3 de abril de 2012

ENSOÑACIONES EN LAS MORADAS DE ERKS (I)




I.
PLEGARIA
POR 
EL FIN
DE UN MUNDO


                                                 

... Nos olvidaron ya los hombres y el vacío,
ese impostor sin rostro que les infunde espanto.
De otras masacres hablan sus diarios y su llanto,
y a otros muertos olvidan sus cruces y el rocío.

Sangre comechingona[1] que redimió la luna
honrada en los secretos morteros de Ongamira.
Grietas del Uritorco donde la Luz respira,
donde el chamán provoca a sus duendes y su Runa…

Somos los Guardadores de Erks[2], nuestra morada.
Siete templos nos unen bajo la etérea esfera,                                     
y una danza de enaguas anima sus Espejos.

Dios aprieta en su puño semillas de la nada.
Tu mundo ya no existe: su falso tiempo espera
otra penosa mátrix, otro planeta, lejos…


Gustavo Aritto
©2012 / Registro Nac. Prop. Intelectual - Rep. Argentina



[1] Los comechingones son un pueblo aborigen asentado en la zona central del territorio argentino (sobre las sierras de Córdoba y San Luis). El poema evoca hechos y lugares caros a su trágica historia, marcada por el sometimiento, el exterminio y el suicidio masivo (de sus mujeres encinta) durante la saga conquistadora europea. El Valle de Ongamira y, fundamentalmente, el cerro Uritorco, que circundan la ciudad cordobesa de Capilla del Monte, son mundialmente conocidos por cubrir físicamente la antiquísima morada intraterrestre de Erks. Poseedores de asombrosos conocimientos iniciáticos, los comechingones parecen tener misteriosas relaciones con culturas europeas e incluso de Oriente Medio. Se ha defendido su relación con los vikingos y los celtas, además de inferirse un posible exilio del legendario héroe artúrico Parsifal a su tierra, contándose el famoso “bastón de mando” de los Caballeros Templarios y el mismísimo Grial entre sus secretos más celosamente guardados hasta hoy.

[2] El topónimo ERKS es, presuntamente, una sigla a partir del distintivo infraterreno Encuentro de Remanentes Cósmicos Siderales. Según Trigueirinho, esa denominación responde, sin embargo, también al influjo del irdin, la lengua intergaláctica: erk es un morfema sufijal que encierra los matices de reverencia, receptividad y devoción trascendentes. La morada suprafísica así conocida conoce una historia planetaria de casi 26.000 años. Lemures, atlantes, esenios y humanoides y entidades extraterrestres han venido llevando a cabo en sus siete templos menores la más profunda y misteriosa tarea inciática de la Tierra. Se expande en unos 80 km cuadrados, bajo la superficie geográfica de la villa de Capilla del Monte, Córdoba, Argentina. Es una ciudad de luz, que abunda en construcciones etéreas en lapislázuli y mantiene un aura de constante elevación espiritual. En su templo mayor la estructura de la materia y la fenomenología electromagnética son sometidas a transmutaciones de niveles ultra sutiles. Tres Espejos cósmicos permiten su interacción con la galaxia, estando los mismos bajo la custodia de seres femeninos con función cuasi sacerdotal. Y una esfera total de radiaciones doradas la contagia de energía crística. La Hermandad Blanca y los agentes destinados al trabajo de protección y guía sobre el planeta, conocidos como “Jardineros del Espacio”, tienen en Erks su base fundamental de sustentación. Naves nodrizas franquean asiduamente desde sus explanadas la frontera con la tercera dimensión, haciéndose (cuando fuere propicio) visibles al ojo humano terrícola. La “producción” y utilización de antimateria es una de sus prácticas más prodigiosas. Macro y microcosmos son allí devueltos a su origen común. Erks supone un inconcebible viaje de regreso a inicio del proceso de formación del Universo (material, etéreo, mental, espiritual).

Imagen de portada: Lyonel Feininger, fotografía (1928)

No hay comentarios:

Publicar un comentario