1 de mayo de 2012

EL MITO DEL TRABAJO Y LA CONSAGRACIÓN DE LA ESCLAVITUD



El TRIPALIUM 
y el milenario sudor de nuestra frente




"Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás." 

Génesis 3:19


"Los dioses habían condenado a Sísifo a empujar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvería a caer por su propio peso. Habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza. 
[...] Dejo a Sísifo al pie de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre su carga. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también juzga que todo está bien." 

A. Camus, El mito de Sísifo


Como muchos otros aspectos de la verdadera historia de nuestro planeta, el del trabajo humano ha sido víctima de una abominable sedimentación de mentiras acumuladas durante milenios (entre otras muchas, la del Progreso lineal-vectorial, la de la Propiedad, la de la Riqueza de las Naciones, la del Estado de Bienestar, la de la Seguridad Social y la Medicina Arancelada, la del Oro propiciador de las "Indulgencias" de la Iglesia Judeo-Cristiana, y, sobre todo, la del Precio del Tiempo). Lamentablemente el miedo sigue siendo la emoción más básica y arraigada en la mente del hombre, y más aun, quizás, paradójicamente, en la del moderno, muy a pesar de su hoy inverosímil y hasta ridícula ostentación de autosuficiencia y libertad. No por casualidad (como ocurre siempre) en el origen de la "celebración" del 1° de Mayo está implantado un ideal "anarquista" de la organización y el funcionamiento del mundo social. Harto conocida es su referencia histórica, la huelga general decretada por la Unión Central Obrera de Chicago, EEUU, ese día de 1886, como expresión de reclamo por una jornada laboral limitada a ocho horas. Como también se sabe, su éxito fue contundente y perentorio, al menos en lo que hace a las ulteriores discusiones y "luchas" formales en todo el mundo. Sin embargo, está claro que motivos mucho más profundos y oscuros subyacen al universal malestar que, en torno al tiempo humano y la olvidada libertad real de vivirlo, persevera en angustiantes "epifanías" aquí, allá y acullá, en cualquier parte, en cualquier pueblo y nación contemporáneos. 

La palabra trabajo, en el acerbo del romance de Castilla, proviene de su ancestro latino TRIPALIUM, con que la antigua Roma designó un instrumento de tortura semejante al cepo. Las ideas subconscientes de 'sufrimiento', 'esfuerzo' y 'sacrificio' estuvieron siempre asociadas a su mercadeo usual. Menos afectados por esa carga sádica, aunque no por ello menos hipócritas, otros romances - como el de los itálicos y el de los lunfas (= ladrones) propagados desde el Puerto de Buenos Aires- se decidieron por el idílico LABOR latino, que mentaba la digna actividad de la labranza... 
Como artista de la palabra que soy, según parece haberlo proyectado mi Destino, puedo dar fe de que sólo la labor creativa, efectuada y vivida en libertad, derrota al absurdo y degradante peso del yugo que se nos impuso, bajo la presión de milenarios intereses espurios. Su prototipo es el anarquista en paz y sin banderas, el que ha reconocido, aceptado y practica las leyes que rigen este Universo con devoción casi inconsciente y "gratuita" aspirando a volverse constantemente expresión de otros planos de realidad absolutamente incompatibles con lo que hoy concelebramos en nuestra Urantia-Gea. Los mayas ascendidos (a quienes hace mucho fui llamado a creerles con fervor y temblor) profetizaron experiencias definitivamente nuevas e inimaginables todavía a partir de este fin de ciclo: el tiempo ya no será "oro"; el tiempo será "arte".

He elegido, a fin de ilustrar las connotaciones falsas de este día, a un autor cuyo trabajo de exploración, interpretación y divulgación juzgo tan valiente como fascinante. De sus promiscuos detractores (como de los de H. P. Blavatsky o R. Steiner o C. Jung o E. von Däniken o D. Icke o B. Parravicini o J. Trigueirinho o...) prefiero no acordarme.


Un extracto del libro:


EL 12° PLANETA
(La crónica de la Tierra, Libro 1)


Zecharia Sitchin

(Bakú, Azerbaiyán, ex URSS, 1920 - New York, 2010)


Cap. 11

El motín de los Anunnaki
(Fragmento)


“... En muchos sellos cilindricos se han encontrado representaciones en las que se ve a los dioses en lo que parecen ser entradas a minas o pozos mineros; en una de ellas, se ve a Ea en un lugar donde Gibil está por encima del suelo y otro dios trabaja bajo el suelo agachado. En épocas posteriores, según nos desvelan los textos babilonios y asidos, los hombres -jóvenes y viejos- eran condenados a trabajar en las minas del Mundo Inferior. Trabajando en la oscuridad y comiendo tierra, estaban condenados a no volver nunca más a su hogar. Éste es el motivo por el cual el epíteto sumerio de aquel país -KUR. UN.GI.A- adquirió la interpretación de «país sin retorno»; su significado literal era «país donde los dioses-que-trabajan, en profundos túneles amontonan [los minerales]». Todas las fuentes antiguas atestiguan que el Hombre no estaba aún en la Tierra en la época en la '' que los nefilim se establecieron en ella; y, al no haber Humanidad, los pocos anunnaki que había en el planeta tenían que trabajar en las minas. Ishtar, cuando bajó al Mundo Inferior, comentó que los atareados anunnaki comían sus alimentos mezclados con barro y bebían agua enfangada. Con esta panorámica, no nos costará comprender un texto épico titulado (por el versículo con el que comienza, como era la costumbre), «Cuando los dioses, al igual, que los hombres, tenían que trabajar». Recomponiendo gran cantidad de fragmentos de versiones babilonias y asirías, W. G. Lambert y A. R. Millard (Atra-Hasis: The Babylonian Story of the Flood) pudieron ofrecer un texto continuo. Estos investigadores llegaron a la conclusión de que el relato se basaba en versiones sumerias más antiguas y, posiblemente, en una tradición oral aún más primitiva sobre la llegada de los dioses a la Tierra, la creación del Hombre y su destrucción con el Diluvio. Muchos de los versículos sólo tienen valor literario para sus traductores, pero para nosotros resultan altamente significativos, pues corroboran los descubrimientos y conclusiones que hemos expuesto en los capítulos precedentes. Por otra parte, explican también las circunstancias que llevaron al motín de los anunnaki. La historia comienza cuando sólo los dioses vivían en la Tierra:

Cuando los dioses, al igual que los hombres,
tenían que trabajar y sufrir la labor,
la labor de los dioses era grande,
el trabajo era pesado,
la aflicción era mucha

En aquel tiempo, relata la epopeya, las divinidades principales se habían repartido ya los mandos entre ellos.

Anu, padre de los Anunnaki, era su Rey Celestial;
su Lord Canciller era el guerrero Enlil.
Su Oficial Jefe era Ninurta,
y su Alguacil era Ennugi.
Los dioses habían unido sus manos,
habían echado suertes y habían dividido.
Anu se había vuelto al cielo,
[dejó] la tierra a sus subditos.
Los mares, encerrados como con un lazo,
se los habían dado a Enki, el príncipe.

Se establecieron siete ciudades, y el texto hace referencia a siete anunnaki que fueron comandantes de ciudad. La disciplina debió ser estricta, pues el texto nos cuenta que «Los siete Grandes Anunnaki. fueron los que hicieron que los dioses menores sufrieran el trabajo». De todas las tareas que se les encomendaron, parece ser que la más común, la más ardua y la más aborrecida fue la de cavar. Los dioses menores cavaron los lechos de los ríos para hacerlos navegables, cavaron canales para la irrigación y cavaron en el Apsu para sacar minerales de la Tierra. Aunque disponían, indudablemente, de algunas herramientas sofisticadas -los textos hablan del «hacha de plata que brilla como el día», incluso bajo tierra- el trabajo era demasiado exigente. Durante mucho tiempo -durante cuarenta «períodos», para ser exactos- los anunnaki «sufrieron la labor»; y, después, gritaron: ¡Basta!

Ellos se quejaban, murmuraban,
refunfuñaban en las excavaciones.

La oportunidad para el motín se les presentó, según parece, durante una visita de Enlil a la zona minera. No desperdiciaron la ocasión, y los anunnaki se dijeron unos a otros:

Hagamos frente a nuestro... el Oficial Jefe,
que nos libere de nuestro pesado trabajo.
Al rey de los dioses, al héroe Enlil,
¡vamos a enervarle en su morada!

No tardaron en encontrar a un líder u organizador del motín. Era el «oficial jefe antiguo», que guardaba rencor contra el actual oficial jefe. Su nombre, por desgracia, está roto; pero su arenga está bastante clara:

«Así pues, proclamad la guerra;
vamos a combinar las hostilidades y la batalla».

La descripción del motín es tan vivida que le recuerda a uno las (escenas de la toma de la Bastilla:

Los dioses siguieron sus palabras.
Prendieron fuego a sus herramientas;
fuego a sus hachas prendieron;
llevaron a mal traer al dios de la minería en los túneles;
lo atraparon mientras iban
a la puerta del héroe Enlil.

El drama y la tensión de los acontecimientos que se exponen recobran la vida en las palabras del antiguo poeta:

Era de noche, en mitad de la guardia.
Su casa estaba rodeada-pero el dios Enlil, no lo sabía.
Kalkal [entonces] observó algo, estaba inquieto.
Pasó el cerrojo y vigiló...
Kalkal despertó a Nusku;
escucharon el ruido de...
Nusku despertó a su señor-
le hizo salir de la cama, [diciendo]:
«Mi señor, la casa está rodeada,
la batalla ha llegado hasta la puerta».

La primera reacción de Enlil fue la de tomar las armas contra los amotinados. Pero Nusku, su canciller, le sugirió un Consejo de los Dioses:

«Transmite un mensaje para que Anu baje;
que traigan a Enki a tu presencia».
Él transmitió y Anu bajó;
Enki también fue traído a su presencia.
Con el gran Anunnaki presente,
Enlil apareció ... abrió su boca
y se dirigió a los grandes dioses.
Haciéndose cargo personalmente del motín, Enlil exigió saber:

«¿Es contra mí contra quien se hace?
¿Debo entablar hostilidades...?
¿Qué han visto mis propios ojos?
¡La batalla ha llegado hasta mi propia puerta!»

Anu sugirió que se llevara a cabo una investigación. Revestido con la autoridad de Anu y de otros comandantes, Nusku fue hasta los amotinados, que estaban acampados. «¿Quién es el instigador de la batalla?», preguntó. «¿Quién es el provocador de las hostilidades?»

Los anunnaki se pronunciaron a una:

«¡Cada uno de nosotros ha declarado la guerra!
Tenemos nuestro ... en las excavaciones;
el exceso de fatigas nos ha matado,
nuestro trabajo era pesado, la aflicción mucha».

Cuando Enlil escuchó de Nusku la relación de quejas, «le corrieron las lágrimas». Enlil presentó un ultimátum: o se ejecutaba al líder de los amotinados o él dimitía. «Coge el cargo, recupera tu poder», le dijo a Anu, «te seguiré al cielo». Pero Anu, que había bajado del Cielo, se puso del lado de los anunnaki:

«¿De qué los estamos acusando?
¡Su trabajo era pesado, su aflicción era mucha!
Cada día...
El lamento era pesado, podríamos escuchar la queja.»

Animado por las palabras de su padre, Ea también «abrió la boca» y repitió el resumen de Anu. Pero tenía una solución que ofrecer: ¡que se cree un lulu, un «Trabajador Primitivo»!

«Mientras la Diosa del Nacimiento esté presente
que cree un Trabajador Primitivo;
que lleve él el yugo.
¡Que cargue él con el duro trabajo de los dioses!»

La sugerencia de que se creara un «Trabajador Primitivo» para que asumiera la carga del trabajo de los anunnaki se aceptó con rapidez. Los dioses votaron, unánimemente, crear «El Trabajador». «'Hombre' será su nombre», dijeron:

Convocaron a la diosa y le preguntaron,
la comadrona de los dioses, la sabia Mami,
 [y le dijeron:]
«Tú eres la Diosa del Nacimiento, ¡crea Trabajadores!
¡Crea un Trabajador Primitivo,
que pueda llevar el yugo!
Que lleve el yugo encomendado por Enlil,
¡Que El Trabajador cargue con el trabajo duro de los dioses!»

Mami, la Madre de los Dioses, dijo que necesitaría la ayuda de Ea, «con el cual se halla la habilidad». En la Casa de Shimti, algo parecido a un hospital, los dioses esperaban. Ea ayudó a preparar la mezcla de la que la Diosa Madre procedería a forjar al «Hombre». Las diosas del nacimiento estaban presentes. La Diosa Madre siguió trabajando mientras se recitaban ensalmos incesantemente. Al final, gritó triunfante:

«¡He creado!
¡Mis manos lo han hecho!»

Ella «convocó a los anunnaki, a los Grandes Dioses... abrió su boca, se dirigió a los Grandes Dioses»:

«Me mandasteis una tarea-
La he terminado...
Os he quitado el duro trabajo
he impuesto vuestra labor a El Trabajador, 'Hombre'.
Levantasteis un grito por un Trabajador:
He soltado el yugo,
os he dado la libertad.»

Los anunnaki recibieron su anuncio con entusiasmo. «Ellos corrieron y le besaron los pies». A partir de entonces sería el Trabajador Primitivo -el Hombre- «el que llevaría el yugo». Los nefilim, después de llegar a la Tierra para establecer sus colonias, crearon su propio estilo de esclavitud, no con esclavos importados de otro continente, sino con Trabajadores Primitivos forjados por ellos mismos. Un motín de los dioses había llevado a la creación del Hombre.”



*********


Título original: The 12th Planet (The Earth Chronicle - Book 1), Harper Collins Publishers Inc., New York, 1976  . Edición en castellano: El 12° planeta (Crónica de la Tierra, Libro 1), Ediciones Obelisco,  2002. Versión digitalizada en castellano por: .http://librosdeluz.tripod.com. (Se han omitido las notas al pie en el fragmento seleccionado.)



Los Anunnaki - Relieve babilónico

Sobre ZECHARIAS SITCHIN:

Sitchin tradujo miles de tablillas de arcilla que se encuentran en distintos museos del mundo y en ellas se encuentra escrita la historia según los Sumerios (primera civilización conocida de la historia). En esas traducciones se habla de la creación humana, según la cual seres extraterrestres serían los responsables del inicio y la evolución de la especie humana (mediante intervención con ingeniería genética).Estas traducciones hacen que la comunidad científica choque frontalmente con lo que Sitchin y otros han investigado por su cuenta, al considerar las traducciones incorrectas.
Fue autor de las «Crónicas de la Tierra», una serie de 13 libros en los que expuso el resultado de sus investigaciones: El 12.º planeta fue el primero de ellos. Sus traducciones e interpretaciones provocaron muy diversas reacciones. Según su traducción, existe en el  Sistema Solar un planeta llamado Nibiru que se acerca cada 3600 años, provocando cambios positivos o catástrofes en nuestro Sistema Solar.
Una vez traducida una parte de las tablillas sumerias asegura que se referían a una raza alienígena, que habían creado a los humanos para que trabajaran como esclavos en sus minas de África (y en otros muchos lugares de la tierra). A esta raza se le llama Anunnaki o Abbennakki, y según su traducción, los de "cabeza negra" de Sumeria fueron creados por esos seres, al mezclar las esencias de vida del hombre y las bestias, dibujando a una criatura parecida al mono como la bestiaLa gente de "cabeza oscura" fue considerada como esclavos en la jerarquía sumeria. Las tablillas sumerias se refieren a la gente de cabeza oscura, que fueron creados en una región geográfica llamada 'AB.ZU.', la cual dice que corresponde a África del oeste. Habla de que la realeza era una combinación de "Dragones" y humanos, o que eran descendientes directos del dios solar, Shamhash.
Los Anunnaki son veintitrés dioses del panteón sumerio, incluyendo a Enlil (señor de los vientos) y Enki (señor de la tierra).
A estos dioses solares se les llamaba 'Sir', o Dragones, en Babilonio. Así mismo, la palabra, 'Sir', aparentemente significa 'gran serpiente' que es relativa en sánscrito con la palabra 'Sarpa', que también describe a los "dioses dragones", quienes crearon y regían a la cultura drávida. Según Sitchin, los Anunnaki probablemente aún existan en otro plano de existencia, y aún pueden influir en la humanidad. Se especula que esa raza podían ser anfibios, reptiles o semireptiles es decir reptiles humanoides, según las descripciones antiguas. Anton Parks ha desarrollado una teoría semejante. (Datos actualizados por Wikipedia - Free Encyclopedia)


Ilustración de portada (arriba): Sísifo, óleo de Ernesto Blanco. Todos los derechos reservados por el sitio: www.artelista.com (página-web de referencia: http://www.artelista.com/obra/1282417298304847-sisifo.html)



Gustavo Aritto
1° de mayo de 2012



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