I.
PLEGARIA
POR
EL FIN
DE UN MUNDO
... Nos olvidaron ya
los hombres y el vacío,
ese impostor sin
rostro que les infunde espanto.
De otras
masacres hablan sus diarios y su llanto,
y a otros
muertos olvidan sus cruces y el rocío.
Sangre
comechingona[1] que redimió la luna
honrada en los
secretos morteros de Ongamira.
Grietas del
Uritorco donde la Luz respira,
donde el chamán
provoca a sus duendes y su Runa…
y una danza de
enaguas anima sus Espejos.
Dios aprieta en
su puño semillas de la nada.
Tu mundo ya no
existe: su falso tiempo espera
otra penosa mátrix, otro planeta, lejos…
Gustavo Aritto
©2012 / Registro Nac. Prop. Intelectual - Rep. Argentina
[1] Los comechingones
son un pueblo aborigen asentado en la zona central del territorio argentino
(sobre las sierras de Córdoba y San Luis). El poema evoca hechos y lugares
caros a su trágica historia, marcada por el sometimiento, el exterminio y el
suicidio masivo (de sus mujeres encinta) durante la saga conquistadora europea.
El Valle de Ongamira y, fundamentalmente, el cerro Uritorco, que circundan la
ciudad cordobesa de Capilla del Monte, son mundialmente conocidos por cubrir
físicamente la antiquísima morada intraterrestre de Erks. Poseedores de asombrosos conocimientos iniciáticos, los
comechingones parecen tener misteriosas relaciones con culturas europeas e
incluso de Oriente Medio. Se ha defendido su relación con los vikingos y los
celtas, además de inferirse un posible exilio del legendario héroe artúrico Parsifal
a su tierra, contándose el famoso “bastón de mando” de los Caballeros
Templarios y el mismísimo Grial entre sus secretos más celosamente guardados
hasta hoy.
[2] El topónimo ERKS es, presuntamente, una sigla a partir del distintivo
infraterreno Encuentro de Remanentes
Cósmicos Siderales. Según Trigueirinho, esa denominación responde, sin embargo, también al influjo del irdin, la lengua intergaláctica: erk es un morfema sufijal que encierra los matices de reverencia, receptividad y devoción trascendentes. La morada suprafísica así conocida conoce una historia
planetaria de casi 26.000 años. Lemures, atlantes, esenios y humanoides y
entidades extraterrestres han venido llevando a cabo en sus siete templos
menores la más profunda y misteriosa tarea inciática de la Tierra. Se expande
en unos 80 km cuadrados, bajo la superficie geográfica de la villa de Capilla
del Monte, Córdoba, Argentina. Es una ciudad de luz, que abunda en
construcciones etéreas en lapislázuli y mantiene un aura de constante elevación
espiritual. En su templo mayor la estructura de la materia y la fenomenología
electromagnética son sometidas a transmutaciones de niveles ultra sutiles. Tres
Espejos cósmicos permiten su interacción con la galaxia, estando los mismos
bajo la custodia de seres femeninos con función cuasi sacerdotal. Y una esfera
total de radiaciones doradas la contagia de energía crística. La Hermandad
Blanca y los agentes destinados al trabajo de protección y guía sobre el
planeta, conocidos como “Jardineros del Espacio”, tienen en Erks su base
fundamental de sustentación. Naves nodrizas franquean asiduamente desde sus
explanadas la frontera con la tercera dimensión, haciéndose (cuando fuere
propicio) visibles al ojo humano terrícola. La “producción” y utilización de
antimateria es una de sus prácticas más prodigiosas. Macro y microcosmos son
allí devueltos a su origen común. Erks supone un inconcebible viaje de regreso
a inicio del proceso de formación del Universo (material, etéreo, mental,
espiritual).
Imagen de portada: Lyonel Feininger, fotografía (1928)
Imagen de portada: Lyonel Feininger, fotografía (1928)
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