fin. Si uno llega a ver la belleza de eso, la vida entonces tiene un significado totalmente diferente.
[…]
“Entonces, ¿qué es eso que muere? Obviamente, sus apegos, su cuenta bancaria, aun cuando pueda gustarles tenerla hasta el último minuto; es su cuenta bancaria, sus creencias, su soledad, su relación con los demás, lo íntimo y lo que no lo es: todo eso muere. Sólo observen lo que ocurre. Eso que está muriendo. Han juntado gran cantidad de tesoros artísticos, prosperidad, casas dignas, su carácter, han cultivado esto y aquello, no sólo su jardín sino que han cultivado su propia mente, su propio corazón. Al final de todo esto la muerte está ahí. De eso se trata, todas esas cualidades son ustedes. Pueden llamarle alma, los hindúes le dan un nombre diferente, pero es ese centro del sí-mismo (el nombre, la forma, las cualidades, las lastimaduras, las heridas), todo eso es yo. Y a través de la enfermedad, la vejez o lo accidental, todo aquello es finiquitado. Y eso es la muerte. ¿Sí? Así, hemos separado el vivir, y la muerte está ahí en alguna parte lejos a la vuelta de la esquina. Ahora bien, la pregunta inmediata a eso es: ¿puede la muerte tener lugar mientras se está viviendo? Por favor, entiendan lo que queremos decir. Yo estoy apegado a mi familia, a mi esposa, a mi casa, al hermoso mobiliario que acabo de comprar el otro día… y estoy apegado a todo eso. La muerte es la conclusión de todo eso. Ahora, ¿puedo yo, viviendo en esta vida con toda mi vitalidad, poner fin al apego, el cual es la muerte? ¿Entienden? ¿Están siguiendo todo esto? Estoy apegado a mi esposa, a mis hijos, además de a mi cuenta bancaria, y la muerte arrasa con todo eso. Mientras estoy viviendo con mi mente clara, con sus lucideces, con mi vitalidad, hago cesar ese apego. Así, viviendo con la muerte todo el tiempo. ¿Entienden la belleza de eso? ¿La entienden? O sea, haciendo cesar aquello que psicológicamente he acumulado. Por lo tanto, el vivir y el morir van juntos. ¿Entienden ustedes lo que esto significa? Yo deseo… ¿Sería factible hacer esto? ¿Han intentado alguna vez - si puede uno preguntarlo del modo más respetuoso -, han tratado alguna vez de poner fin a algo sin causa alguna? Las cosas comunes – fumar, beber, charlar, y seguir a alguien, a su líder, su guru, su sacerdote, su especialista (especialista psicológicamente, no estoy hablando… no estamos hablando del especialista, médico especialista, los médicos y todo eso), ¿han puesto fin ustedes voluntariamente, sin ninguna causa, a algo? Puede no agradarles alguien, pueden odiar a alguien… finiquítenlo. Eso es la muerte. Entonces, uno comienza a entender, si se adentra en ello muy profundamente, que la muerte no es algo al final de la vida de uno, no importa lo breve, no importa lo larga que sea, sino que la muerte es un movimiento de la vida. La muerte está íntimamente relacionada con la vida. Y así, donde existe una finalización, una completa terminación, sin causalidad, entonces hay un comienzo sin final, eso es la inmortalidad. Ese es un estado de intemporalidad. Pero si estoy amedrentado por la muerte, lo cual es temor a perder, para poner fin a ese miedo, piérdanlo ya mismo. ¿Entienden? Hay en eso una gran belleza…”



Extracto de J. Krishnamurti, Cuarta Plática Pública en Brockwood Park, Inglaterra, septiembre de 1982. Texto original: The Beauty of Death as Part of Life, Fourth Public Talk at Brockwood Park, September 1982.  Fuente: J. Krishnamurti On Line, con sitio digital: http://www.jkrishnamurti.org. Traducción del inglés de estos pasajes: G. Aritto.


Imagen adláter de arriba: Caronte, por Bastarsoul (página-web fuente: http://bastarsoul.deviantart.com/art/Caronte-200112775)




La pared del tubo ha espiral - el vórtice de la vida - un futuro brillante Foto de archivo - 4687756




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