Vencidos los dos por su silencio, por su mirar en
sesgo a los fondos del Hogar y sólo allá, deciden acortar su visita. Poquito a
poco, Ludmila se pone de pie ayudada por su bastón de nácar, abandonando su
sillón de hamaca al vacío del espejo oval. Inútil, jugar con ella a los
recuerdos esta vez. Pero en el jardín ocurren otras cosas, y ella puede pasar
al otro lado sin que ninguno la siga. La lluvia moja a lo lejos el nudoso
duraznero de remolinos rosados. Nadie, salvo Ludmila, los ve, y ya no lo
discuten. Con su nariz aplastada contra el panel del ventanal, le responde que
sí, que hizo bien en quedarse. Que, en cambio, ellos dos jamás la habían amado.
Y se entrega a su apasionada aventura: Cuando
pare la lluvia –se entusiasma-,
saldremos a juntar en mi canasta los pétalos derribados por el viento… El
viento viene y va… Como los pensamientos… ¿Los oyes? ¿Están ahí todavía? Sí.
Una enfermera los despide. Ludmila detiene el sillón y trabajosamente se
apoltrona de nuevo. ¿Ahora?, insiste.
Por el pasillo… Bajando en el ascensor… Atravesando los jardines con el
portero. En la cautividad de su melancolía, Ludmila arriesga unas razones: Todo lleva su tiempo…Cobrar la herencia;
gozar de la bendición de la locura; develar el engaño y salir de la trampa del
espejo; hacer silencio para oír la lluvia; cerrar los ojos y entonces ver
quizás las ramas desnudas del duraznero, el esplendor oculto de sus remolinos
rosados en los fondos…
Adentro, del otro lado, va mermando la lluvia. El Destino
es así. Sí. Todo lo vuelve ser o parecer,
como los sueños… Como las argucias
de un espejo oval [1] …
Gustavo Aritto
©2009 / Registro Nac. Prop. Intelectual - Rep. Arg.
[1] El espejo oval responde al arquetipo de la Runa vikinga de Odín (u Oddhín) o del Destino: Símbolo del primordial Vacío, el origen divino de lo
existente, el Destino y lo
desconocido. Vaso de toda potencial creación, de la emergencia holística del
ser, principio y fin de todo. Su energía está asociada a lo kármico y el
desafío a las fuerzas creativas. a punto de dar un salto al vacío.
Este poema forma parte del tríptico LA CENIZA Y LA LÁMPARA [Tres meditaciones sobre el paso del tiempo]. El conjunto fue dedicado (en vida) a mi amiga Susana Raimondo.
Imagen de portada: Fotografía de Baleares, Islas Baleares, España. Todos los derechos reservados por: Tuquetu - http://www.flickr.com/photos/8869074@N07/2342533191
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